ABC.
15/12/2005.
La vida de Carlos Díez, propietario de bodega Saboreal (en
la localidad vallisoletana de Gordaliza de la Loma) dio un
giro inesperado cuando el líder de Esquerra Republicana,
Carod Rovira, formuló unas «desafortunadas» declaraciones
en contra de la candidatura olímpica de Madrid 2012 que se
tradujeron en un boicot contra el cava ampliado por la
modificación del Estatuto de Cataluña. «Iba a cerrar mi
bodega y hoy me encuentro con que triplico las ventas del
vino espumo que producimos aquí».
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Y es que el «efecto Carod», como el mismo llama a
«este fenómeno más cultural que económico» ha provocado que de
las 1.500 botellas anuales que vendiera hace dos años, pasase a
vender 3.000 el año pasado y más de 4.000 durante este ejercicio,
unas ventas concentradas en las fechas navideñas. «Tan sólo me
quedan unos estuches. Podía haber vendido otras 2.000. Ahora voy a
tomar decisiones para aumentar la producción», señala este
bodeguero que, paradojas del destino, aprendió el arte de producir
vinos espumosos en Cataluña «donde existe una gente maravillosa».
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