|
Almirante Cervera |
|
Almirante Moreu |
|
Cuando el almirante Cervera despertó a Franco
para comunicárselo (el hundimiento del crucero Baleares), el
hombre de El Ferrol revivió toda su amargura infantil del 98.
Se había perdido lo que parecía conquistado para siempre: la
superioridad en la mar. La reacción de Franco fue, no
obstante, inmediata. Ordenó a los dos cruceros supervivientes
que se reservasen; aceleró la puesta a punto del viejo
República, rebautizado como Navarra, y dispuso la formación
de un nuevo Estado Mayor de la flota, a las órdenes del
almirante Moreu, que enarbolaría su insignia en el «nuevo»
crucero, cuya «botadura» se anunció solemnemente. Moreu
buscó entre los jóvenes que pudiera replantear toda la
perdida estrategia del Mediterráneo; y recordó a un
inteligente colaborador suyo en antiguos trabajos
cartográficos en Guinea. A Franco le agradó el nombramiento
del nuevo jefe de operaciones navales: era un viejo conocido
suyo de los días de Mallorca -por carta- y de los actos de
confraternización en Canarias. Recordaba su nombre: capitán
de corbeta Luis
Carrero Blanco.
Tomado del Libro: Francisco Franco, un siglo de
España.
|