El
periódico barcelonés fundado en el año
1881
por D. Carlos y D. Bartolomé Godó a través de su larga
andadura, como es lógico, ha pasado por múltiples
vicisitudes, llegando a ser incautado por la Generalidad el 19
de julio de 1936
para convertirlo después en portavoz del Gobierno rojo -hoy benévolamente llamado republicano- de Juan Negrín, y no siendo devuelto a sus
propietarios, los condes de Godó, hasta el 26
de enero de 1939, con la liberación de Barcelona, por las tropas del
Generalísimo Franco. En la misma noche del 26, los talleres
de “La Vanguardia”, prepararon el número del día
27, un ejemplar histórico, que constaba de cuatro páginas.
Esta edición llevaba el número 22.575 y seguía en el orden
al último número aparecido antes de que el Gobierno de la
Generalidad se incautase del periódico. Las hemerotecas se
han encargado de conservar la continuidad de esa publicación
centenaria disponiendo de 782 números aparecidos entre el 19
de julio de 1936 y el 26
de enero de 1939.
El
número de “La Vanguardia”
del viernes 27
de enero de 1939,
debajo del nombre de los fundadores, figuraba: “Diario al
servicio de España y del Generalísimo Franco”. Durante los
terribles años del dominio rojo en la Ciudad Condal,
‘bautizaron’ a “La Vanguardia” -con gran sarcasmo- ‘Diario al servicio de la Democracia’ (¡¡¡).
Las
tendencias socio políticas de “La Vanguardia” han tomado los más variados rumbos, siempre según
los momentos políticos y con un descarado acercamiento al
‘sol que más calienta’. En los años anteriores a la
guerra civil, su línea era monárquica y conservadora, siendo
sus lectores preferentemente personas de clase media-alta,
universitarios, empresarios, y gentes con inquietudes culturales y religiosas.
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Una
vez finalizada la contienda, lógicamente se puso al lado del
bando vencedor, en ocasiones, hay que reconocer, incluso con
una excesiva vehemencia. Antes de la muerte del Caudillo,
empezó a ser discretamente crítica con el régimen para
pasar, una vez desaparecido el Jefe del Estado, a volver a su
etapa monárquica, para seguidamente y según el Gobierno de
turno, pasar por todas las formaciones ideológicas: centro
suarista, nacionalismo pujolista, socialismo felipista, PP
aznarista, para una vez cambiado el régimen, gracias al
salvaje atentado del 11-M, ponerse al lado de ZP y empezando
una campaña feroz contra el PP y Aznar, para proseguir con
descalificaciones, tergiversaciones y falacias contra Mariano
Rajoy, Acebes, Zaplana y todo lo que oliese a Partido Popular.
El actual director, José Antich, gran simpatizante de CiU, ha
defendido a capa y espada el Estatut de Catalunya, la Opa de
Gas Natural, las maravillas del ‘oasis catalán’, llegando
incluso a aplicar la censura, como cuando omitió los insultos
de Montilla al periodista catalán Sala i Martín, entrevista
publicada en el propio diario de los Godó, pero con la
mutilación de los párrafos de los mencionados insultos. Más
grave aún fue la censura que “La Vanguardia” efectuó al Foro de
Ermua al negarse a publicar un encarte sobre el ‘Manifiesto
por la Unidad de España, por la Igualdad y la Solidaridad
entre todos los Españoles’, suscrito por cerca de treinta
organizaciones cívicas de diversos lugares de España, texto
del que se les habían suministrado ya 170.000 ejemplares al
periódico dirigido por el impresentable José Antich. Ante la
negación a efectuar el encarte, respondió el Director de “La Vanguardia”, que se debía a que el Manifiesto en cuestión
“faltaba a la verdad”...
Aún
‘faltando a la verdad’, el Manifiesto fue encartado en los
diarios: El Correo, el Diario Vasco, El Mundo, La Razón y
ABC.
Otra
obsesión del rotativo barcelonés es poner de chupa de dómine
al Generalísimo Franco, dando la sensación de que no pueden
vivir sin él. Hay un ‘junta palabras’ llamado Josep María
Soria, que haciendo gala de una inquietante ignorancia sobre
el llamado ‘anterior Régimen’, emborrona las páginas con
una serie de despropósitos históricos que hacen temblar el misterio.
Es
un tema tan reiterativo que produce hastío, ya que aprovechan
cualquier motivo, que no viene a cuento, para descalificar,
insultar, vituperar, injuriar y recriminar a Franco.
Nada
tiene que ver, por ejemplo, con las palabras que con ocasión
del fallecimiento del Generalísimo Franco, profirió D.
Carlos Godó y Valls, Conde de Godó (1899-1987) padre del
actual propietario de “La Vanguardia”:
“La profunda emoción que siento por la pérdida del
Caudillo de España, Generalísimo Franco, viene
condicionada por la obra extraordinaria que ha cambiado
radicalmente a España en unos pocos años, si bien
personalmente aumenta, por los sentimientos de amistad que
me había siempre demostrado y que venía ratificada por el
nombramiento con que he sido honrado en dos ocasiones como
procurador en Cortes de designación directa del Jefe del
Estado. Es difícil en unas pocas líneas, dar una idea de
lo que ha representado el Caudillo en la vida de España,
porque en cualquier orden que se considere, vemos el
progreso inmenso que han representado estos años en los
cuales nuestro país ha pasado de ser una nación de segundo
orden a situarse junto a los países más industrializados y
de mayor rango cultural. Con lágrimas en los ojos he
escuchado esta mañana la alocución de nuestro presidente,
don Carlos Arias Navarro, quien, visiblemente conmovido, nos
ha leído el último mensaje de Franco y no solamente yo,
sino las personas que estaban a mi lado, no han podido
contener la emoción que la lectura les ha producido. Me
siento orgulloso de pertenecer y formar parte de la España
de Franco. Y, en el tiempo que me quede de vida, he de
recordar siempre la fecha histórica del día de hoy para
todos los españoles, a cuyas plegarias uno las mías por el
eterno descanso del alma de nuestro querido Caudillo”.
ARRIBA
Con
fecha 1
de octubre de 1959,
y con ocasión del ‘Día del Caudillo’, el rotativo
barcelonés “La Vanguardia Española” publicó unas
importantes manifestaciones de Su Excelencia el Jefe del
Estado al entonces director del diario Luis de Galinsoga.
En
esta fecha se cumplía el XXIII aniversario de la exaltación
del Generalísimo Franco a la Jefatura del Estado.
ARRIBA
L de G.
Mi general: en este aniversario de su elevación a la Jefatura del
Estado y dados los sucesos importantes que han tenido lugar en
estos días de colocación del “Lunik” en la Luna y de la
visita de Kruschev a América, ¿quisiera darme su opinión
autorizada sobre estos dos acontecimientos?
Franco. No se puede negar que los dos hechos persiguen un
mismo fin propagandístico que puede engañar e influenciar a
los espíritus menos avisados.
La
llegada a la Luna del cohete ruso encierra evidentemente un
alto valor científico, aunque en su mérito hay que
discriminar lo que es realmente ruso de lo que no lo es y lo
que en ello puede apuntarse el comunismo o suceder a pesar del
comunismo.
Las
primicias de la técnica de los cohetes es su versión moderna
son, sin discusión, obra de los científicos alemanes. Sobre
la experiencia de las “V” alemanas se levanta todo el
progreso posterior.
En
el saqueo que Rusia hizo de los países invadidos ocupó el
primer puesto la captura de los científicos alemanes y de sus
laboratorios, que fueron trasladados a Rusia, y que, según
las estadísticas recientemente publicadas, más de la mitad
de los apresados continúan trabajando en territorio ruso. El
que con tales elementos técnicos y profesores haya podido
lograrse el éxito del “Sputnik II”, si bien dice mucho a
favor del aprovechamiento por Rusia, no permite, sin embargo,
el otorgarle la gloria.
Los
descubrimientos y conquistas científicos son hijos del
ingenio y de la inteligencia humanos, cuyo mérito está en el
Creador que los otorga; contribuye a ello en los tiempos
modernos el trabajo en equipo y la organización de la
ciencia, y en este aspecto es precisamente el comunismo el que
durante más de treinta años ha venido ahogando el
florecimiento de sus inteligencias con la persecución sistemática
de los intelectuales, negándoles terminantemente la libertad
de la inteligencia. Tuvieron que apercibirse en la última
guerra los soviets de su gran atraso y ser sorprendidos con
los acontecimientos de las “V” alemanas y de las
explosiones nucleares de Hiroshima para convencerse de que sus
fines imperialistas y de dominio universal peligrarían si no
les acompañaba un avance científico. De aquí su
apresuramiento en rectificar su obra anterior, apresar científicos,
fomentar vocaciones y recuperar el atraso. Es la eficacia de
un plan en un país en que todo está subordinado a un
objetivo imperialista y de dominio universal.
Sería
pueril negar el progreso en poderío que Rusia alcanzó en
estos años, pero este avance se obtuvo de diez años a esta
parte como consecuencia de los sucesos aludidos y de haberse
saqueado media Europa, tras cuarenta años de esfuerzo y de
haber pasado su pueblo por esclavitud, por hambres y miserias.
Lo que de eficacia se presenta como consecuencia del comunismo
no es del comunismo precisamente, sino los resultados
naturales del mantenimiento del principio de autoridad, de la
disciplina, del orden y de la racionalización.
Sus
fracasos en otra clase de campos, como el agrícola, en las
pequeñas manufacturas y bienes de consumo, al cabo de casi
medio siglo, todavía están a la vista.
ARRIBA
L de G. Y sobre la estancia de Kruschev en Norteamérica, ¿qué podría
decirme, mi general?
Franco. Conocemos realmente poco las interioridades de la política
rusa para poder concretar. Sin embargo, mirando desde el punto
de vista de la tensión existente de Rusia con el Occidente,
de los peligros que esa tensión encierra y de las gravísimas
consecuencias de una guerra, que seguramente tendría como
corolario la destrucción de la vida en amplísimos sectores
del mundo, toda toma de contacto con el enemigo es siempre
conveniente, si se aclaran posiciones y sabemos realizarlo sin
menoscabo de nuestro espíritu y fortaleza. Y esto parece que
se ha conseguido, pues el pueblo americano ha podido darse
cuenta del estado de ánimo del que hoy es el más genuino
representante de los soviets. Los dos caracteres más acusados
del comunismo son el fanatismo y el imperialismo y Kruschev se
manifestó como tal. Como fanático, esgrimió ante Occidente
aquello de que puede alardear: “sputniks”, cohetes
dirigidos, submarinos y bombas de hidrógeno. Hermosos
argumentos imperialistas para defender una paz rusa.
L de G. Entonces ¿Cree Vuestra Excelencia que en los soviets no ha variado
nada?
Franco. No. El que los fines de Rusia no hayan variado no
quiere decir que no se observen cambios en su situación
interna. La muerte de Stalin y la eliminación de Beria y
Malenkov son hechos de gran trascendencia y que por sí mismos
constituyen un suceso harto importante en la vida política de
Rusia. El nombramiento de Kruschev y sus acusaciones públicas
e inmediatas contra Stalin y el culto de la personalidad, lo
destacan como principal protagonista del mando colectivo.
Ante
el peligro de un segundo Stalin se unieron en Rusia las
jerarquías del Ejército y del Partido para intentar destruir
para el futuro la dictadura terrorista policíaca en que bajo
el mando de Stalin había discurrido la política comunista.
Kruschev no tiene ya el poder de Stalin; lo que él
personalmente decide tiene ya menor importancia. Lo
trascendente es lo que acuerda la Convención del Partido
constituida por el Politburó. Kruschev es sólo el ejecutor de una política. Esto explica
que cuando obra personalmente tenga muchas veces que
rectificarse.
L de G. En su opinión, mi general, ¿es probable una posible evolución de
Rusia?
Franco. Todo lo que se estanca y no evoluciona según las
necesidades de los tiempos está llamado a sucumbir. El
estancamiento en política suele ser fatal. Lo que ocurre en
Rusia es que, en un pueblo que lleva cuarenta años
esclavizado bajo una tiranía terrorista policíaca y que se
mató el espíritu de libertad, la evolución forzosamente
tiene que ser lenta si no viene de arriba. Los cambios a que
Rusia se vio obligada, la creación de aristocracias, como la
de los comisarios, generales, altos burócratas, sabios e
investigadores y la destrucción o cuanto menos disminución
del terror policíaco y los contactos con Occidente,
evidentemente han de influir el futuro de Rusia, aunque, como
digo, las características en que Rusia ha vivido hagan la
evolución extraordinariamente lenta.
ARRIBA
L de G. ¿No cree que a Rusia
le interesa la paz tanto como al Occidente?
Franco. Evidentemente,
pero la paz para el Occidente descansa en la libertad de sus
pueblos, y la de Rusia, en el aherrojamiento de doce naciones.
A Rusia le interesa la paz entre los poderosos y a Occidente
la paz para todas las naciones.
Saben los
soviets que la agravación de la tensión con Occidente podría,
con un incidente de fronteras, en la mar o en el aire,
arrastrarle a una destrucción mutua que acabaría para
siempre con Rusia y con el comunismo. Y esto en ninguna forma
les interesa. Su verdadero provecho lo encuentra en la guerra
fría y utilizando sangre ajena, con el fomento de la subversión
y de las diferencias entre las pequeñas naciones, minando con
sus agentes la paz interna de los otros países, patrocinando
la extensión de un comunismo subordinado para aherrojar cada
día más pueblos. Y de esto es de lo que el Occidente se
defiende peor.
En esto están
las armas principales que el comunismo no abandona.
ARRIBA
L de G. ¿Y
no puede suceder que el retroceso que se observa del comunismo
en Europa y las diferencias surgidas con otros países
comunistas pueda influir e imprimir carácter a la nueva política
de Rusia?
Franco. Desde
luego, puede haber cambio de táctica, pero sin perder de
vista sus fines. El fanatismo de los dirigentes rusos no les
permite renunciar a su quimérico sueño de dominación
universal. Hoy el problema más difícil que se presenta es el
de la China de Mao Tse Tung. Lo acusa en parte el viaje de
Kruschev, inmediatamente a su visita a Washington, para
tranquilizarles. Las diferencias ideológicas que empiezan a
surgir entre China y Rusia se acusan cada día más
claramente. Mao Tse Tung se considera el segundo de Stalin y
los ataques a su ídolo no los ha perdonado. El régimen de
China es estaliniano y no acepta las modificaciones
heterodoxas de Kruschev.
Mao cree que
China necesita por muchos años el terror político. La
creciente demografía china y su amplia frontera crea para
Rusia el problema más grave. La grandeza y el imperialismo
del pueblo chino empiezan a constituir una pesadilla. El
recelo mutuo es hoy una realidad. Sus políticas aparecen a
todas luces desconectadas; mientras Kruschev sonríe en los
Estados Unidos, Mao ataca a Laos.
L de G. Sin
embargo, el poder de subversión y captación del comunismo
entre los pueblos parece seguir siendo grande fuera de Europa.
Franco. Cierto.
El comunismo es más peligroso cuando no se le conoce. Europa
vive muy cerca de Hungría, de Rumania, de Polonia, Bulgaria,
Alemania oriental y los Estados bálticos para conocer lo que
es el comunismo por dentro. El plebiscito diario del éxodo de
Berlín oriental al occidental, que tanto enerva a los soviets,
es la mayor demostración de la repulsa que en todo ser
civilizado el comunismo provoca.
La gran
capacidad de propaganda y la actividad de sus agentes para
explotar el descontento y las disensiones en el interior de
los pueblos encubre las realidades del comunismo. Así,
mientras fuera de su nación provoca huelgas y paros que
aniquilan la economía de los otros países, en Rusia mantiene
una disciplina de hierro y el “stajanovismo” más rígido
entre sus obreros; mientras fomenta un espíritu de libertad y
de independencia contra las naciones protectoras en los
pueblos primitivos y atrasados, mantiene bajo su dictadura
terrorista policíaca doce países civilizados europeos, cuya
independencia les arrebató; levanta en Europa la bandera de
su paz y alimenta la guerra en Asia, en África y en otros
diversos lugares del mundo.
ARRIBA
L de G. ¿Qué
medios cree Vuestra Excelencia más eficaces para luchar
contra el comunismo?
Franco. El
comunismo es una acción política y sólo puede lucharse
contra él con eficacia a través de otra acción política.
Si su fuerza está en lo político es necesario destruir esos
mitos que su política encierra y que engañan y arrastran a
las gentes. Es preciso dar a conocer sus verdaderas
realidades. Y si es con la bandera de lo social con lo que el
comunismo arrastra a las masas, hay que oponerle otra bandera
más eficaz y trascendente que la supere. Si el comunismo
ofrece el logro de lo social con la muerte de lo espiritual y
de la libertad, hemos de oponerle una justicia social bajo el
imperio de lo espiritual y de las libertades compatibles con
la autoridad, el orden y la justicia.
El pretender
estancar la política en un criterio siglo XIX es condenarse
evidentemente al fracaso.
L de G. ¿No
cree Su Excelencia percibir una orientación de los
principales países en este sentido?
Franco. Algo
hay, pero vergonzante y a regañadientes, queriendo mantener
viejos tinglados en muchos aspectos ruinosos y los residuos de
un capitalismo en bancarrota.
ARRIBA
L de G. Mi
general: ha sido Vuestra Excelencia el primero que ha
planteado ante Europa hace quince años la necesidad de la unión
de las naciones de Europa frente a los nuevos peligros que la
amenazaban. ¿Está satisfecho del avance realizado en este
sentido?
Franco. Algo
es algo, aunque relativamente poco lo logrado. En general las
naciones pretenden la unión sin sacrificios, esperando cada
una sacar más ventajas de la unión y sin tener en cuenta el
interés de los otros. Muchas veces los intereses de partido
vienen predominando sobre los intereses de la patria, que se
sacrifican a aquellos egoísmos. El camino es evidentemente
largo y penoso y necesita de tiempo para consolidarse. En el
servicio a esta unidad de la Europa occidental, España viene
poniendo los mayores esfuerzos. La entrada de nuestra nación
en los organismos internacionales, recientemente alcanzada, es
una prueba de nuestra buena voluntad en la materia. La unión
de Europa puede ser el factor más decisivo para la paz.
L de G. Y
volviendo los ojos a España, hemos leído las cifras que
Vuestra Excelencia ha dado de los aumentos
alcanzados por la producción española en la industria y en
la agricultura. ¿No cree Su Excelencia que sería conveniente
que sean concretados y divulgados, ya que nada puede demostrar
más nuestro progreso?
Franco. Me
parece muy bien y se darán a la Prensa, aun salvando la
aridez de estas materias. La cifra de los 1.500 millones de dólares
de aumento de producción se refiere al aumento líquido, una
vez deducido lo que representan materias primas importadas,
patentes y otros productos básicos ya existentes. Se trata,
por tanto, de aumento real en la economía y de ahorro de
divisas. La cifra aumentaría considerablemente si se contasen
las pequeñas industrias de manufacturas y la de inmuebles. Y
por cuanto a la pesca se refiere, el haber duplicado las
capturas y haber alcanzado el millón de toneladas representa,
a precios en lonja muy moderados, más de tres mil millones de
pesetas, parte integrante de las cuales se dedican a la
exportación.
Y como España
sigue su marcha progresiva, todos los años se incorporarán
al acervo nacional nuevas e importantes producciones.
ARRIBA
L de G. Sin
duda conocerá Vuestra Excelencia que ha habido quienes, por
las restricciones inherentes al plan de estabilización, se
preocupan pensando que disminuyese el ritmo de este progreso.
¿Puede suceder algo de esto?
Franco. Se
comprende que los que desconocen estos problemas pudieran,
antes de ser explicados, abrigar temores, pero no al conocer
las realidades del plan. La estabilización la estamos
persiguiendo desde hace veinte años, y precisamente para ello
se ha planeado el aumentar la producción del país para
hacerla posible sin que disminuyese el ritmo de nuestro
progreso. Era a toda costa necesario el crear las condiciones
para poder nivelar nuestra balanza de pagos con los menores
sacrificios del pueblo español. Y alcanzadas las producciones
actuales, la estabilización se hizo posible.
Las medidas
para la estabilización no rebajan el ritmo de la marcha, sino
que lo regulan, evitando que se dispare arrastrándonos a la
inflación y estableciendo un orden de urgencia en las
inversiones a la par que se combate la especulación.
La liberación
que algunos sectores productores temen es consecuencia de
nuestra presencia en Europa y en el mundo. Y aunque, en
general, los productos liberados no tienen competencia
interior y están sujetos a arancel aquellos otros que
compiten con nuestras producciones y pudieran venir primados,
existe un segundo arancel para defenderse del “dumping”.
Los españoles
tienen que considerar que vivimos en Europa, que con el mundo
intercambiamos nuestros productos y tenemos que colocarnos al
nivel de los mercados preparándonos para el futuro.
Tenemos la
suerte de que por las características de nuestra estructura
económica y nuestro reducido mercado exterior las crisis
generales nos afectan menos.
L de G. Otra
pregunta, mi general, si me lo permite: ¿Irá Su Excelencia
pronto por Barcelona?
Franco. Eso espero si en la primavera las ocupaciones me lo permiten, pues en esa
época son los días más largos y agradables. De todas
maneras, hágales presente a los catalanes mi recuerdo y mi
afecto.
ARRIBA
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