GUERRA CIVIL: NI PERDÓN, NI REPARACIÓN

 

Por César España R.  

Jamás han pido perdón ni acto alguno de reparación -ni lo harán- los máximos responsables de la contienda bélica española de 1936. Socialistas y comunistas, ahora denominados "republicanos" por sus defensores, crearon un clima propagandista durante la etapa 1931-1936 que desembocó en una Guerra Civil llena de muertos en uno y otro bando. Las izquierdas, unidas en un Frente Popular contra lo que ellos denominaban "fascismo" fueron fieles y sumisos servidores de una potencia extranjera, Rusia, que basó su ideología en una política de terror, el comunismo, que causó a nivel mundial unos cien millones de asesinatos y aún hoy, en Cuba, China y Corea del Norte los sigue produciendo. 

Los "intelectuales de izquierda", con cinismo desvergonzado y demagogia mienten sobre los orígenes de la Guerra Civil Española, que además de una persecución contra el pensamiento opositor (sobre todo derechistas, carlistas y católicos) fue una abominable persecución religiosa que derramó la sangre inocente de cientos de  4.184  sacerdotes diocesanos y seminaristas, 2.365 frailes y monjes además de 283 monjas, de clausura la mayoría, muchos de ellos sufriendo atroces torturas antes de su muerte martirial. Juan Pablo II ya lleva concedida la palma del martirio a varias decenas de ellos, que defendieron a Cristo hasta el final. Fue éste el mayor atropello, con tintes satánicos que jamás ha habido en la historia, incluso superando los tiempos de las catacumbas romanas en los inicios de la predicación evangélica. El "delito" de monjas y curas fue serlo, o quizá su trabajo con los pobres, en las escuelas, hospitales... pero claro, para ellos, los frentepopulistas, la religión era "el opio del pueblo". 

Pretendían aniquilar de cuajo la fe y la Iglesia de España. El papel de la masonería fue muy intenso. Los herederos políticos de aquel totalitarismo homenajean a un bando, el republicano-comunista, calumniando al otro. Perdieron la batalla en el campo de guerra pero difamando la están ganando, con la complicidad de gran parte de los medios de comunicación la guerra propagandística. La persecución no acaba. Autores documentados como Ricardo de la Cierva y Pío Moa son censurados por el poder mediático. Simplemente demuestran la verdad con papeles, lo que el sistema que padecemos no puede tolerar. La gente así desconoce los auténticos orígenes de aquel conflicto bélico que desgarró España en dos. 

Los continuadores políticos de aquello hoy siguen pretendiendo extirpar el catolicismo de todas las formas posibles. Periódicos como el ABC secuestrado por la República, Estampa o El Socialista entre otros muchos, con artículos incendiarios pedían al pueblo luchar contra los que se oponían a la instauración marxista. Las pruebas gráficas están ahí. Con la quema de conventos, obras de arte religioso y demás profanaciones, España perdió además irrecuperables obras de arte de valor incalculable. Ahora me dicen que aquellos eran defensores de la libertad y la democracia.  Y no se les cae la cara de vergüenza. El remate del tomate, vamos.

 

26 de Febrero de 2.005.-

 

 


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