UNA MUERTE ¿DIGNA? 
 
 

Por Laura Vázquez.

Me resulta imposible imaginar qué es lo que se puede sentir en la situación de nuevo “héroe nacional”, Ramón Sampedro. Debe ser muy duro encontrarse de la noche a la mañana, en una cama sin poderse mover. Insisto que no puedo imaginar lo que es, aunque por ello no se debe enarbolar banderas contra Dios, pues Dios es el que decide la hora en que nos vamos.

Otro ejemplo es el de Christopher Reeve, que ha seguido luchando y dando ánimos a todas esas personas que al igual que Sampedro, están postrados en una silla de ruedas.

El problema de hacer de una persona con depresión, un héroe es que cada vez que alguien no tenga ganas de vivir, busque la solución más simple: morir. ¿Hay que matar a un ciego porque no ve? ¿Hay que matar a un mudo porque no habla? ¿Hay que matar a una persona porque le falte un brazo? ¿Hay que matar, en definitiva, a un minusválido porque no lleva una vida normal? ¿Hay que matar a una persona del tercer mundo porque no viva “dignamente”? ¿Quién es el que decide qué vidas son dignas y cuales no? Pido al PSOE, que recuerden al Santo Job y todas las desgracias que tuvo en su vida. El también pensaba qué por qué no habría muerto, con el sufrimiento que llevaba encima. Al final de su vida, fue recompensado ¿Cómo? Con amor. San Agustín lo decía: amar y ser amado. Que vale, que es muy fácil decirlo pero es que está el ejemplo de nuestro Superman y el de Pablo Cosí (eso si que es un ejemplo de superación).

Un minusválido, como nos ha intentado hacer ver este “héroe” no es una carga para la familia, no en el sentido que él lo dice. Es verdad que un disminuido físico o psíquico, necesita otro tipo de atención pero no es una losa; te enseña cosas tan tontas como apreciar las cosas pequeñas de la vida y las ganas de superarse.

El Sr. Sampedro debería haber echo como Pablo Cosí… estudiar y colocarse en una empresa y eso que este último es un caso más grave que el de nuestro, mal llamado “héroe nacional”.

La eutanasia es un arma de doble filo. Además de querer perder la vida (con el vacío que dejas a tus seres queridos), además, alguien tiene que ser el asesino, porque por mucho que nos cuenten que es una muerte digna, es un homicidio y Dios dijo: no matarás. Además, existen antidepresivos para este tipo de gente y especialistas y recuerdo la frase que dijo Aznar en su día (y que muchos “simpáticos” le devolvieron con la guerra de Irak): tan asesinos son los que matan, como los que les apoyan.

Me duele ver que se alcen nombres de gente así, pues se resta importancia a, por ejemplo, si el día de mañana tengo un hijo minusválido, para que no sufra, le mato pues… es el resultado de una sociedad totalmente cerrada, ya que una minusválido es tan persona como cualquiera y con mejore sentimientos que muchos…

Y que piense el Gobierno de la libertad y de la tolerancia, que cuantos más abortos y más eutanasia… menos votantes para ellos… y perdón por esta ironía que no viene al caso. Solo les pido que escuchen al Papa y recapaciten.

 

2 de Febrero de 2.005.-

 

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