DESENREDANDO LA MADEJA


Conviene seguir en la labor

Uno de los ejercicios más apasionantes para entender las claves que se esconden tras el 23-F es volver continuamente sobre nuestros pasos, despejando el camino de falsas pistas, para adentrarnos sin miedo en el túnel del tiempo que nos depara sorprendentes hallazgos.

Si algo tan complejo y trascendente como el desmontaje y demolición del Estado del 18 de Julio tuvo sus lejanos antecedentes en Munich, en 1962, donde afianzaron su protagonismo para el futuro personajes que hoy están en la cumbre del Estado de las Autonomías, diseñado entonces, no resulta descabellado afirmar, y la realidad nos da la razón, que para llegar al ritmo de descomposición nacional que el mismo juicio de Campamento delata, hubo que preparar el terreno propicio con antelación. No nos cansaremos de repetir que en política, en la clase de política que padecemos, nada ocurre por casualidad. Por eso resulta tan estimulante y esclarecedor volver de cuando en cuando la vista atrás para buscar y descubrir claves reveladoras de tantos enigmas actuales.  

AQUEL VERANO...

El coronel Carlos de Meer, brillante defensor del capitán Dusmet: sus argumentos han escocido.
Retrocediendo al año 1975, varios eventos reclaman nuestra atención. Los síntomas más patentes de decadencia del régimen tienen como telón de fondo en aquel verano, precursor de acontecimientos históricos que ocurrirían meses después: La visible decrepitud de Franco abrumado ya por la evidencia de que la España que él tanto amó cruje y se cuartea sin posibilidad de apuntalamiento, carcomida por las fuerzas oscuras contra las que ya no puede luchar y cuyo dato más perentorio es la situación del Sáhara, para el que la posición «oficial» ostenta ya, sin tener en cuenta la opinión de las Fuerzas Armadas, moral de abandono... Curiosamente, el coronel Carlos de Meer, defensor del capitán Dusmet, de la DAC, asegura, refiriéndose a la retirada del Sáhara, que su defendido sintió «rabia, vergüenza y deshonor»... reproche que parece un aviso al presidente del tribunal...

España es un avispero. Los buitres revolotean sobre las inmediatas «carroñas» políticas... Los cerebros grises de Estoril reunidos en febriles coloquios «fabrican» el retrato-robot del «hombre de la transición», el que precisa el sucesor de Franco «para pasar por encima del perjurio -que se quiere eludir- de la Ley vieja a la Ley nueva», esto es, a la ruptura pasando por la continuidad. Entre los brillantes consejeros privados de Estoril, el más dinámico es un joven periodista, con acreditado «curriculum» de oposición al franquismo, Luis Maria Ansón Oliart. Dos hermanos de Ansón, Rafael y Francisco, transitan con desparpajo y singular promoción dentro de las parcelas más apetecibles del Régimen desde hace largos años, con un insólito cargo el primero: Jefe adjunto de relaciones públicas de la Presidencia (1960-1969).

Con el «transitar» de la política, llegaría al quinto Poder: Director General de RTVE. Francisco Ansón detentó los más variados cargos, desde formar parte del equipo censor de RTVE, hasta poner en marcha un programa, en colaboración, con el Alto Estado Mayor, para la Defensa Nacional, que permitiría a los hermanos Ansón relacionarse con figuras de la Milicia que luego veremos en altos cargos en la «transición».

Luis María Ansón, un periodista que influye mucho en Estoril y en ciertos acontecimientos.

Aquel verano de 1975 Luis María Ansón, discrepante del franquismo, «cerebro gris» de Estoríl, presta un gran servicio a la Corona: «diseña», «sugiere» con un año de antelación el futuro presidente de la «transición», el «instrumento» que necesita el futuro Rey de España para romper las ataduras que le ligan, legalmente, al pasado. Este joven monárquico perpetuamente en la oposición, en aquel verano y en las páginas del semanario que dirige, «Blanco y Negro», otorga el titulo de «político del mes de junio» a un eterno aspirante «a lo que sea», un «segunda fila» del régimen, que un año después haría famoso un pueblecito abulense: Cebreros.

VAN COLOCÁNDOSE LOS PEONES


  • «Rabia, vergüenza y deshonor» le produjo a Dusmet, capitán de la División Acorazada, el abandono del Sáhara, según manifestó su defensor, el coronel de Meer.
  • Esa rabia fue promovida por una amplia operación política en la que se encuentran destacados civiles y también militares.

Un «accidente estúpido» había segado una vida prometedora: la de Fernando Herrero Tejedor. Adolfo Suárez, a remolque suyo constantemente, cesa como vicesecretario general del Movimiento. Luis Maria Ansón le «insufla» nueva vida política con el homenaje que patrocina «su» semanario. En el colmo de la fantasía escribe que «si Carrero Blanco no hubiera caído brutalmente asesinado», Adolfo Suárez hubiera sido ministro en la crisis que se «preparaba» para comienzos de 1974... Los Ansón nunca echaron en saco roto los «servicios» prestados dentro y fuera del Régimen: Habría una recompensa: La dirección de una de las todopoderosas agencias de prensa del mundo y un puesto de primera categoría en la Trílateral, el triángulo «esotérico» cuyos vértices se sitúan en Europa del Norte, Estados Unidos y Japón; una élite económica y política con un poder mundial estremecedor. El nombre de Ansón, suena en el 23-F, pero es «enterrado» con un desmentido fulminante.

Volviendo a aquel verano «sintomático», la «sugerencia» de Luis María Ansón surte efecto: El consejo de Ministros del 24 de julio nombra a Adolfo Suárez (el príncipe tiene mucho que ver en este nombramiento) delegado del gobierno en la Telefónica, donde empezaría a practicar las «escuchas» que se harían famosas en los años de «transición» y en el «juicio» del 23-F; es también la época donde no deja .crecer la hierba en el camino de la Zarzuela: El futuro ha comenzado, una vez desaparecido el obstáculo... En diciembre se consuma una de las dos operaciones militares que prepararían el terreno para ulteriores sorpresas: Un general, paisano del otro «cerebro gris» de la transición, Fernández Miranda, ocupa la subsecretaría de la Presidencia, donde pueden controlarse grandes secretos; este general, Sabino Fernández Campo, otro «cerebro» en un momento clave de la transición, sustituiría a otro general en la devoción y proximidad regia, un monárquico «de toda la vida» que se haría famoso en un juicio histórico: Armada. Los peones van colocándose por los «meneurs de jeu» en una partida trágica en la que España es la gran perdedora. La otra gran jugada que quedará para más adelante es la de «colocar» al «Guti» en «su puesto» en el edificio de «semillas selectas»... Cuando Suárez sea ya presidente, hasta llegar a ser «inseparables» hasta en el ocaso... Todas estas piezas del «juego» van a tener un protagonismo singular en cada uno de los momentos clave: Cuando el señor Gutiérrez «sugiere» dividir el ministerio de Defensa en dos departamentos, abre un portillo por donde se colaría andando el tiempo un Oliart, familia de los Ansón, un banquero con mentalidad «ad hoc» para planificar un Ministerio tan vital como si fuera una entidad bancaria; un ministro adecuado a un ejército, que se quiere «profesionalizado», aséptico y «robotizado» en el que no puedan caber «motivaciones» de patriotismo, «obediencia debida» o «estado de necesidad» a la hora de elegir entre la defensa de España o la defensa de la norma constitucional; y que pueda decidir con omnipotencia hasta para «hospitalizar» e «incomunicar» a quien puede «estorbar» los «planes»: Dicen que el «paciente» obligado aún continúa preguntándose por qué tantos «cuidados» para una antigua úlcera; «pero qué hago yo aquí que no estoy donde debiera estar»... Parecen totalmente métodos «sovietizados». ..

APARECEN LOS CASINELLO

En todos los momentos clave de la «transición» sobresale un personaje que circula por los estratos subterráneos pegado a pespunte al tejemaneje de Adolfo Suárez: Andrés Casinello, de los «servicios secretos» de Presidencia, ya desaparecidos, para ser sustituidos por el «complejo de semillas», metido también en el CESID del señor Gutiérrez... Curiosamente éste es el enviado a parlamentar con un Tarradellas, todavía en el exilio, que, sorprendentemente seria el primero que en la España de las nacionalidades hablaría desde su confortable «ostracismo», con voz «autorizada», de la conveniencia de dar «un golpe de timón»... Este Casinello, hermano de otro Casinello de la sección logística de Paracaidismo, (entonces ambos comandantes) estuvo también detrás de todo el montaje para el reconocimiento del PCE; detrás también del «seguimiento» de la «operación Galaxia». Extrañamente desaparece su «pista» en el montaje del «contragolpe» y aparece Cortina... con un extraño pasado en el que se mezclan actividades de «instructor» de grupos castristas (ya teniente de Infantería), usando nombre supuesto de «Restarazu», colaborador con su hermano Antonio, de un personaje no menos extraño, Fernando Cadarso Preciado, uno de los testigos que luego no compareció en el 23- F, Y Esteban Sierra Muñiz relacionado con la organización Tercera República, que, curiosa coincidencia, estuvo implicada en el atentado contra Cubillo, el cabecilla del MPAIAC, del que se confiesa responsable un murciano, Espinosa Pardo, uña y carne de otro murciano, el presidente del Consejo Regional, de no menos turbio pasado... y que comió con Armada en diciembre de 1980 por motivo de una finca de su mujer, (la de Armada) sita en Algezares... Los hermanos Cortina tienen relación a su vez con GODSA y ASEPROSA, empresas conecta- das con Alianza Popular de Fraga, el Fraga-Frégoli de las misteriosas ausencias oportunas en fechas clave, el Fraga que sólo protesta a las nueve de la mañana del 24 de febrero, porque -tal vez- lo que se «esperaba» no ha lugar... Son demasiadas coincidencias alucinantes...

El CESID está detrás «de lo de Carrero», en «lo de la Galaxia» y en «el 23-F». Resulta demasiado sospechoso, y más parece un instrumento al servicio de los enemigos de España que de los intereses de España. Sólo con su «mediación» se explica el fracaso del 23-F, el éxito, por contrapartida, de la intervención de Tejero para parar el verdadero «golpe»... Yo me pregunto todavía ¿qué papel jugaba Casinello? ...

¿Puede resultar raro que con todos estos elementos dispares y contrapuestos, mezclados, se pueda preguntar Ángel López Montero, defensor de Tejero, con la historia en la mano, que quién es capaz de tirar la primera piedra. ¿Puede sorprender que el codefensor del teniente coronel Más, ese magnífico y leal prototipo del ayudante de campo, afirme «que la defensa de la soberanía de la Patria exige que los Ejércitos estén dispuestos a defenderla, INCLUSO DE LOS REPRESENTANTES DEMOCRATICOS»?..

Es evidente que Tejero, y en cadena, a excepción de tres, todos los principales protagonistas del 23-F que se sientan en el banquillo fueron utilizados. ¿Por qué y por quién? Es una incógnita que tiene vocación de cometa... FUE URDIDA UNA GRAN TRAMPA... A mí no se me olvida que Manchado me dijo en Alcalá que detrás de todo, moviendo los hilos, estaba la Masonería...

«SOBRAN LOS QUE ESTÁN y FALTAN LOS QUE  SON»...


  • No se ha explicado bien, a estas alturas, el papel que han jugado los hermanos Casinello.
  • El CESID, a través de sus actividades, más parece, en algunos momentos, un instrumento al servicio de los enemigos de España que de los intereses de nuestra nación.
  • Feroz campaña de prensa contra los abogados defensores de la mayoría de los encausados, en especial a cargo de «Diario 16»

Asusta pensar que todas las voces que intentan descubrir la verdad van a quedar ahogadas por riadas de palabras tergiversadoras de los hechos; que este sumario, como un guadiana jurídico brota caudaloso en miles de folios pero quedan ocultas discurriendo por corrientes subterráneas, las auténticas fuentes cristalinas de esa verdad que, desesperadamente, tratan de sacar a la luz la mayoría de los defensores de los encausados en el 23-F. Difícil, arriesgada y vana tarea la de estos hombres, lumbreras del foro en su mayoría, sorprendentes revelaciones de jóvenes andaduras por estos vericuetos de la Justicia, en otros casos, pero todos luchando contra la zancadilla, la presión, la amenaza velada o expresa de la clase política empeñada en que «el juicio» machaque de tal forma a las Fuerzas Armadas, que arranque de raíz para el futuro cualquier nueva tentación «reconductora»... Y encima, teniendo que aguantar las continuas llamadas al orden del Tribunal que interfiere con harta frecuencia en la legitima y noble tarea de la Defensa.

Sorprende a este respecto que don Antonio Pedro Rius, ilustre trilateralista y Decano del Colegio de Abogados de Madrid, que se muestra tan circunspecto en cuanto al 

sumario del 23-F dando a entender que si no hubiera premisas democráticas la vista no discurriría por unos cauces tan amplios de libertad de expresión -siendo notoria la constante interferencia del presidente del Tribunal cuando se le «desmandan» los defensores en el ejercicio legal e su función-, dijo en una intervención en RTVE en un programa de Iñigo, a tenor de su aceptación como defensor del drogadicto que robó en su casa solariega de Reus, que , «la defensa debe exponer, para matizar las motivaciones de una acción contra la Ley, las circunstancias concurrentes y circundantes que han llevado al acusado a cometer tal acción», Al parecer lo que sirve para un enfermo inducido por la droga a una vida de delito, lo que sirvió para alzar en un pedestal de héroe popular a un vulgar «quinqui» tristemente famoso, elevado a conferenciante ilustre, LA CIRCUNSTANCIA, no sirve, o tratan de que no sirva de argumento legítimo a unos hombres patriotas que intentaron, en virtud de unas circunstancias adversas para la Patria, tratar de «reconducirla», en razón de lo que creían deseo regio, por caminos más estables y acordes con su tradición y con su historia más excelsa.

Por ello resulta todavía más admirable el valor de estos hombres de la Defensa que pese a tantos obstáculos no se arredran en el cumplimiento de su misión, incansables paladines de la verdad. Igual cabria decir de esa nueva figura (que no gusta al señor Pedro Rius y en cambio quizá aceptaría al Jurado) del codefensor, de tan brillantes y gallardas actuaciones en este juicio. Entiendo que pese a las dificultades que entraña su tarea, es hermoso y pienso que debe resultarles en cierto modo fácil defender a unos hombres que tienen por divisa el honor y el amor a España entre otras muchas y altísimas 'virtudes. Las defensas de Abad, Muñcas, Álvarez Arenas, Carricondo y Dusmet, tres oficiales de la Guardia Civil y dos de la Acorazada: En los unos la «obediencia debida», por sobre cualesquiera otro interés personal, como es el caso del capitán Abad que tenía ya el pasaporte para un curso en el extranjero: su concurso era necesario y no lo pensó dos veces cuando se lo pide Tejero. Luego, es el que tras largas horas de angustiosa espera comunica a Tejero que «por fin la autoridad militar ha llegado». a la vista de Armada. Los otros dos oficiales de la Acorazada, que se apuntan generosos al gesto noble de su jefe inmediato, Pardo Zancada, «un hombre de una pieza» que siente rabia y vergüenza del abandono o la traición a la Guardia Civil que manda Tejero en el Congreso. Actitudes, gestos, que pasarán con sus protagonistas a la historia del 23-F. Y estos hombres que les defienden que, como Solón, porten sabiduría, poesía y belleza literaria suavizando la fría letra de la Ley. No dejo de comprender por otra parte el difícil papel de unas defensas cuyos patrocinados han tenido en el 23-F un oscuro cometido, que, además, para mayor desdoro, niegan tozudamente. Así, por muchas filigranas y filtirés jurídicos que se empeñe en hacer el defensor de Gómez Iglesias, no tiene otra salida que recurrir «a la falta de pruebas», a falta de otros argumentos. No vale negar simplemente ante testimonios abrumadores. Si Tejero no habló de Gómez Iglesias en las primeras declaraciones, es porque éste no fue arrestado hasta mucho después que Tejero, y Tejero no es capaz de traicionar a un amigo. Cuando lo siente unido en su suerte ad- versa, espera todavía a que hable de «motu propio». Gómez Iglesias, el amigo, niega toda conexión con Tejero. Ante la traición, Tejero habla sin miramientos ya: Y dice la verdad. Caiga quien caiga.

Es oportuna y necesaria la advertencia que en su magnífica defensa de Abad hace el general Aguado cuando apela al Tribunal para que no olvide el fallo de Dios y de la Historia; sobre todo, cuando advierte a los señores consejeros que los enemigos de España «quieren que seáis los miembros de esa orquesta ya tramada y cumpláis una misión amañada y al antojo de esa política democrática, que traducida en términos tácticos significa, en fin, haceros responsables de la condena de unos honorables militares creando la división del Ejército». Pero lo que más me ha impresionado, porque refleja exactamente la verdad, es su frase última al pedir la absolución: «convencido de que en esas sillas que frente al Tribunal ocupan los procesados sobran los que están y faltan los que son»...

OTRAS DEFENSAS ILUSTRES


  • Tejero guardó el «secreto» de Gómez Iglesias celosamente, y sólo cuando vio clara la traición rompió el silencio cayese quien cayese.

De antología también es la de defensa Segura Fern, sobrino del cardenal, apelando a la justicia divina del Señor de los Ejércitos. Le recuerdo cuando me lo presentaron aquel día que conseguí una entrada de dos horas en la Sala de Campamento, con sus cabellos blancos, su fuerte anatomía, sus cejas pobladas, la mirada enérgica y la voz tronante y la toga que le hacía majestuoso... Su alusión a la JUJEM... y llama a Camicondo, el teniente bisoño, «convidado de piedra»; más eran convidados de hambre, allá arriba, en el patio de prensa, y un vaso de leche, en 18 horas.

Antonio Pedrol Rius: palabras que hay que subrayar.

Me quedé sin conocer a De Meer, a quien unos amigos comunes querían presentarme. Sé que tiene larga estatura y largo y ancho el corazón. Desde la cobardía ambiente, desde el agallinamiento general, yo me descubro ante este coronel con nombre extranjero y españolísima gallardía: Ahí va su andanada contra los que quieren envolver en papel de plata tanta debilidad, tanta hipocresía, tanta milicia cuadriculada con mentalidad de contable al detalle, mientras las fuerzas del frente popular avanzan sin apenas una voz ni una actitud de rechazo. Es ese «estado de necesidad» urgente, dice De Meer el sentido trascendente de la Patria amenazada, el que movilizó voluntades; y el de vergüenza y rabia el que movió a Dusmet (tuve el privilegió de escuchar la repetición de su juramento, aquel día memorable para mí, en que conseguí una invitación para el palco de la Historia) el 23 F, fracasada la «operación Tejero, a seguir a Pardo Zancada, en su gesto solidario con la Guardia Civil».

  No sé si escapará indemne De Meer después de esta «conferencia política», según la definición del presidente del Tribunal, en la que no deja títere con cabeza. De Meer arremete sin miedo contra las vaguedades de una Constitución tan «sabiamente» elaborada que sin quitarle una tilde puede parecerse como una gota de agua a otra, el artículo 2, al artículo 70 de la Constitución vigente en la URSS... «Hay artículos de la constitución que son un verdadero ejemplo de nacionalismo disgregador»; o aquello: «el que asegura que la disciplina es la mayor virtud del Ejército nacional se equivoca, porque existen valores superiores, como su predisposición a defender a la Patria. La disciplina puede ser la mayor virtud en un Ejército mercenario, o en una guardia pretoriana, pero no en un Ejército nacional»... O «El Ejército debe depender del Rey o el Jefe del Estado»... Siento muchísimo no tener a mano el texto íntegro de esta intervención, que merecería un comentario mucho más extenso, porque se circunscribe a los deberes estrictos de un militar, ante la Patria en peligro, desde la óptica de un militar «en activo», de hoy, de ya mismo. No de un «nostálgico». Y además sin «tergiversaciones» interesadas, sin «interpretaciones» democráticas... Se ha atrevido a decir mucho De Meer, y no se lo van a perdonar. y así como ha dicho que Dusmet «sólo es valor y futuro», de De Meer se puede admirar su valor; pero yo apostaría muy poco por su futuro militar... a pesar de ser número uno de promoción y de muchas otras cosas, después de su hermosa y arriesgada defensa. Habida consideración de que vivimos en la peor de las tiranías: La que sólo permite, sin castigar el ultraje, a un genocida, en desahogo electoral, gloriarse de «quién nos iba a decir hace cinco años que iban a estar en el banquillo de los acusados los que están hoy». Efectivamente, como ha dicho muy bien el general Aguado: «sobran los que están y faltan los que son...»

Herminia C. de VILLENA

Fuerza Nueva. Nº 802 Del 22 al 29 de mayo de 1982


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