«ES FÁCIL LUCHAR CUANDO SE SIENTE...»


 


Todo sobre la comida del 10 de enero de 1981 en la Capitanía General de Valencia.


 

Leyendo las declaraciones del teniente general Miláns del Bosch he recordado este lema. Precisamente lo lleva en la metopa la corbeta «Infanta Cristina», cuya entrega se efectuó en Cartagena el lunes 24 de noviembre de 1980, fecha y acto en que Miláns recuerda haber insistido cerca del Rey, y con Su Majestad personalmente en el almuerzo que siguió a la ceremonia, sobre una entrevista que tenía solicitada con anterioridad. El ilustre militar asegura que el Rey le prometió que «se lo diría a Sabino» y que éste le telefonearía para comunicarle el día; pero que nunca recibió esa llamada, y por tanto, la entrevista con el Rey no se realizó.

Haciendo un inciso, y al hilo de los recuerdos, me ha venido a la memoria que la corbeta «Infanta Cristina» había sido puesta a flote otro lunes, 25 de abril de 1977. Asistieron a la ceremonia los Reyes y la Infanta, que estrelló una botella de champán en el casco del buque que amadrinaba. Era entonces capitán general del Departamento Marítimo el almirante Elizalde, devenido demócrata a juzgar por las complacencias con que recibió al socialista Múgica Herzog en ocasión de una visita a la Zona Marítima cuando era presidente de la Comisión de Defensa del Congreso y prometía aquello de «ahora van a estar los militares mejor pagados que nunca», quizá con la intención aviesa de intentar comprar silencios.

  • Tejero no podía desconfiar de Gómez Iglesias, porque era de la Guardia Civil y le había tenido a sus órdenes en la Guerra del Norte.
  • El comandante Cortina fija la fecha de la «operación Congreso» porque la del 20 había sido desestimada con anterioridad por Tejero, dadas las razones del permiso de fin de semana.
  • El «hombre de gris» padece ahora amnesia total. No recuerda nada. Una gigantesca esponja ha borrado cada detalle, cada palabra, que, en cambio, recuerda Tejero como si se los hubieran grabado a fuego en la memoria.
Faltaban casi dos meses para las elecciones del 15-J, una incógnita preocupante. Hubo en el programa, una hora perdida, en la que el Rey se reuniría con los mandos del Departamento, y se pensó que la Reina departiese con las señoras en el Club Naval de Tentegorra. El 15-J se avizoraba ya amenazante. De pronto se me ocurrió trasladar a la Soberana la pregunta que me rondaba insistente el pensamiento: «Majestad, si usted fuera una mujer corriente y moliente, ¿por quién votaría en las elecciones próximas? Ni siquiera pensé que pudiera incurrir en falta de respeto. Recuerdo que las señoras de Elizalde y Pery (aquel inefable almirante que ya no se acordaba de saludar, que fue exhumado a toda prisa de la reserva para taponar el hueco dejado por la dimisión tardía de Pita da Veiga y que nadie quería ocupar) se quedaron mudas de asombro ante mi osadía. Doña Sofía, con toda naturalidad, aunque quizá algo sorprendida, se echo a reír. 

Tengo grabado en cinta aquella risa y aquel breve diálogo, entre la mujer de militar, preocupada por España, y la Reina de España: «Qué pregunta... qué pregunta... -repetía- por el bien de España, por el bien de España»... Comprometida respuesta que siempre recuerdo en los momentos clave... Como recuerdo que en el relato que hice de la inesperada entrevista, publicada en «El Alcázar», aludía «a esta mujer a la que Franco hizo Reina de España», lo que, pese a ser una gran verdad, escandalizaría a no pocos.

Cogiendo de nuevo el hilo desde el principio de este comentario, en el juicio histórico que se celebra en Campamento, resalta algo que hasta al español más frío habrá de conmover: Las grandes dosis de patriotismo, de valor, de desinterés y de hombría de bien que rezuman los testimonios de ese puñado de hombres que se lo han jugado todo a una sola carta, sin contrapartida, por salvar a España. «Ex abundan tia cordis»... abundancia de corazón. Un corazón grande, generoso, abnegado, fuerte, el de esos hombres del 23-F que dicen con la cabeza alta que sí, que a la hora de la verdad, se pusieron del lado de España, sin arrepentimientos de última hora, sin cobardías, ni traiciones... para hacer eso que hicieron se necesita tener... mucho corazón.

ES FÁCIL LUCHAR CUANDO SE SIENTE

El lema de la metopa de la «Infanta Cristina» fue tomado de una frase de San Lucas: «Ex abundan tia enim cordis os loquetur». Trasladada a la corbeta quedó como una divisa de valor: «Ex abuntantia cordis proeliari facile est», que traducida libremente podría decir: «Es fácil luchar cuando se siente», cuando se tiene abundancia de corazón y se pone amor, desinterés y valor en la empresa, todo resulta fácil de sobrellevar, hasta la derrota asumida con dignidad ejemplar y hasta heroica... Por eso, entre tanto derroche de gallardía, entre tanta figura que se agiganta día a día: hasta el mito, resulta, por contraste, cada vez más pequeña, más mediocre, más desprestigiada y devaluada, esa sombra patética que se obstina en negar evidencias, que no tienen asidero en esa defensa desesperada, encastillada en la negativa contumaz y pasmosa ante testimonios numerosos e irrefutables; que soporta el vacío a su alrededor y las miradas acusadoras de sus compañeros embarcados en la misma nave cuyo mando asumió y a los que ha dejado abandonados y, lo que es más penoso, con los que niega hasta el paroxismo cualquier tipo de conexión antes del 23-F...

De la apasionante lectura de testimonios orales de estos últimos días, hay varios sorprendentes hechos que resaltan de entre  el espeso boscaje de palabras dándole un enfoque verdaderamente clarificador al proceso. Ya dije en mi comentario anterior que surgía de entre la maraña de datos con luz propia, un personaje clave, aparte de Armada: Cortina. Este comandante cobra una importancia enorme a partir de una fecha: El 21 de febrero, de entre las sombras del decorado que conocíamos emerge, inesperadamente, este hombre, al que pone en relación con Tejero Gómez Iglesias, un capitán que, como Cortina, pertenece al CESID. Tejero no podía desconfiar de Gómez Iglesias, porque era de la Guardia Civil y le había tenido a sus órdenes en la Guerra del Norte. A partir de la entrevista concertada por su mediación, y a la que le llevó en su propio coche Gómez Iglesias, Tejero recibe en el piso de la calle Biarritz sorprendentes confidencias, como lo del «mando bicéfalo», con mayor tamaño de la «cabeza de Armada», decretos que estaban redactados para cuando llegara el evento que se preparaba y hasta el detalle de que entre los escaños del Congreso se levantaría algún portavoz del Grupo Parlamentario cuando entrara la Autoridad Militar, porque «hasta los socialistas velan también la necesidad de un golpe de timón»... A partir de ese momento se desencadena todo: El Comandante Cortina fija la fecha de la «operación Congreso», porque la fecha del 20 había sido desestimada con anterioridad por Tejero, por las razones del permiso de fin de semana, que haría más difícil reclutar hombres y que había comunicado al coronel Ibáñez. Cortina parecía estar enterado al decidirlo de todo. Dijo que pertenecía al «staff» de Armada. Luego las declaraciones orales de Armada despejan otra incógnita: Pertenece a la promoción del Rey; y Armada conoce a Cortina «desde hace años” («El Alcázar» 10-3-82 pag. 15). Se va perfilando el personaje... Cortina comunica a Tejero que desde ahora deberá obedecer a Armada, lo que le confirma Miláns, que a su vez ha tenido contacto telefónico con Armada. Y de esa reunión en la calle Biarritz, en la que ya está esperando Cortina en la calle cuando llega Tejero, en el coche de Gómez Iglesias, ni éste ni Cortina recuerdan nada. No es cierto que Cortina esperase en la calle la llegada de ambos, no es cierto que subieran al piso y que abriera el propio Cortina. No es cierto que Tejero saludó al padre de Cortina que saltó de la cama para cumplimentar a Tejero, ni son ciertos los pelos y señales que éste da del piso en cuestión. No es cierto que Cortina, además de los datos que todos sabemos, le dijera que podría disponer de todos los medios de comunicación del CESID. Pero lo más sorprendente es que de esta entrevista sale a su vez el concierto de otra para ese mismo día 21 de febrero, en la cafetería del hotel Cuzco, a la que debía acudir Tejero a las 21,45 «totalmente solo»... Es muy importante este detalle: No debía llevar «testigas»... De la entrevista primera sólo un testigo puede dar testimonio, Gómez Iglesias, que también pertenece, como Cortina, al CESID, y que, como Cortina y Armada, niega de esta entrevista toda evidencia. A esta segunda entrevista interesa que «tampoco» haya «testigos». «Totalmente solo» acude Tejero confiado. Una vez en el hotel Cuzco, numero 5, cercana al lugar, donde se encontrarán ambos con el general Armada, «vestido de gris», y con voces en tono menor procedentes de otra habitación donde también se escucha tecleo de máquina de escribir, como fondo insólito del escenario. Escenario que, curiosamente, sólo existe en la imaginación calenturienta de Tejero, porque los otros personajes, Armada y Cortina, lo niegan todo. Lo sorprendente es que en esta entrevista del piso de Juan Gris se fijan los últimos detalles de la toma del Congreso. Un Armada elegante, vestido de gris, fija la hora exacta de la ocupación «porque los minutos, hasta los segundos cuentan». Armada todavía precisa más: Tejero y sus hombres deben de entrar en el hemiciclo al grito de ¡Viva el Rey! y ¡Viva España! Y que están a las órdenes del Rey. El «hombre de gris» le dice que su puesto de mando estará en la Zarzuela... Y «el hombre de gris» padece ahora amnesia total. No recuerda nada. Una gigantesca esponja ha borrado cada detalle, cada palabra, que en cambio recuerda Tejero como si se los hubieran grabado a fuego en la memoria.

MENTE VACÍA

¿No encuentra nadie chocante que el CESID, que tiene obligación de descubrir las tramas ocultas de cualquier reunión insólita, no cortara en seco todos estos contactos, y se da el hecho sorprendente de que alguien perteneciente a ese organismo aliente y dirija y dé órdenes, sobreentendidas emanadas de las «alturas», sobre las circunstancias que deben rodear la «operación Congreso»? Armada tiene ahora su «mente vacía» en algún momento de su declaración verbal, con todo un año para recordar; o habla en otro momento de que en el almuerzo con los socialistas lo único que le interesó era el conflictivo reingreso de los «úmedos»; la situación de España, la inquietud de los militares, que eran los otros temas que se habían tocado en dicha reunión «me resbalaban»... ¿Cómo decía entonces Cortina que hasta los socialistas estaban convencidos de la necesidad del «golpe»?..

Otro destello en la oscuridad de tanta negativa: Armada niega contactos regios por aquella fecha. Sin embargo, en su testimonio oral, dice que se enteró de su nombramiento como segundo JEME porque le llamó el Rey personalmente para comunicárselo. Recuérdese que una de las condiciones previas para que el «golpe» tuviera éxito radicaba en la posibilidad de que Armada fuera nombrado segundo jefe de Estado Mayor del Ejército... Todo se va cumpliendo según las previsiones...

¿Qué pasó a última hora, el mismo día 23-F, para que todos los que lo habían preparado tan minuciosamente, hasta en los mínimos detalles, pierdan la memoria, abandonen a los arriesgados patriotas que obedecieron ciegamente unas órdenes que creían emanadas del mando supremo de las FAS y les dejen en la estacada?

Hay una clave tremenda, que traduce Miláns del Bosch con enorme sencillez: «Interpreto la frase del Rey “ya no puedo volverme atrás” como que él conocía esto, pero por una serie de circunstancias creí que había cambiado de opinión». Daría años de vida, por conocer quién está detrás de esa clave, aunque me lo figuro...

Este proceso, dentro de sus complejidades y puntos oscuros, puede tener, como en las novelas policíacas, coartadas que se desmoronan, minutos preciosos... Por ejemplo, Armada dice que llegó al almuerzo que se iba a celebrar ello de enero de 1981, en Capitanía General, con su esposa. Pues bien, yo sé muy bien que cuando llegó el coronel Ibáñez Inglés y su esposa, Armada estaba encerrado con Miláns en el despacho de éste desde hacía tiempo, y en el salón se encontraban departiendo y tomando un aperitivo la señora de Miláns y el matrimonio Más Oliver. Tuvieron que esperar a que llegase la señora de Armada que había solventado sola los problemas de su piso, y cuando ésta llegó, avisaron a ambos generales para la comida. A la hora del café, Miláns dijo que ellos, Armada y él, tomarían el café en su despacho porque tenían que hablar a solas «de cosas importantes». O sea, que lo que dice Miláns es cierto: Tuvo conversaciones privadas con Armada antes y después del almuerzo del 10 de enero de 1981 de donde arranca la estrategia final acordada por ambos para el desarrollo de los hechos que culminarían con la ocupación del Congreso por Tejero.  

Herminia C. DE VILLENA

Fuerza Nueva. Nº 793. Del 20 al 27 de marzo de 1982.


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