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Nombrado en 1918
secretario general de UGT -cargo
que desempeñó por espacio de veinte años-
se convirtió en poco tiempo en el líder socialista con más fuerza
dentro de su partido. Al advenir la dictadura del general Primo de
Rivera se opuso tímidamente al nuevo régimen, aunque, poco tiempo
después, tras su nombramiento como Consejero de Estado, se avino a
colaborar con el sistema, con lo cual libró y fortaleció a la UGT y en
parte también al PSOE, haciendo desviar toda clase de sospechas y
recelos, consiguiendo durante este período una mayor coherencia y
operatividad.
Haciendo gala
de un oportunismo sin igual, al caer la Dictadura de Primo de Rivera se
unió al Comité Revolucionario que preparaba la República. Con la
llegada de ésta, el 14 de abril de 1931, fue nombrado Ministro
de Trabajo y de Previsión Socialen el gobierno provisional de Niceto
Alcalá Zamora, volviendo a serlo con Azaña entre los años 1931
y 1933.
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