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Más de cuatro mil
personas abarrotaban la inmensa basílica. Sus Excelencias el Jefe
del Estado y su Esposa ocuparon sitiales en el centro del crucero,
del lado del Evangelio. En sitiales situados inmediatamente, se
encontraban los jefes de la Casa Militar, teniente general
Asensio; segundo jefe, general Laviña; jefe de la Casa Civil,
conde de Casa Loja, y segundo jefe e intendente, señor Fuertes de
Villavicencio. En otro trono, al lado de la Epístola, se situó
el cardenal primado de España, doctor Pla y Deniel. En el espacio
entre ambos lugares, frente al altar mayor, se situaron el nuncio
de Su Santidad, monseñor Antoniutti y los cardenales de Santiago
de Compostela, de Tarragona y de Sevilla.
En lugares destacados
al lado de La Epístola se hallaban los Caballeros Laureados,
tenientes generales, generales y representaciones militares, así
como los Caballeros Mutilados, parientes de los caídos y los
prelados.
A la entrada del
crucero, también al lado del Evangelio, el Gobierno, y al lado de
la Epístola, el Consejo del Reino. Al fondo, la Comunidad
Benedictina con su abad mitrado, fray Justo Pérez de Urbel.
El túmulo,
recubierto con ricos paños bordados en oro y con un casco de
acero sobre el almohadón, se hallaban al pie mismo de la tumba de
José Antonio, sobre la que habían sido depositadas las cinco
rosas simbólicas. El Cuerpo Diplomático, la Junta política, los
subsecretarios, directores generales y consejeros nacionales, se
hallaban a continuación.
El cardenal arzobispo
primado de España se adelantó para recibir al jefe del Estado,
que, poco después, ocupó un trono al lado del Evangelio. Otro
trono, al lado de la Epístola, estaba reservado para el cardenal
Pla y Deniel.
La comunidad
benedictina inició la solemne ceremonia entonando un Te Deum.
S.E. el Jefe del
Estado, que vestía uniforme de capitán general, acompañado de
su esposa, que se tocaba con mantilla española, y que también
penetró en la basílica bajo palio, llegaron frente al altar,
deteniéndose y arrodillándose ante el mismo. A la derecha de doña
Carmen Polo, se postró también el cardenal primado y a la
izquierda del Generalísimo, lo hizo el abad mitrado.
Seguidamente, el
doctor Pla y Deniel se dirigió al altar y entonó las oraciones
previas a la Santa Misa.
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