La
pascua militar española
La Pascua Militar ha pasado de ser un recuerdo histórico a un
solemne e importante
acto Castrense con el que se inicia el año militar. Se realiza un
balance del año anterior y se marcan las líneas de acción a
desarrollar en el que comienza.
Carlos III, proclamado rey de España en 1759,
considera que para defender su imperio, asediado por los ingleses,
necesita disponer de un nuevo Ejército y una marina con capacidad para
responder a las necesidades bélicas de la época. Para ello, aprueba en
1768 una nuevas Ordenanzas Militares que proporcionan un renovado espíritu
y organización a las tropas. Poco después publica las Ordenanzas para
la Marina. Este nuevo impulso militar y naval le permite acometer la
acción de colonización y conquista en varios escenarios: el americano,
inicialmente en California, en la que fray Junípero Serra fundó la
primera misión en la ciudad de San Diego en 1769, y extender las
misiones hacia el norte, por las noticias de la llegada de rusos a esta
zona de California. Después en Florida, reconquista la capital
Pensacola en 1781 con la rendición del general inglés Campbell. En África,
ante los ataques del emperador de Marruecos, Mohammed ben Abdalá, a las
plazas de Ceuta y Melilla, Carlos III le declara la guerra en 1774, y
obliga al emperador marroquí a levantar el cerco de Melilla que mantenía
durante dos meses. La reacción española de atacar el puerto de Argel
no tiene éxito. España y Marruecos firman la paz en 1780. En el
escenario mediterráneo, Carlos III recupera Menorca a los ingleses en
1782, después del desembarco y cerco de Mahon, por la escuadra
francoespañola, compuesta por 52 velas que llevan a bordo 8.000
soldados. Este victorioso hecho de armas indujo al Rey a proclamar la
Pascua Militar que tradicionalmente se celebra el 6 de enero de cada año.
En el magnífico marco del salón del Trono del
Palacio de Oriente de Madrid, durante los últimos 27 años, S.M. el Rey
Juan Carlos I, acompañado de la Familia Real, y con la asistencia del
presidente del Gobierno, ministros, autoridades civiles, asociación de
veteranos y la Hermandad de Caballeros Mutilados de Guerra por la
Patria, se reúne una nutrida representación de los tres Ejércitos de
las Fuerzas Armadas, así como de todas las jerarquías y empleos
militares. En el fondo del Salón y como testigo del solemne acto, el «Valor
Heroico», representado por los miembros de la Real y Militar Orden de
San Fernando, fundada en 1811 a iniciativa de las Cortes de Cádiz. Se
alinean los Caballeros Laureados y Medallas Militares como testigos
vivos del reconocimiento al valor heroico y el muy distinguido, como
virtudes que, con abnegación, invitan a acometer acciones excepcionales
o extraordinarias, individuales o colectivas, siempre en servicio y
beneficio de España.
Los discursos del ministro de Defensa y de S.M. el
Rey, como jefe supremo de las Fuerzas Armadas, pronunciados cada año
forman hoy una extensa y amplia bibliografía, que compendia la evolución
de la situación geoestratégica internacional, de la política de
Seguridad y Defensa de Europa y de España. Así como de los problemas,
anhelos y logros de nuestras Fuerzas Armadas. En el acto, se imponen
condecoraciones militares a aquellos civiles y miembros de las Fuerzas
Armadas, que se han hecho acreedores a ellas durante el año.
El compañerismo es una exaltada virtud castrense, que
se materializa en este día visitando a los retirados de mayor edad, de
cada ciudad, para rendirles homenaje por sus servicios prestados. Hoy,
podemos hacerlo extensivo felicitando a los hombres y mujeres, soldados
y marineros profesionales, que cumplen misiones de paz y ayuda
humanitaria en el exterior.
Por Fernando
de Salas es rector de la Sociedad de Estudios Internacionales
(SEI)
La Razón. 6 de enero de 2.004 |