El Ejército nunca debió permitir la existencia de
ETA. Los Gobiernos del Rey debieron actuar con todo el peso de la
ley, a fin de amparar los múltiples derechos y libertades que
vulneró la banda terrorista-marxista. Y el Estado español no debió
consentir la legalización de Bildu, brazo político del terrorista
etarra. Hoy asesinos (autores, cómplices y encubridores) y víctimas
conviven en un ambiente de tensión y crispación en el que todo puede
suceder, sobre todo por parte de ETA, a menos que al "colectivo de
presos" se le trate según lo pactado. Ahí tenemos el caso de
Bolinaga cada día más fresco y engordando.
El día 9 de diciembre de 2012, con motivo de
celebrarse el Día Internacional de los Derechos Humanos, cuya
Comisión en el Parlamento vasco presidio el jefe de ETA Josu
Ternera, Carlos Izaguirre y Martín Garitano (ETA)
ofrecieron un homenaje a los suyos, terroristas fallecidos, lanzando
unas flores al mar.
A falta de la pena de muerte que ninguno de los
gobiernos del Rey ha tenido el coraje de aplicar, a los españoles se
nos ha olvidado que durante 35 años (1976-2011) hemos sido rehenes
de los asesinos y rehenes también de autoridades carentes de
convicción y arrojó. De ahí las casi 1.000 víctimas mortales de ETA
entre hombres, mujeres y niños. |
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