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Actualizada: 09 de Agosto de 2012.    

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 Gregorio Peces-Barba


   Por Pablo Gasco de la Rocha


 Sólo en caliente se van los mejores

La muerte casi siempre suscita todos los parabienes para quien se marcha, haciéndonos olvidar los aspectos negativos del finado y atribuyéndole sólo lo que consideramos positivo en un acto de generosidad extrema. Que es lo que propone que se haga, respecto al político socialista fallecido Peces-Barba, Manuel Jiménez de Parga en "Mi recuerdo" (El Mundo, 25 de julio de 2012).

Los medios de comunicación, prácticamente todos al servicio de la revolución cultural, no han restado elogios al fallecido Peces-Barba, cuyos panegíricos han resultado de todo punto interesados e incompletos. Interesados, por cuanto el fallecido socialista era uno de los suyos, más, si cabe, cuando quien fallecía era uno de los llamados "padres de la constitución" y desde que murió Torcuato Fernández Miranda, asqueado y olvidado en Londres, el consultor personal del Rey. Por eso era lógico y natural que todos, y al unísono, olvidasen los aspectos negativos de su actuación y mucho menos entrasen en su polémica personalidad llena de aristas.  

Tampoco es mi intención no ser generoso con quien ya sólo tiene que responder ante Dios, en cuyo tribunal no sirven los alegatos a favor de parte, por muy sustentados que estén en ciencia jurídica, de la que el político socialista fallecido era docto. Y no es mi intención, digo, porque tanto el que esto escribe como una gran mayoría de los que me leen, somos generosos de sobra y suficientemente desde el momento que en la Santa Misa y en nuestra oraciones pedimos por todos los fallecidos, por sus almas y por su eterno descanso. Sin embargo, eso no quita, ni puede hacerlo, para que nos impida que ejerzamos la crítica, olvidando los aspectos negativos en función de un sentimiento de mera y vaga sentimentalidad fingida, cuando no interesada. Porque, entonces, si actuamos así, estaremos confundiendo ciertamente el mismo sentido de la caridad cristiana.

Marxista de formación e ideología, con altas posibilidades de haber sido masón, Peces-Barba era el máximo exponente intelectual dentro del PSOE de la llamada "Ideología de Género" que sustenta el subjetivismo moral y por tanto el racionalismo. Una ideología que ha sido definida por SS Benedicto XVI como "la última rebelión de la criatura contra su condición de criatura". Un constructo social por cuanto su estrategia sustenta una antropología contra-natura.

Ponente y redactor "en compañía de otros" de la Constitución de 1978 que hoy nos lleva al suicidio colectivo, Peces-Barba lucho denodadamente por imponer el laicismo radical en la vida pública, pese a ser consciente que la inmensa mayoría de los españoles son católicos. Presidente del Congreso, aquel cargo pulió su personalidad polémica y su carácter extremista desde la observancia a unas normas de obligado cumplimiento, lo que sin duda fue utilizado para presentárnoslo como un hombre de Estado. Rector de la Universidad Carlos III, un centro innecesario y hecho a su medida, en el que intento desarrollar al máximo el modelo de aquella institución anticatólica y nido de anarquistas que fue la Institución Libre de Enseñanza. Termino su vida institucional como Alto Comisionado para las Víctimas del Terrorismo, cargo que ocupo sólo unos pocos días pues desde el primer momento su actuación, sus ideas y sus sentimientos respecto a las víctimas -que lo eran en un 90% del terrorismo marxista que él y los suyos habían defendido, disculpado y potenciado durante mucho tiempo- le anularon de por vida como interlocutor válido para ese colectivo. Hasta aquí, y expuesta muy sucintamente, la vida pública del destacado político socialista recientemente fallecido, Gregorio Peces-Barba 

Yo comprendo que muchos pierdan a un amigo, a un compañero y a un ideólogo que es lo que siempre fue, pero también comprendo que España no pierde a un hombre ejemplar, ni mucho menos. Más bien todo lo contrario. Por eso he dicho que sólo en caliente se van los mejores. 


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