Conste de antemano que no me ocupo de ellos más que en la
medida, en que para hacer reír a la corte, venga a cuento o
no, no dudan con sus arriesgadas cabriolas de desprestigiar
a Franco y al Régimen del 18 de julio.
ANSÓN, O LA MANERA DE VOLVERLO TODO A SU FAVOR
Truhan que vende chucherías y baratijas de poca monta
Síganle, y verán que es cierto lo que digo. Para Canelo todo
se puede trastocar a beneficio de inventario; de su particular
inventario: su pasión y su razón: la Corona.
Sé lo que digo, le sigo, y puedo asegura que cada día me sorprende
su imperturbable manera de trastocarlo todo, de quedarse en lo
anecdótico y en lo menor, de salpicar sus razonamientos de bulos y
de ayudarse de una prosa cursi, hasta lo femenino, llena de juicios
pueriles, sin ningún fundamento. Por eso miente como un bellaco
cuando dice, "que aprendió de niño que la verdad nos hace libres" y
mucho más cuando asegura, que "así lo afirmo sin veladuras ni
tapujos".
Esta vez le ha tocado tergiversar a Pilar Eyre (Primera Palabra:
"Pilar Eyre, en soledad amor herido". El Cultural, 3-9 de
febrero de 2012), cuyos argumentos, perfectamente transcritos en su
libro La soledad de la reina (en dos semanas vendió 500.000
ejemplares, tantos como "La pasión de José Antonio", que ya va por
la segunda edición) trastoca sin pudor hasta someterlos al tercer
grado de su ñoñería congénita.
Y es que Pilar Eyre, que en su libro retrata a doña Sofía como una
mujer infeliz desde hace muchos años y ahora también vencida en sus
ilusiones por los matrimonios de sus tres hijos, es ninguneada por
este ser anodino y evanescente que es Ansón, que termina trocándolo
todo, y que sin el menor pudor termina arrogándose la opinión de
todos los españoles.... "Pilar Eyre -dice Ansón- conduce
al lector, lo recrea y enamora, a través de la vida de un personaje
excepcional que conoció de niña la dureza del exilio, la zozobra y
la incomprensión y que se ha convertido en una de las figuras más
queridas -se refiere a doña Sofía- de la vida española,
rodeada de la admiración general". Un argumento que para nada
consta en el libro de la conocido periodista, Pilar Eyre.
USSIA, EL GRACIOSILLO QUE INTERPRETA AL REY
Cínico encargado de hacer reír a reyes con chocarrerías y gestos
Ussía, que no llega al grado de Canelo, también forma y conforma en
ese pequeño grupo, cada vez más exiguo, de los bufones de la corte
del rey. Corte que se me antoja es corral donde se recoge de noche
el ganado o aprisco donde se encierran a las ovejas. Esa ristra de
pelotas que babean y se derriten de gusto cada vez que su monarca
habla, interpretándolo todo a su libre albedrío, siempre desde la
dimensión hermenéutica que dan a las palabras de su señor, Juan
Carlos I, otro Borbón en la historia de España.
Hoy le ha tocado el turno al comentario que el monarca le hizo a
Rafael Nadal: "Estos (en vez de "esos") de los
guiñoles son tontos...", que, aunque en principio no tiene
más dimensión conceptual, a juicio de Ussía es ante todo un mensaje
patriótico de una profundidad extrema. Un mensaje patriótico de una
profundidad extrema que sólo alcanza a ver él y cuatro como él, pues
convierte un simple comentario en un alegato que no existe.
Pero como este cretino está afectado de la misma enfermiza obsesión
que afecta a Canelo, porque sí y sin venir a cuento, compara el
"patriotismo", que a su juicio tuvieron las manifestaciones del rey
a Nadal, con el "patrioterismo" que a su juicio tuvieron las
espontáneas manifestaciones contra la afrenta Gibraltar en época de
Franco. Sin fijarse, ni mucho menos, que a esas manifestaciones le
seguía una política seria y sin concesiones desde el Gobierno, que a
punto estuvo de haber dado sus frutos de no ser porque murió Franco
y llegó su rey.
Y como este graciosillo de Ussía tiene una obsesión por el culo que
reputó enfermiza, también en esta ocasión, como casi siempre que
habla de la realeza, termina mentando el culo, como lo hizo cuando
nos contó la anécdota más graciosa que recordaba sobre la vida de
don Juan de Borbón. Entonces, si para el rey son "tontos", para él
no sólo lo son, sino además "del culo".
Con todo, lo más triste de estos dos bufones de la corte del rey es,
que son los adalides de esa tergiversación que da en llamar la
izquierda "ley de memoria histórica". |
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