Don Juan Carlos I de Borbón, el rey de las encuestas... Un señor
encantado de haberse conocido
Ni los más optimistas del lugar daban más de veinticinco años de
vida a la Corona que sostiene. Juan Carlos "el breve", como le llamó
su amigo "la rata de Pontejos", "don Santiago" como le llama Su
Majestad, el Rey de todos los españoles. Ese sería su tiempo, tiempo
efímero y consentido antes de disfrutar de una saneada y feliz
jubilación, con o sin la reina.
Pero no ha sido así. Y hoy don Juan Carlos I dos veces consecutivas
Borbón es un rey encantado de conocerse, cuyo estatus y el de sus
hijos no ve peligrar gracias a dos razones: En primer lugar,
por haber estado empecinadamente y tener la firme voluntad de seguir
estándolo al servicio del sistema, lo que explica que recientemente
recibiera la que ha sido la segunda gran ovación de su vida, después
de la que le dispensaron los procuradores de las Cortes de Franco
como "sucesor del Caudillo a título de Rey". Y en segundo lugar,
por mor del adocenamiento y mansedumbre del pueblo español, pues no
otra cosa es lo que nos revelan los datos de la encuesta Sigma-Dos
para el diario El Mundo sobre la valoración que los ciudadanos
españoles tienen sobre el rey, que según los datos publicados llega
hasta el 76% de aceptación. Algo increíble que trasluce no sólo la
naturaleza "superviviente" de los Borbones, como tan lúcidamente nos
hizo ver el bufón mayor de la corte: Luís María Ansón, Antoñito
el Inglés, Canelo o simplemente Ñoño, sino el
adocenamiento sin paliativos de un pueblo que en la hora actual,
justo cuando valora tan positivamente al Rey, apenas puede
sobrevivir viviendo de prestado. |
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Astuto como el que más de su dinastía, a la que creíamos superada,
flexible cuan junco y callado hasta el punto de habérsele llamado
"mudito", ha pasado como de puntillas oyendo a todos pero haciendo
siempre lo que mejor ha convenido en cada momento a la Corona y a
quien la retiene. Así, de esta forma y manera, y sin casi darnos
cuenta, Su Majestad ha pasado de "Príncipe de España" (de los
franquistas) a "Rey del 23-F" (de los socialistas). Con lo que la
tesis va a terminar por ser cierta: que fue Franco y han sido
después los socialistas los que han terminado por implantar y
reconocer la forma de Estado monárquica como la quintaesencia de
nuestra democracia, y hasta de nuestro porvenir. Lo que no quiere
decir que el Rey no haya respondido desde su más tierna infancia.
Sobre todo con paciencia. Con mucha paciencia, pues sobre todo y
ante todo es un animal político con pedigrí y de casta le viene....
Un animal político que desde joven se desenganchó de la conspiración
monárquica dirigida por ese fabulador profesional que fue Pedro
Sainz Rodríguez y de todos esos frustrados y acomplejados que
terminaron por arruinar las opciones de su padre, consciente, como
lo fue siempre, que "lo de Estoril" no era nada y de que Franco
tenía toda la razón, como le hace advertir a José Luís de Vilallonga:
"A usted, Alteza, lo que más le conviene es que le vean, salga y
entre, que le vean".
Pertenezco a esa minoría de españoles que sin género de duda
razonable sostiene, que la noche del 23-F el Rey, -al margen de lo
que hiciera o dejase de hacer, que en esto hay opiniones muy
encontradas- ni se ganó ni perdió la Corona porque ya la tenía desde
el 20 de noviembre de 1975. Digo esto a tenor del argumento que ha
consolidado a la institución monárquica, haciendo por otra parte
inviable el debate a favor de la República Nacional, que en nada
tiene que parecerse a la Segunda República, de naturaleza
social-comunista y modo de proceder criminal.
El Rey pues tiene motivos sobrados y suficientes para estar
contento. Contento, digo, porque los españoles ni leemos ni
retenemos en la mente lo que otros nos dicen, que además a poco que
contravenga nuestras cortas entendederas no creemos. Por eso ahora
tampoco tendrá que preocuparse por el caso de su yerno, el "Duque de
Palma", aunque supiera de las andanzas del chico desde 2006, que
es por lo que le mandó a EEUU con un contrato millonario como
empleado de Telefónica. Desde donde el duque ha seguido trincando y
llevándoselo todo con apetito "voraz" (en expresión del juez
instructor), según todas las investigaciones efectuadas.
No sabemos si su hijo y heredero, el príncipe Felipe, reinara o no
(Dios no lo quiera por el bien de España y los españoles se lo
impidamos, legalmente, claro), lo que sí es cierto es que entraremos
en una nueva época. Sobre todo porque los socialistas no aman la
monarquía, aunque tengan olvidada la República, y porque se acerca
la hora que en la Jefatura del Estado ya no se podrá estar por
sentimientos.
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