¿EN LOS UMBRALES DE UNA TRAICIÓN?


 

Por Resurgir Hispánico.

Si abundara la decencia política, se habrían tenido que producir dimisiones desde hace años. Repasen las hemerotecas desde la aprobación de la Constitución, señores políticos, y leerán los plácemes, los augurios de felicidad, de armonía y de concordia ahora que se daba un autogobierno a Cataluña y Vasconia y se creaba el caótico sistema autonómico. Ya se habían producido actos terroristas, pero se promulgó una amnistía y aquí paz y después gloria.

Pero fueron pasando los años y el número de muertos y heridos crecía, en Vasconia se enseñaba en las ikastolas a despreciar a España y a seguir las cavernícolas consignas del demente Sabino Arana. Y a cada muerto, a cada atentado, lamentaciones y frases huecas, pero nadie dimitía ni tomaba medidas drásticas desde el Gobierno, sobre todo modificando el Código Penal no sólo mediante la instauración de penas más duras para los autores sino también para los cómplices, encubridores y apologistas del terrorismo. Y el partido Socialista incluso estuvo gobernando durante muchos años en las Provincias Vascongadas con los que recogían las nueces de los nogales que sacudía el terrorismo, según la célebre frase de Arzallus. Quienes no eran nacionalistas tenían que llevar escolta y cayeron miembros de las fuerzas armadas y hasta militantes del PSOE y del PP sin que sus respectivos dirigentes se soliviantaran, pegaran un puñetazo encima de la mesa y acabaran con ello. Y si no podían o no  sabían, tenían la obligación moral de dimitir y no continuar con la eterna monserga de lamentaciones. Porque, además, negociaron con ETA, cosa que negaban pero se ha llegado a saber y frente a una banda terrorista no hay sustitutivo para la victoria. Todo ello, además, con una situación de privilegio de Vascongadas que, según escribía el socialista Ernest Lluch, también víctima del terrorismo, se concedió para que “fueran buenos” de modo que, para más burla, el resto de España hemos tenido que pagar el nacionalismo vasco cubierto de sangre.

Y, como era de esperar, ante las claudicaciones de los gobiernos de España, fue exacerbándose el nacionalismo catalán con los sofismas y el victimismo de siempre, por un lado vanagloriándose de ser uno de los cuatro motores de Europa y por otro diciendo que el resto de España les robaba, con la cantilena del déficit fiscal, que es un auténtico sofisma. Y encima a lamentarse de que el catalán es más débil, pero desatando una auténtica persecución del castellano, que también es una lengua propia de Cataluña lo cual, además de ser una indecencia, es una gran torpeza, que incluso tendrá consecuencias económicas.

Y nadie habló del enorme despilfarro que ha representado el Estado de las autonomías, que está erosionando la economía –véase el diferencial de inflación con Europa- sin que nadie difunda la deuda general del Estado, la de las Autonomías, los Ayuntamientos y Diputaciones, ni los sueldos y prebendas de las pléyades de políticos innecesarios y de “patriotas laborales” chupando de las ubres del erario público.

Así llegamos al cénit, a la presentación del Plan Ibarretxe, cuando el Jefe de Gobierno que en menos de un año se ha revelado como el más incompetente de la historia de España, en vez de abortarlo contundentemente en sus inicios, le prepara a su autor un recibimiento en el Parlamento, como si fuera un Jefe de Estado y le deja abierta la puerta al decir que el rechazo no lo considerara como una derrota. Y en Cataluña, a las órdenes del ínclito vendedor de sueños y humo Sr. Maragall y de ERC, justamente los partidos que gobernaban Cataluña en 1934 y 1936 y fueron los culpables del desastre, según opinaba Azaña en sus memorias, se está volviendo a las andadas.

Cuidado, pues, que no se lleguen a traspasar los umbrales de la traición y del desmembramiento de España y no olviden que hay muchos españoles –también socialistas, que lo mejor que podrían hacer es rebelarse contra sus jefes-, que no están dispuestos a tolerarlo.

25 de Mayo de 2.005.-

 


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