De su gran
colección de más de 23.000 piezas, al Alcázar de Toledo sólo se
llevan unos 5.000, el resto permanecerán embaladas y oculta a los
ciudadanos que no podrán contemplarlas ni estudiarlas.
Hoy mismo la
asociación de Amigos del Museo del Ejército entregará al ministro de
Defensa, José Bono, una carta solicitando que no se lleve los fondos al
Alcázar de Toledo.
Una carta avalada por cientos de firmas. Su presidente, José Durán,
reconoce que ya es muy difícil conseguir que se dé marcha atrás a una
iniciativa que, a su juicio, dejará huérfana a la ciudad de su museo
con más historia. “Es una decisión política y, aunque contamos con
muchos apoyos, incluso políticos, el Museo de Historia Militar se
trasladará a Toledo”. Entre esos apoyos recibidos por la permanencia
del museo en Madrid figuran los de las Reales Academias de Historia,
Medicina y de la Lengua, la Casa de Alba, el Instituto de Estudios
Madrileños o la Asociación para la Defensa del Patrimonio Histórico.
El coronel Castro,
del Instituto de Historia y Cultura Militar, reconoce que el traslado es
una realidad y, aunque lento, el museo se cerrará porque “las labores
de empaquetado de los más de 27.000 objetos con los que cuenta provocarían
muchas molestias a los visitantes”. Para el responsable de la asociación
de Amigos del Museo del Ejército es una verdadera afrenta que “una
institución que es parte de Madrid desaparezca sin pena ni gloria, como
si nunca hubiera existido”. El mejor museo de historia militar de toda
Europa podrá visitarse a partir de 2007, pero en otra ciudad, Toledo.