E. L. Palomera
Madrid- Había
expectación ante su llegada. La entrada en Registro
del documento había sido cuestionada, mucho más su
visita al Congreso de los Diputados, y qué decir
del debate a la totalidad que tendrá lugar en
marzo. Pero, la sorpresa de la mañana no fue que
una delegación de diputados y senadores del
tripartito vasco (PNV, EA y Ezker Batua) arroparan
al presidente del Parlamento de Vitoria, ni siquiera
que en el Palacio de la Carrera de San Jerónimo se
abriera la verja de la entrada principal (reservada
únicamente para el paso de Sus Majestades los
Reyes, el presidente del Gobierno, el del Congreso y
las visitas de Estado)... La nota de color la
puso un grupo de unas 40 personas, con distintivos
de La Falange
que, desde media hora antes de la llegada de
Atucha, se instaló frente a la Puerta de los
Leones. Desde allí, corearon consignas como «España
una, y no cincuenta y una», «No
nos engañan, Vascongadas es de España», «Unidad
Nacional», «Menos
manos blancas y más mano dura». La
concentración, presidida por una gran pancarta con
la dirección de la página
web de La Falange, se desarrolló sin
incidentes, pero la tensión se disparó cuando
Atucha bajó de su coche oficial y los manifestantes
le propinaron insultos como «asesino».
Los servicios de la
Cámara ordenaron la apertura de la verja principal
de Palacio, un acceso restringido para las visitas
de Estado, además de para el presidente del
Gobierno y el de la Cámara Baja. Su coche oficial
se detuvo frente a ella, no entró en el recinto,
pero el presidente del Parlamento vasco podrá decir
que en la Carrera de San Jerónimo no le pusieron
alfombra roja, pero sí entró por la puerta grande,
exactamente lo que pretendía evitar Marín y logró
el grupo de La Falange.
Contaron, después
en Palacio, que el presidente de la Cámara Baja le
hizo un comentario a Atucha sobre el recibimiento de
los manifestantes, a quienes se refirió como «gritones».
Fue el vasco quien restó importancia al incidente
con un: «Estas cosas pasan».
Así rompieron el
hielo porque en la Carrera de San Jerónimo había
inquietud por la entrevista que en todo momento,
calificaron, de «cortesía» y no «oficial».
Marín pudo evitar
recoger en mano el «plan Ibarreche» y que las cámaras
dieran fe de ello, pero no que Atucha le entregara
una copia del texto en su despacho. Más perplejo le
dejó, sin embargo, el obsequio con el que su homólogo
le agradeciera la entrevista, una edición facsímil
de «Notitia Utri-Usque Vasconiae» (1638), el
primer intento historiográfico de definir Euskal
Herria desde un punto de vista específicamente
vasco, ni español, ni francés. Y es que Marín no
había previsto el gesto, ni tuvo tampoco reflejos
para corresponder a su invitado con una reproducción
de esas polveras de Isabel II que pronto quiere
comercializar en el Congreso, y que incluyen, en
miniatura, el texto de una Constitución con la que
quiere acabar Ibarreche.
La
Razón. 15 de Enero de 2.005.-
© Generalísimo Francisco Franco.
15 de Enero de 2.005.-