Bajas de guerra.
Su distribución provincial guarda gran paralelismo con la del
total de muertes violentas, lo que no es de extrañar, pues constituyeron una
parte mayoritaria de éstas.
En la clasificación de las provincias por el número relativo
de muertos en acción en ellas inscrito en relación a su población, las
franjas que aparecían en el mapa de muertes totales se acusan de forma mucho más
nítida: Teruel arrebata a Madrid el primer puesto, Tarragona conserva el tercer
lugar, Oviedo sobrepasa a Castellón, y Zaragoza y Vizcaya trepan sobre Toledo,
Huesca y Guadalajara. Huesca se mantiene en los lugares de cabeza, y Toledo y
Guadalajara ceden sus puestos de vanguardia a Lérida, Álava y Badajoz. Las
provincias se ordenan con precisión absoluta según la dureza de las batallas
que en ellas se libraron. El frente oriental subraya su carácter primordial, y
el del norte revela la importancia real de la lucha que allí se libró.
Los frentes se dibujan con exactitud, y, a sus costados, los índices decrecen
a medida que nos alejamos de aquellos. Navarra sirve de engarce a las dos zonas
en que se libró y decidió la guerra.
A esta cifra de muertes hay que sumar las 2.641 que causó la acción
guerrillera, pues los 993 civiles y las 75 ejecuciones habrá que cargarlos en
el capítulo de la represión, llegándose al total de 139.554 españoles muertos en combate o víctimas de bombardeos aéreos y artilleros
(A esta cifra habría que sumar las 2.281 muertes que se inscribieron a
partir de 1951. Serían 360 a descontar, pero su cuantía resulta
Este hecho se pone una vez más de manifiesto al estudiar las bajas foráneas
en ambos bandos. Las de las Brigadas Internacionales han sido calculadas en
cifras que oscilan entre 5.000 y 15.000, pero desde hace años se imponen las
estudiadas por Andreu Castells en Las Brigadas Internacionales de la guerra
de España. Este cifra los muertos extranjeros de las brigadas en 9.934, a
los que añade 7.686 desaparecidos, prisioneros y desertores, aventurando que
un 53 por 100 de ellos escaparon con vida. Si acertara en su pronóstico, un
47 por 100 de los 7.686, es decir, 3.612, la habrían perdido, con lo que el
total de internacionales muertos llegaría a 13.546.
Las bajas alemanas fueron 271, de las que 174 se produjeron en acción de
guerra y 97 en accidente, cifras sensiblemente iguales a las soviéticas, como
exigía la paridad de sus aportaciones. Aparte alemanes e italianos, el número de extranjeros en las filas de Franco fue muy reducido, y el total de sus
muertos no debió de rebasar los dos centenares. Los muertos marroquíes son difíciles
de establecer, pues falta cualquier estudio sobre el tema. Las unidades indígenas
que lucharon en la Península fueron 50 tabores de Regulares, 10 de mehala, dos
batallones de Tiradores de Ifni y uno de zapadores, y dispusieron de una compañía
indígena cada uno de los batallones que destacaron a España los seis de
cazadores. En conjunto, una cifra máxima de 34.759 combatientes en el momento
de su mayor expansión, y un total absoluto de 62.271. No conocemos las bajas
que sufrieron, que serían muy cuantiosas en muchas de esas unidades y moderadas
en otras, pues no todas combatieron durante el mismo tiempo ni con idéntica
intensidad. La mehala hizo públicas sus pérdidas, que ascendieron a 7.228
bajas, de las que 1.633 fueron mortales, y de éstas, 1.531 de marroquíes. Si
las bajas totales de las unidades moras se hubieran mantenido en idéntica
proporción, éstas hubieran sido de 35.000 heridos y 7.900 muertos, de los que
7.404 serían marroquíes. Teniendo en cuenta que la mehala mantuvo todos sus
tabores en vanguardia y que bastantes de los de regulares permanecieron en
frentes estabilizados, estimamos que ésta es una cifra excesiva, pero
bastante aproximada. Totalizamos de esta forma 13.706 muertos extranjeros en las filas
gubernamentales y 12.107 en las nacionalistas, llegando así a un cómputo
final de 165.367 muertes, que tal vez pudieran ser algunos millares más o
menos, según hayamos aceptado cálculos exagerados o cortos. En nuestro deseo
de pecar mejor por exceso que por defecto, redondeamos las cifras, situándolas
en un total máximo de 169.000 aun a sabiendas de que en esa cifra, además de
las víctimas de la acción guerrillera, figurará buena parte de los caídos
de la División Azul. |