País Vasco



La Academia de la Lengua Vasca (Euzkaltzaindia) subsistió enteramente durante el franquismo, establecida en Ribera, 6, Bilbao; incluso celebró en 1968 sus bodas de oro. Sobre ella escribió en 1970 Javier María Pascual: Hoy cuenta 53 años. Con sólo cinco presidentes. Bajo tres regímenes políticos sucesivamente antitéticos. ¿Cabe prueba mejor de una constante nacional de respeto? Celebró distintos congresos, reeditó el Cancionero Popular Vasco y obras clásicas como Gero, de Axular; Testamentu herriko Kandaira, de Lardizábal, y el Olerkiak, de Arvese-Beitia. En aquella misma fecha y censadas por el propio Pascual (navarro) se publicaban íntegramente en euskera las revistas Zeruko Angia y Goiz-Argi (donostiarras), el suplemento de Príncipe de Viana (navarra), Anaitasuna, Agur y Karmel (vizcaínas) más Aránzazu, Artzaideya, Egan y Euskera, esta última, órgano de la Academia de la Lengua vasca.

Diario de Navarra ofrecía una página quincenal totalmente escritas en vascuence y se publicaron numerosos libros en la misma lengua.

La Euzkaltzaindia convocaba los premios literarios Domingo de Aguirre de novela; Toribio Alzaga de teatro; Lizardi de poesía y Xenpelar de bertsopaperak (hojas volantes de bersolaris).

Jamás se prohibió hablar en vasco 

 

La verdadera extensión del idioma vasco, la realidad de su uso cotidiano, está siendo objeto en la actualidad de evidentes exageraciones. De manera total, íntegra excluyente del español, nunca se habló más que en algunas zonas rurales, alejadas de las ciudades y pueblos importantes. Existía, eso sí, una semántica local, hecha de vocablos de origen tanto euskaro como castellano. Consúltense Emiliano de Arriga (Lexicón bilbaino) y Martín Alonso (Enciclopedia del idioma). Pero, sobre todo, léase el precioso artículo de Indalecio Prieto «Chocholadas-EI lenguaje bilbaíno» en De mi vida, Edics. Oasis, México, 1970, pp. 81 y ss.

 

ni, menos todavía, el uso del chistu. Sin embargo, esto se ha llegado a afirmar recientemente, motivando una enérgica y fundada aclaración de Adolfo Prego, en ABC. El folklore regional no sólo pudo manifestarse libremente, sino que incluso fue potenciado (como el de toda España) por la espléndida labor de los Coros y Danzas de la Sección Femenina. Quienes visitábamos con frecuencia las Vascongadas, somos testigos de que sus más ricas tradiciones -en baile, música y deporte- seguían manifestándose públicamente, sin ninguna limitación. y se grabaros discos por Ez Dok Amaira y otros grupos y artistas individuales.

Otra cosa es que, como en Cataluña y en todas partes, no se tolerara la politización de tales manifestaciones y, menos aún, su interpretación separatista. Pero externamente no se apreciaba en el País Vasco esa sensación de esclavitud, aherrojamiento y opresión que ahora se nos quiere presentar como constante a lo largo de los últimos cuarenta años. Recuérdese, como dato harto elocuente, que durante ese período el jefe del Estado, Francisco Franco, pasaba el mes de agosto en el palacio de Miramar, de San Sebastián, donde funcionaba el ministerio de jornada. Sus apariciones públicas eran continuas y, hasta 1972, sin que se produjera el menor incidente. Al contrario; las muestras populares de afecto y adhesión resultaban frecuentes. (Curioso contraste: a les cinco años del nuevo régimen, S. M. el Rey no ha visitado todavía el País Vasco.)

Otro dato importante; fueron autorizadas también las ikastolas, y subvencionadas en las tres provincias vascas y en Navarra. Sólo en esta provincia funcionaban diez, en 1969. En Vizcaya había 43, y en Guipúzcoa, 78.

Al margen de las ikastolas, en 1966 se impartían clases de euskera para adultos, en distintas academias. Con sede en Bilbao (calle Colón de Larreategui, 14), existía también, desde enero de 1968, una Asociación Vizcaína para el Fomento del Vascuence (Euskerazaleak), con más de dos mil socios. Editaba material didáctico (distribuyó cuarenta mil ejemplares de un método de iniciación al estudio del euskera), un catón (Aurtxoa) y el leccionario de cosas Ikasteko. A través de Radio Popular de Bilbao se difundió el método de iniciación al estudio del vascuence, publicado también en los diarios locales El Correo Español-El Pueblo Vasco y Hierro (órgano de la Prensa del Movimiento).

Seguía apareciendo el tradicional calendario Arantzazu´ko Andre Mariaren egutegia, con ediciones en dialecto guipuzcoano (20 000 ejemplares) y vizcaíno (9000). Se lanzaron los cuadernos para niños Lau ta lau y las hojas Idarteko orria y Aditz-jokoa, donde, sobre dibujos del personaje infantil Kili-Kili, se enseñaban gramática, ortografía, geografía e historia vascas.

Como ejemplo definitivo del respeto tenido. a las culturas regionales, merece recordarse que en 1968 la editorial bilbaína Kriselu-2 publicó 14 fábulas del poeta y escritor socialista vasco Tomás Meabe, traducidas para una edición cuatrilingüe (castellano original, catalán, vascuence y gallego) por Ricard Salvat, Xesús Alonso Montero y Gabriel Aresti. Del mismo autor publicó la editorial bilbaína Zero-2 y X, en mayo de 1975, Fábulas del errabundo, con notas de Víctor M. Arbeloa y Miguel de Santiago. Tomás Meabe había sido fundador de las Juventudes Socialistas.

En el orden económico, ¿será preciso recordar (como en el caso de Cataluña) los altos índices de prosperidad alcanzados por las Vascongadas, bajo el franquismo? En cabeza de las provincias con mayor renta per cápita, el desarrollo industrial creciente produjo asimismo una enorme inmigración de mano de obra. Las obras públicas se intensificaron (y ahí están) y el paro no existía. El Festival Internacional de Cine de San Sebastián, iniciado en 1953, alcanzó la máxima categoría (A) en esta clase de certámenes, desarrollándose sin interrupción hasta 1975, mayoritariamente subvencionado por el Ministerio de Información y Turismo. A partir de 1976, reivindicada su organización por organismos locales de carácter independentista, perdió todo el prestigio anteriormente logrado, para perder también su categoría en 1980.

 

  Por 1o demás, el tema de la cultura y de la lengua vasca ha sido siempre ampliamente controvertido. El mismo Madariaga sienta afirmaciones como éstas en su obra antes citada: «En puridad no existe el vascuence y, desde luego, no existe literatura vasca» (p. 182). «Porque aquí, en el País Vasco, no hay Ramon Llull, no hay pintores primitivos, no hay historia autónoma, no hay literatura, no hay
 más cultura que la española en general, sólo hay de distinto veinticinco lenguas arcaicas, estrechamente emparentadas» (p. 184).

 


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