De
ignorante a ignorante
Por
José Antonio Vera.
Sí, señor Zapatero, nos ha llamado ignorantes a
todos los que hemos criticado o no estamos de acuerdo con su propuesta
de suprimir las facultades del Tribunal Supremo como última instancia
judicial en favor de los 17 tribunales superiores de las autonomías.
Nos llama ignorantes y puede que tenga razón, pues es verdad que no
alcanzamos a entender muchas de sus propuestas. Somos ignorantes porque
no calibramos el afán del psóe por dinamitar las estructuras del
Estado para levantar en su lugar algo que no sabemos si será ya Estado.
Somos ignorantes porque no nos entra en la cabeza que usted diga hoy con
alegría lo contrario que ayer, aunque, eso sí, con la misma solemnidad
de siempre. Somos ignorantes, tiene razón, porque no comprendemos lo de
las 17 agencias tributarias ni lo de su pacto con los independentistas.
Somos ignorantes, es verdad. No concebimos lo que usted plantea ni cómo
es posible que, a su edad y con lo que ya ha llovido en España,
persista en ofertas disgregadoras claramente coincidentes con lo que
ahora dicen Ibarreche y Carod-Rovira. ¿Cuál es el país que quiere,
Zapatero? Como somos ignorantes, aún no lo hemos podido deducir de sus
palabras. No logramos percibir lo que su solemnidad nos quiere
transmitir cuando habla de dividir el Estado (lo poco que queda de él)
también en 17. Las autonomías son Estado, nos dirá usted con esa
solemnidad. De acuerdo, le contestaremos: pero siempre y cuando esas
autonomías quieran ser Estado, quieran formar parte del Estado, se
encuentren a gusto en el Estado, y no intenten dinamitarlo, como
sospechamos que pretenden algunas. ¿O quizás no lo sabe? ¿O quizás
no se quiere enterar? Es posible que no lo sepa o que no se quiera
enterar, señor Zapatero, o también que nuestra imperdonable ignorancia
se le esté contagiando. Tal vez lo suyo no sea ignorancia, sino más
bien inocencia. Es posible que usted esté convencido de que es bueno
dividir España en 17 Tribunales Superiores, en 17 Agencias Tributarias,
en 17 Guardias Civiles, 17 Policías Nacionales, 17 Ministerios de
Exteriores, 17 Ministerios de Defensa, 17 Ejércitos y 17 Estados, en
definitiva. Digo bien, 17 Estados. Porque eso que usted propone, señor
Zapatero, no es un Estado, sino que son 17 Estados con mayúsculas con
sus 17 poderes ejecutivos, legislativos, judiciales, económicos,
fiscales, policiales, etc. Ahora entiendo bien por qué nosotros los
ignorantes, en nuestra lamentable indigencia intelectual y jurídica, no
entendemos lo que nos quiere decir, Zapatero. Y es que usted quiere algo
que la mayoría de los españoles no alcanzamos a entender. No nos llega
la cabeza, vamos. No nos da para pensar que alguien a quien juzgamos
serio y responsable, inteligente y listo, correcto y razonable, pueda
llegar a decir las cosas que dice. Jamás llegamos a pensar que Zapatero
sería partidario de dividir el Estado en 17 o de hacer 17 Estados
dentro del Estado. A eso, de toda la vida, señor Zapatero, se le ha
llamado una Confederación de Estados. Y que sepamos, usted y su partido
son federales, pero no confederales. O quizás es que también han
cambiado en esto y somos unos ignorantes porque lo desconocíamos. Pues
bien, si usted es un convencido del federalismo sabrá o le habrán
dicho que cualquier Estado federal que se precie de serlo debe contar
con los mecanismos necesarios de coactividad jurídica con relación a
sus miembros y con órganos centrales de integración en el ámbito económico,
judicial, de seguridad y en todo lo demás. Eso son, en definitiva, el
Tribunal Supremo y la Agencia Tributaria y la Policía Nacional, en
tanto que Policía Federal. Son autoridades centrales que deben estar
por encima de la Federación y tener autoridad en toda la Federación.
Ocurre en todos los estados federales, desde Estados Unidos a Alemania.
Si usted transfiere también esos órganos unitarios de cohesión
territorial, ¿con qué poderes jurídico-políticos piensa gobernar
España y ordenar la economía si los gobiernos autónomos son los
gestores absolutos de la economía? ¿Con qué instrumentos, si los
instrumentos los va a ceder todos a las autonomías? Somos ignorantes, sí.
Pero empieza uno a pensar que quizás usted también lo es, por
desconocer que «la totalidad de los sistemas federales, por profunda
que sea la autonomía que garantizan, reconocen en los poderes centrales
las competencias precisas para evitar el fraccionamiento económico del
país en microeconomías llamadas al estancamiento y la pobreza, además
de a la confrontación y a la rivalidad devastadoras». El
entrecomillado, señor Zapatero, es del profesor García de Enterría,
que probablemente también será un ignorante. Como lo será igual el
profesor Solozábal Echevarría, por sostener que «incluso los Estados
federales han demostrado ser capaces de generar una consciente integración
entre unidades con tendencias centrífugas, pero dispuestos a aceptar
una unidad superior en razón de intereses económicos, estratégicos o
culturales». Esto, Zapatero, es el abecé del federalismo. Si usted
suprime o vacía de competencias a los órganos centrales federales y se
los da también a las autonomías, ya me dirá qué Estado piensa hacer
y sobre quiénes piensa gobernar.
Es verdad, señor Zapatero, somos unos ignorantes
porque no habíamos caído en lo grande que puede llegar a ser también
su ignorancia. Por eso mismo, y con todo el cariño, de ignorante a
ignorante le digo: no se altere usted tanto ni nos insulte tanto, pues
va a llegar agotado a la campaña electoral. Y es que seremos
ignorantes, pero no tontos. Créame, Zapatero.
La Razón.
10 enero 2.004.
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