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La colaboración de los
voluntarios navarros, encuadrados en el Ejército del Norte, fue
fundamental para la campaña. El Requeté estaba vivo en
Pamplona tal como en los días del general Zumalacárregui. Ese
fue el gran descubrimiento que hizo Mola antes del Alzamiento.
Durante la República funcionó, incluso, una escuela militar
clandestina que preparó clases de tropa y cuadros de mando.
Ellos estaban dispuestos para el levantamiento, pero surgieron
serias dificultades a la hora de unirse al Ejército que sólo a
última hora se solucionaron (cuestión de las banderas,
organización posterior, voces rituales, etcétera). Después de
largas conversaciones, cartas y entrevistas, se logró el
acuerdo. Los voluntarios afluyeron a Pamplona y recibieron armas
antes incluso que uniformes. No hay duda de que el prestigio de
Franco, con el apoyo de Mola mientras vivió, contribuyeron a la
fusión militar, necesaria para la buena marcha de la campaña.
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