AMOR
DE PATRIA
Hemos de despertar en todos los españoles el sentimiento de la Patria,
el orgullo de sentirse españoles, creando condiciones de vida para las
clases sociales que les permitan apreciar, sin rencores ni dolores, la
grandeza política del nuevo Estado.
España es lo suficientemente grande y rica para que todos quepan en su
seno y tengan una gran parte en el disfrute de sus bienes.
El oro de vuestras mieses simbólicas y el resplandor de vuestra gloria
forma, entre las banderas de sangre de hijos, héroes y mártires de
España, la bandera que ondea hoy, la bandera nacional, que es el símbolo
de la grandeza geográfica, es el símbolo de la unidad, que ha seguido
su ruta, y es la afirmación y garantía de millares de mártires y de héroes,
que dice que el separatismo se ha acabado y que aquí no hay más que
España, que es lo eterno, lo inmortal; pero no significa sólo esto:
significa la hermandad, la liberación de centenares de millares
de hermanos nuestros, significa el resurgir de la Patria a la vida de
una región próspera, al arrancar del engaño a todos esos modestos
campesinos sencillos, a esa caravana de hombres que veíamos cubrir las
carreteras y que habían sido arrancados de sus hogares y enviados a
cavar trincheras, a empuñar las armas, cavando su propia sepultura y la
del separatismo; eso significa la liberación de más de mil prisioneros
que esperaban ansiosos cómo los soldados de España llevaban la bandera
roja y gualda por entre los montes y bosques, ondeando la enseña que
era la enseña de España; significaba ello el triunfo rotundo que se
debe al espíritu del soldado español, sufrido, ejemplo y heroico, que
asombra al mundo con su gesta; es el resurgir de un pueblo que quiere
ser libre, de una nación que pide un puesto, de una raza que dice: esto
fuimos y esto seremos.
Ya lucen en Vizcaya las banderas de España, ya marchan por las calles y
se escuchan en ellas los himnos nacionales, ya suena nueva música, y el
nuevo programa de la España Nacional, programa de justicia social que
nunca les cumplieron, y aquellos bravos campesinos, aquellos sencillos
aldeanos vascos, aquellos obreros envenenados , abren los ojos y elevan
su corazón y lloran porque dicen que estos soldados que cumplen su
palabra, estos hombres que conquistan lo que dicen, éstos, no tienen más
que una fortaleza y una voluntad, cumplen su palabra, y cuando hablan de
justicia social, de hermandad entre los españoles, de la grandeza de la
Patria, es porque van a cumplir cuanto manifiestan, porque lo juran ante
la sangre de sus hijos, que es la que los mártires de la Religión y de
la Causa. Fuero del trabajo. 9 de Marzo de 1.938.-
|