NUEVA POLÍTICA

 

  El Trabajo

      Todos los españoles estarán obligados a trabajar sin exclusión: el nuevo Estado no puede sostener ciudadanos parásitos.

    En su aspecto social, el trabajo tendrá una garantía absoluta, evitando que sea servidumbre del capitalismo y que se organice como clase adoptando actitudes combativas que le inhabiliten para colaboraciones conscientes.

    Se implantará la seguridad del jornal y, en tanto no se dicten fórmulas relativas a salarios y a la participación de los obreros en los beneficios de la producción, serán respetadas cuantas conquistas impliquen mejoramiento de trabajo para la sociedad y para la economía nacional.

    Al lado de estos derechos que se reconocen a los obreros, estarán sus deberes y obligaciones, especialmente cuanto signifique leal colaboración para la producción de la riqueza.

  Se edifican las bases sociales

     Auxilio Social, con millares de comedores y guarderías infantiles en toda la España liberada; el Servicio Social de la Mujer, que estimula y premia el amor a los necesitados; el Subsidio a las familias de los combatientes pobres, que les asegura la normalidad de sus ingresos; la Ley de exención de pagos de alquileres a los obreros sin trabajo; la fiscalía de la vivienda, que corrige las deficiencias de los hogares humildes; la Ley de préstamos bancarios para las carreras de los hijos de los funcionarios; el Patronato Nacional Antituberculoso, que, en plena guerra, ha creado 8.000 camas más para los tuberculosos pobres; la Ley que obliga al establecimiento de comedores en las fábricas para comodidad de los trabajadores; la mejora de la Ley de Seguros por accidente; la Ley del Trigo, que, revalorizándolo, convierte en realidad nuestro lema de "¡ARRIBA ESPAÑA!"; la Ley de préstamos a los cultivadores, facilitándoles simientes seleccionadas; la revalorización y tasa mínima del pescado, en beneficio de los trabajadores del mar; la Ley de concesión del derecho al trabajo remunerado a los penados, en beneficio de sus familiares; la Ley de redención de las penas por el trabajo; el Patronato Nacional de Ciegos; la  nueva Ley de la Enseñanza, con numerosas becas para los estudiantes pobres, y la gran Ley que establece en toda España el Salario familiar.

    Jamás Nación alguna creó y llevó a la práctica en menos tiempo y más difíciles circunstancias, Instituciones y Leyes de un fondo social tan humano y tan justo.

    Esta es nuestra ejecutoria y nuestro proceder.

    Así concebimos y así forjamos España.

  El Fuero del Trabajo

     Renovando la Tradición Católica de Justicia Social y alto sentido humano que informó nuestra legislación del Imperio, el Estado, nacional en cuanto es instrumento totalitario al servicio de la integridad patria, y sindicalista, en cuanto representa una reacción contra el capitalismo liberal y el materialismo marxista, emprende la tarea de realizar -con aire militar, constructivo y gravemente religioso- la revolución que España tiene pendiente y que ha de devolver a los españoles, de una vez y para siempre, la Patria, el Pan y la Justicia.

    Para conseguirlo -atendiendo, por otra parte, a cumplir las consignas unidad, libertad y grandeza de España- acude al plano de lo social con la voluntad de poner la riqueza al servicio del pueblo español, subordinando la economía a la política.

    Y partiendo de una concepción de España como unidad de destino manifiesta, mediante las presentes declaraciones, expresa su designio de que también la producción española -en la hermandad de todos sus elementos- sea una unidad que sirva a la fortaleza de la Patria y sostenga los instrumentos de su poder. El Estado español, recién establecido, formula fielmente, con estas declaraciones que inspirarán su política social y económica, el deseo y la exigencia de cuantos combaten en las trincheras y forman, por el honor, el valor y el trabajo, la más adelantada aristocracia de esta era Nacional.

  La vivienda

     Es una verdadera vergüenza que millares de familias españolas habiten en sitios sin condiciones, y ni siquiera elementales de salubridad. Hay que acabar con eso, y lo aseguro que acabaremos. Ya se está estudiando el tipo o los tipos de casas que deben construirse, sobre todo en lo que se refiere a la vivienda rural. Van levantados ya unos cuantos millares de edificios destinados a las clases más necesitadas. Mediante el pago de un alquiler extraordinariamente barato, podrán las familias humildes habitar en viviendas nuevas, risueñas, bien ventiladas, en vez de seguir habitando en las actuales zahurdas.

  La tierra

     En el aspecto agrario, sin aplicar fórmulas que sólo pueden concebirse en hipótesis, la actuación del Estado será de constante ayuda a la independencia del campesino, preocupándose especialmente por su bienestar.

    El Gobierno nacional se propone la intensificación del cultivo y un nuevo régimen jurídico de la tierra. Al mismo tiempo se está estudiando un proyecto denominado patrimonio familiar, que consiste en la transmisión del patrimonio al hijo que tenga más condiciones para administrarle, impidiendo así el fraccionamiento de la propiedad.

    Ganamos día a día la guerra, con paso firme y seguro, como ganamos y ganaremos la paz para España. Ahí tenéis el Consejo de Ordenación del Servicio Nacional del Trigo, primera gran batalla de la retaguardia, digna de las que se riñen en vanguardia, que estoy dispuesto a ganar, que ganaré sobre todo y por encima de todo. Solemnemente os lo digo, labriegos de tierras españolas, cimiento permanente de la riqueza nacional. Hoy son los trigueros objeto de esta atención política del Estado. Muy pronto lo serán los ganaderos y los pescadores, que nuestra España a nadie olvida, y a todos dará la justicia prometida.

    Se tenderá a dotar a cada familia campesina de una pequeña parcela, el huerto familiar, que le sirva para atender a sus necesidades elementales y ocupar su actividad en los días de paro.

    Se conseguirá el embellecimiento de la vida rural, perfeccionando la vivienda campesina y mejorando las condiciones higiénicas de los pueblos y caseríos de España.

    Es aspiración del Estado arbitrar los medios conducentes para que la tierra, en condiciones justas, pase a ser de quién directamente la explota.

    El Estado reconoce a la familia como  célula primaria natural y fundamento de la sociedad, y al mismo tiempo como institución moral dotada de derecho inalienable y superior a toda ley positiva. Para mayor garantía de su conservación y continuidad se reconocerá el patrimonio familiar inembargable.

  Justicia, Educación y Tráficos

     Los agitadores y todos los culpables de asesinatos serán castigados; pero seguiremos dando prueba de clemencia con la masa de los que hoy son nuestros adversarios.

    Crearemos una Justicia y un Derecho Público, sin los que la dignidad humana no sería posible. Formaremos un Ejército poderoso de mar, tierra y aire, a la altura de las virtudes heroicas tan probadas por los españoles, y reivindicaremos la Universidad clásica, que, continuadora de su gloriosa tradición, con su espíritu, su doctrina y su moral, vuelva a ser luz y faro de los pueblos hispanos.

    En el orden comercial viviremos en armonía con los demás pueblos, constituyendo preferencia la comunidad de raza, de lenguaje y de ideario: pero sin que por ello se olviden aquellas relaciones tradicionales dentro de una leal correspondencia, que no sean incompatibles con nuestro sentido ideológico, excluyéndose, desde luego, todo contacto soviético, que tan perjudicialmente afectaría a nuestra civilización y a nuestra sociedad.

    En su aspecto tributario, el Estado organizará los impuestos de forma que recaigan especialmente sobre quienes, por su capacidad económica, deben soportarlos.

  Política Religiosa

      A la persecución enconada de los marxistas y comunistas a cuanto representase la existencia de una espiritualidad, de una fe o de un culto, oponemos nosotros el sentimiento de una España católica, con sus Santos y con sus Mártires, con sus instituciones seculares, con su justicia social y con su caridad cristiana; y aquel gran espíritu comprensivo que hizo que en los siglos de oro de nuestra Historia, cuando un catolicismo vigoroso y sentido era el arma de la reconstrucción de nuestra unidad histórica, veíanse bajo la tutela tolerante del Estado Católico las mezquitas y las sinagogas acogidas al espíritu comprensivo de la España católica.

    El Estado, sin ser confesional, concordará con la Iglesia Católica, respetando la tradición nacional y el sentimiento religioso de la inmensa mayoría de los españoles, sin que ello signifique intromisión ni reste libertad para la dirección de las funciones específicas del Estado.

  Política Militar

    Puedo anunciar que España se bastará a sí misma completamente en orden a las industrias de guerra; y que eso que podríamos llamar un "milagro" se producirá en un plazo de años muy corto. Tendremos fabricada por nosotros la artillería necesaria, todas las armas automáticas, toda la fusilería; resolveremos ampliamente -como lo resolveremos hoy- el enorme problema del municionamiento; saldrán de nuestras fábricas los aviones, los motores, los elementos de transporte.

    Nos bastaremos ampliamente a nosotros mismos -lo repito-, y con ello, con una Marina pujante y una Aviación fuerte, nos hallaremos en condiciones de servir los ideales de la grandeza nacional.

  Fruto de la guerra

     A esa juventud heroica que en las trincheras lucha, a esos beneméritos soldados que en los frentes resisten alegres las inclemencias del invierno y dan con admirable desprendimiento su vida por España, les afirmo que sus sacrificios serán fecundos, y que la España, les afirmo que sus sacrificios serán fecundos, y que la España que se forja en los duros golpes de los campos de batalla tendrá unidad y fortaleza, que nada dividirá a la España Nacional, que la estrecha unión de la juventud española, generosa, noble, sin reservas, no ha de ser por nada ni por nadie desvirtuada.

      El Estado abordará los grandes problemas que el sacrificio realizado en la guerra exige, la consolidación de nuestro potente Ejército de tierra, mar y aire, y de las industrias indispensables para la guerra.

    La realización de la gran obra social, proporcionando a nuestras clases medias y trabajadoras condiciones de vida más humanas y justas.

    La solución de los múltiples problemas que nuestra industria tiene planteados para su resurgimiento.

    Ordenación de la obra de cultura, con el mejoramiento intelectual, moral y físico de nuestras juventudes.

    Realización de la reforma económica y social de la tierra.

    Restauración de nuestra Marina mercante y de nuestra Flota pesquera.

    Ejecución de los grandes planos de obras hidráulicas.

    Mejora de la vivienda y realización de la gran obra sanitaria nacional.

    Atracción del turismo, ordenamiento de la Prensa, y con todo ello la reconquista de nuestro prestigio en el mundo.

    Para acometer esta gran tarea a que todos hará dignos del esfuerzo de los Caídos, el trabajo, el talento, el sacrificio y la virtud son instrumentos precisos. La grandeza y la unidad de España no se forjaron en la frivolidad y en el regalo.

    La vida cómoda, frívola, vacía, de años anteriores ya no es posible.

Año. 1.937.-

 

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