Juicio
Caso Lasa y Zabala
- 16-12-1999 GALINDO:
'JURO POR DIOS Y POR MI HONOR' QUE 'NUNCA' ORDENÉ EL SECUESTRO NI
ASESINATO DE ESTOS HOMBRES El general de la Guardia Civil Enrique Rodríguez Galindo ha concluido su declaración en el juicio del "caso Lasa y Zabala", jurando por Dios y por su honor que "nunca" ordenó "ni el secuestro, ni las torturas, ni el asesinato" de los presuntos etarras José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala.
Con la misma rotundidad expresó su "certeza absoluta" de que
sus "hombres" de la comandancia de Guipúzcoa tampoco tuvieron
nada que ver con los hechos, concluyó Rodríguez Galindo, para quien el
fiscal pide 92 años de cárcel, en la cuarta sesión del juicio.
El general de la Guardia Civil, el más condecorado del instituto
armado, proclamó además: "Somos
inocentes y estamos absolutamente perseguidos". Galindo
también aseguró que había intentado convencer a sus hombres, acusados
al igual que él, para que confíen en la Justicia.
La frase exacta con la que Galindo cerró su declaración en el juicio
fue: "Quisiera solemnemente, y sometiéndome
a juramento, jurar por Dios y por mi honor que nunca he ordenado
semejantes cosas: ni el secuestro, ni las torturas ni el asesinato de
estos hombres, y al margen de ese juramento, afirmo mi certeza absoluta
de que mis hombres también son inocentes".
La vista se reanudó hoy con la audición de una cinta con dos
conversaciones telefónicas mantenidas en 1995 entre Galindo y su ex
subordinado Enrique Dorado, en las que éste llega a afirmar que no
tienen "nada que ver" con el "caso Lasa y Zabala".
Aunque no confirmó la veracidad de la conversación, el general
reconoció que hablaba con frecuencia con Dorado porque estaba en una
"situación muy precaria" y "absolutamente preocupado por
la presión de la Prensa", además de que padecía "pánico"
de sufrir un atentado de ETA. Relaciones Roldán-Vera
A preguntas de las defensas, el general afirmó que "no eran muy
buenas" las relaciones del ex director general de la Guardia Civil
Luis Roldán con el entonces secretario de Estado para la Seguridad
Rafael Vera y con el abogado Jorge Argote.
Reiteró que la noche del 15 de octubre de 1983, cuando fueron
secuestrados Lasa y Zabala en Bayona (Francia), no vio que el ex
gobernador de Guipúzcoa Julen Elgorriaga fuera acompañado por el policía
López Carrillo, quien ha declarado que esa noche Galindo avisó a
Elgorriaga que "dos peces han caído en el anzuelo", en alusión
a los dos presuntos etarras.
El general afirmó que Elgorriaga nunca fue a los interrogatorios de los
detenidos y que "ningún político" asistió jamás, salvo
"alguna excepción", a las declaraciones de los sospechosos. Sobre Felipe
Bayo
En este sentido, el general recordó que el único que le pidió asistir
a un interrogatorio fue el gobernador que precedió en el cargo a
Elgorriaga, cuyo nombre no quiso proporcionar. A preguntas del abogado
defensor del ex cabo Felipe Bayo, Angel López Montero, Galindo volvió
a alabar la profesionalidad del agente que le ha implicado en el caso.
"Si en algo destacó fue", dijo, "en su entrega, en una
labor sacrificada espléndida".
A continuación explicó que le duele mucho ver cómo
"indignamente" y "vilmente" se intenta dar a
entender que Bayo es un demente. "Eso es un sarcasmo. Es un hombre
bondadoso; sólo necesitan que hablen con él", añadió.
Galindo contó también en su declaración que todos los detenidos de
ETA tienen instrucciones por parte de la banda de denunciar sistemáticamente
torturas. Vaquero ofrece
coartada a Dorado
Tras la declaración de Galindo tuvo lugar el testimonio del capitán de
la Guardia Civil Angel Vaquero, para quien el fiscal pide 90 años de
prisión por el "caso Lasa y Zabala".
Vaquero, quien entre mayo de 1982 y noviembre de 1985 estuvo destinado
en los servicios de información de la Comandancia de Guipúzcoa, aseguró
durante su declaración que la noche del 15 al 16 de octubre de 1983,
cuando Lasa y Zabala desaparecieron, vio a Enrique Dorado en la
localidad de Oñate, donde se había producido un atentado.
Sin embargo, el fiscal mantiene en su escrito de conclusiones
provisionales que en aquellos momentos Dorado, junto al también acusado
Felipe Bayo y otros guardias sin identificar, estaban en Bayona
(Francia) para secuestrar a los dos presuntos etarras.
A la pregunta de si vio también a Bayo en el lugar del atentado,
Vaquero contestó que no lo recuerda porque no tuvo "que hablar con
él", pero que, salvo que estuviera de vacaciones, "no podía
estar en otro sitio que junto al cabo Dorado" y el resto de los
miembros del servicio de información. |
Posible condena: |