DISTANCIA

  Por ALFONSO USSÍA

    SOY uno de esos diez millones de hijos de puta, según amable calificativo de la periodista Maruja Torres (foto), que vota al Partido Popular. Intuyo que en marzo, los hijos de puta serán bastantes más. Pueden llegar a ser tantos, que el sistema democrático se resienta. Si yo fuera dirigente del Partido Popular, o simplemente un militante de base, propondría una campaña electoral en apoyo del socialismo. El lema podría ser: «En cada familia, un voto al menos para el PSOE». Creo que la democracia necesita de un partido de la Oposición fuerte y coherente. A Rodríguez Zapatero, Caldera, Blanco, Chacón y compañía les queda de dirigentes socialistas lo que falta para que los prunos, cerezos y almendros estallen en flores. Una comedia del muy poco agasajado en su centenario Alejandro Casona se titula «Prohibido suicidarse en primavera». Alicia Moreno tendría un buen detalle con sus correligionarios del PSOE enviándoles un ejemplar a cada uno de ellos. En España, la primavera es un prodigio. Hasta Luis de Tapia, poeta ripioso y ferozmente republicano, despidió a Alfonso XIII con primaveral melancolía cuando el Rey salió de España. Se equivocó de medio de locomoción, porque Tapia era un frívolo, y no se enteró de que Alfonso XIII se despidió de su Patria por mar, embarcando en el «Príncipe Alfonso» en la base naval de Cartagena. «Se fue. Por la carretera / marcha un Rey a frontera. / Un día de primavera / brinda al aire aromas mil. / Se fue entre finos olores / de los almendros en flores. / ¡Qué gran castigo, señores / dejar a España en abril!». Más o menos así, que tampoco merece la pena consultar la estrofilla.

No en abril, en marzo, el PSOE ha decidido suicidarse. Se ha separado de sus votantes. Mala distancia. Hay que acercarlo de nuevo hacia el sentido común. O al PSOE se le ayuda o se agrieta definitivamente. Un partido nacional no ha encontrado a una portavoz mejor que una, hasta anteayer, independentista. Rodríguez Zapatero ha sido un auténtico desastre. Al menos, que se quede quieto y callado hasta la primavera, para no abrumar a su propagandista Torres con algún millón más de hijos de puta. Hasta «El País» y la «Ser» se muestran inquietos y preocupados. Sólo Alicia Moreno está tranquila, porque es concejal del Ayuntamiento de Madrid por el Partido Popular. Esa es otra fórmula. Incluir en las listas populares a conocidos militantes del PSOE para que salgan elegidos. Por ejemplo, en Madrid, en el número quince, a Caldera. Sale seguro. Sería un gran número quince. De esta manera se equilibraría el Parlamento. El golpe sería convencer a Felipe González para que se presentara por el PP en Segovia, con el número tres. Tendría emoción el escrutinio. Busquemos entre todos fórmulas para conseguir que el PSOE no se pulverice. La mejor y más fácil la tienen en su mano, pero no podrán ponerla en práctica hasta la primavera. Es decir, un nuevo Congreso en el que triunfe una candidatura socialista y con un mínimo sentido de lo que es y significa España. Un PSOE que elimine la distancia insalvable que ha establecido con una buena parte de sus fieles votantes con sus chorradas, aventuras e irresponsabilidades. Un PSOE capaz de ser socialista en Galicia, en Las Vascongadas, en Cataluña, en Baleares, en Valencia y en Madrid, que tampoco Madrid se salva. Un PSOE al que se pueda recibir fuera de España sabiendo qué es lo que representa. Un PSOE que aprenda Geografía y, si es posible, algo de Historia. Un PSOE que sepa que el río Ebro nace en Cantabria y riega en Castilla, La Rioja, Navarra, Aragón y Cataluña, no sólo en Aragón y Cataluña, como quieren los promotores del Reino de Aragón. En fin, un PSOE sensato, fuerte y con sentido común, cercano a sus partidarios y militantes. Un PSOE que no se escachifolle en primavera frente a los hijos de puta de la gentil Maruja Torres.

ABC. 16 de enero de 2.004

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