Una oferta de diálogo
Por Pío Moa. Las peores agresiones se suelen presentar en política disfrazadas de victimismo y buena intención. Los agresores sólo quieren algo tan natural y humano como el diálogo, afirman, mientras trabajan por la secesión. Sólo quieren una "España más plural", o bien "una España en la que todos se sientan a gusto", y cosas parecidas. Por supuesto, rechazan el "autoritarismo", o la política de "enfrentamiento" o de "crispación", que supone decir no a sus pretensiones. En España, la izquierda y los nacionalistas son maestros en ese juego. Sería frívolo desdeñar por adelantado el efecto que estas manifestaciones de hipocresía puedan causar, y, por supuesto, es muy conveniente demostrar la mayor disposición al diálogo. Una oferta a Ibarreche, por parte de quienes defienden la unidad de España y la democracia, podría ser parecida a ésta: Señor Ibarreche: es preciso el diálogo
para corregir por las buenas una situación que se está volviendo
irrespirable en las Vascongadas. Como usted sabe, en el territorio bajo
su autoridad la situación ha degenerado tanto que no existe ahí una
verdadera democracia. Cuando la mitad de la población se siente
hostigada y amenazada por expresar sus opiniones, cuando los políticos
no nacionalistas han sido a menudo asesinados, y viven bajo constante
presión, cuando para ellos supone un espíritu heroico, literalmente,
presentarse a los cargos municipales u otros, no puede hablarse de
"déficit democrático", sino pura y simplemente de falta de
democracia. La causa principal del problema no es sólo
el terrorismo, sino la connivencia de usted y su partido con él. No
hablamos a humo de pajas. Esta connivencia se manifiesta en la pasividad
de la Ertzaintza frente a los criminales; en el apoyo moral que ustedes
prestan a los que llaman, para enaltecerlos, "presos vascos",
en lugar de denominarlo por su nombre de asesinos y cómplices; en la
enseñanza desfigurada y guerracivilista que ofrecen ustedes a los jóvenes
y que es la misma que darían, y que dan de hecho, los terroristas o sus
organizaciones satélites; en su insidioso, solapado y permanente ataque
a los símbolos constitucionales, que son, casualmente, los símbolos
democráticos; en su financiación y sistemático apoyo político -¡y
nada menos que en nombre de la democracia!- a organizaciones satélites
de la ETA, implicadas orgánicamente en la financiación, el
reclutamiento y la protección de la banda; en su continuado desprecio y
falta de diálogo hacia las víctimas del terror, tan en contraste con
su complaciente diálogo y llamadas al diálogo con los pistoleros; en
hechos tan degradantes para las libertades y el Parlamento vasco como
haber tenido en la Comisión de derechos humanos, nada menos, a un
reconocido asesino etarra; y así en un largo etcétera de actitudes
semejantes, que podemos ir detallando en el curso de este diálogo que
les ofrecemos. Usted sabe que si las cosas no han llegado más
lejos, a una dictadura abierta o a enfrentamientos civiles mucho más
graves, se debe precisamente a la acción del estado y de sus fuerzas de
seguridad, que han reducido el terrorismo a niveles bajos –por lo que
ustedes han manifestado pesar de muchas formas–; al endurecimiento y
aplicación de leyes que han erradicado en buena parte la kale
borroka, la cual ustedes han consentido y, con su consentimiento,
estimulado durante años; y a otras numerosas acciones contra la
violencia y a favor de la ley y la libertad, acciones que su partido,
desde el poder autonómico, han obstaculizado de mil maneras que también
detallaremos, para procurar corregirlas, en el transcurso de este diálogo. Como ustedes saben, las leyes están para
ser cumplidas, pues de otro modo la convivencia pacífica se vendría
abajo. Y cuando se incumplen o desvirtúan sistemáticamente como usted
y su partido vienen haciendo evidente y desgraciadamente, puede hacerse
necesaria la suspensión de un estatuto de autonomía infringido y
desacreditado por ustedes año tras año. Toda paciencia y comprensión
llegan a su límite cuando, en lugar de corregir los males, se persiste
en ampliarlos mediante proyectos secesionistas que atacan directamente
la unidad de España, y que aumentarían la ya intolerable opresión
ejercida por los nacionalistas sobre una gran masa de la población
vasca, privando definitivamente a estas tierras de la libertad y la
democracia. Antes de llegar al extremo de suspender la
autonomía en aplicación de la ley, sería muy conveniente entablar un
diálogo sobre las siguientes bases: 1.
La Ertzaintza desarrollará una actividad mucho más efectiva en
la persecución del terrorismo y de todo tipo de violencia y
hostigamiento nacionalista 2.
Los símbolos constitucionales serán respetados y expuestos en
todos los casos que exige la ley 3.
Los contenidos de la enseñanza serán revisados para no dar
ninguna clase de excusas a los asesinos profesionales de ETA o de
cualquier grupo semejante 4.
Se respetará la voluntad de las familias y se defenderá el uso
en la enseñanza del idioma español común, en igualdad con el
vascuence, como un patrimonio histórico y cultural irrenunciable del
pueblo vasco. 5.
Las víctimas del terror serán honradas y desagraviadas en el
Parlamento y en las demás instituciones de la comunidad autónoma. 6.
Se retirará todo apoyo moral a los presos que deshonran al
pueblo vasco con sus cobardes asesinatos o complicidad en ellos. 7.
Desaparecerá todo tipo de referencia o presión oficiales y
anexionista sobre Navarra. Aunque, claro, en su propaganda partidista,
el PNV es perfectamente libre de defender dicha anexión. 8.
Se tomarán, en general, todas las medidas que garanticen la
libertad, la igualdad ante la ley y la tranquilidad de los ciudadanos,
al margen de su pertenencia o simpatía políticas. Opino
que estas bases u otras semejantes, expuestas, si se quiere, en lenguaje
más diplomático, podrían ser un excelente punto de partida para el diálogo
en Vasconia. No puede haber otro, porque otras condiciones supondrían
legitimar el terrorismo y la destrucción de la democracia. Estoy seguro
de que un lendakari tan honrado, amante del diálogo y el pluralismo, y
cumplidor de su palabra como Ibarreche no podrá resistirse a negociar y
aplicar estas bases con el espíritu constructivo que le caracteriza. Libertad Digital 27 diciembre de 2.003 |