Francisco Largo Caballero



CONOCER MEJOR A LARGO CABALLERO A TRAVÉS DE SUS ESCRITOS.


Largo Caballero fue desde su más tierna infancia muy poco aficionado a la democracia. Recordemos que fue Secretario de Estado en la dictadura del general Miguel Primo de Rivera hasta 1929. En noviembre de 1930, Largo Caballero en debate con Julián Besteiro, había anunciado que el partido pensaba implantar la República sólo «como estado transitorio».

El 23 de noviembre de 1931, siendo Ministro de Trabajo, y ante la posibilidad de que las Cortes se disolviesen por no tener mayoría, amenazó: «Ese intento sólo sería la señal para que el PSOE y la UGT lo considerasen como una provocación y se lanzasen incluso a un nuevo movimiento revolucionario. No puedo aceptar la posibilidad, que sería un reto al partido, y que nos obligaría a ir a una guerra civil».

En febrero de 1933, Largo manifestaba: «Hemos venido a colaborar a la proclamación de una República para hacer una Constitución…para…poder llegar a nuestras aspiraciones sin violencias grandes, sin grandes derramamientos de sangre…si no nos permiten conquistar el poder con arreglo a la Constitución… tendremos que conquistarlo de otra manera».

Pasa el tiempo, seguía siendo ministro, y en agosto de 1933 afirma rotundamente en la célebre escuela de Torrelodones: «Antes de la República creí que no era posible realizar una obra socialista en la democracia burguesa. Después de veintitantos meses en el gobierno... si tenía alguna duda sobre ello, ha desaparecido. Es imposible».

Largo amenazaba a la derecha, en la campaña electoral de noviembre de 1933: «Se dirá: ¡Ah esa es la dictadura del proletariado! Pero ¿es qué vivimos en una democracia? Pues ¿qué hay hoy, más que una dictadura de burgueses? Se nos ataca porque vamos contra la propiedad. Efectivamente. Vamos a echar abajo el régimen de propiedad privada. No ocultamos que vamos a la revolución social. ¿Cómo? (Una voz en el público: ‘Como en Rusia´). No nos asusta eso. Vamos, repito, hacia la revolución social… mucho dudo que se pueda conseguir el triunfo dentro de la legalidad. Y en tal caso, camaradas habrá que obtenerlo por la violencia… nosotros respondemos: vamos legalmente hacia la revolución de la sociedad. Pero si no queréis, haremos la revolución violentamente (Gran ovación). Eso dirán los enemigos, es excitar a la guerra civil… Pongámonos en la realidad. Hay una guerra civil… No nos ceguemos camaradas. Lo que pasa es que esta guerra no ha tomado aún los caracteres cruentos que, por fortuna o desgracia, tendrá inexorablemente que tomar. El 19 vamos a las urnas… Más no olvidéis que los hechos nos llevarán a actos en que hemos de necesitar más energía y más decisión que para ir a las urnas. ¿Excitación al motín? No. Simplemente decirle a la clase obrera que debe prepararse… Tenemos que luchar, como sea, hasta que en las torres y en los edificios oficiales ondee no la bandera tricolor de una República burguesa, sino la bandera roja de la Revolución Socialista».       

«La clase trabajadora se va dando cuenta... que en el nuevo régimen (República) se encuentra más incómoda que en el antiguo (Monarquía). Porque hablando con franqueza, en la monarquía había un cierto pudor político en algunos hombres, y la pugna entre liberales y conservadores por atraerse a las clases obreras hacía que se dictaran leyes sociales… Porque la democracia burguesa era, en realidad, una dictadura contra la clase obrera. El solo hecho de que no haya una mayoría burguesa en el Parlamento es una dictadura.  Al colaborar en el derribo de la monarquía y luego en el gobierno, sabíamos muy bien que la república burguesa no emancipaba económicamente a los trabajadores... El objetivo... era el de quitar la venda a la clase trabajadora para que supiera que con la república burguesa no se había de redimir. Y esto lo hemos logrado… El día que lo tengamos (el Poder)... no tendremos titubeos ni dudas. No caeremos en la debilidad en que cayó la República. Y que no nos pidan transigencias ni benevolencias».

Y seguía: «El jefe de Acción Popular decía,  que los socialistas admitimos la democracia cuando nos conviene... Pues bien, yo tengo que decir con franqueza que es verdad. Si la legalidad no nos sirve, si impide nuestro avance, daremos de lado la democracia burguesa e iremos a la conquista del Poder».

 

Eduardo Palomar Baró.


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© Generalísimo Francisco Franco - Junio 2.005

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