Los
treces Prelados asesinados por los rojos.
ESTÉNAGA
Y ECHEVARRÍA, Narciso de.
Obispo
de Ciudad Real.(1882-1936).
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Nació en Logroño el 29 de
octubre de 1882. Huérfano de padre y madre, quedó en manos de
personas caritativas que lo llevaron primero a Vitoria y luego a
un colegio para huérfanos en Toledo. El director de dicho
colegio le consiguió una beca en el Seminario de Vitoria, donde
inició poco después los estudios eclesiásticos. Cursó la
segunda parte de su carrera en Toledo, donde consiguió con
brillantez el grado de doctor. Estudió Derecho acreditándose
como notable abogado. Hombre de estudio y de pluma, con
predilección por los temas históricos y los relacionados con
el arte. Fue ordenado sacerdote en 1907.
Tras
quince años de ministerio sacerdotal fue nombrado para el obispado de
Ciudad Real en diciembre de 1922 cuando contaba con cuarenta años de
edad. Consagrado en Madrid el 22 de julio de 1923, a las tres semanas
hacía su entrada en Ciudad Real. Intervino en el Congreso Catequístico
Nacional de Granada de 1929, del Ibero-Americano de Sevilla y del
Eucarístico de Toledo. Era correspondiente de las Reales Academias de
la Historia y de la de Bellas Artes de San Fernando, académico de número
y director de la Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de
Toledo, cruzado caballero del hábito de Santiago y caballero de la
Orden de la Corona, de Bélgica.
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El
18 de julio de 1936, el Frente Popular se hizo con las riendas en
Ciudad Real. El gobernador civil, Germán Vidal Barreiro, decidido
militante en las filas de Casares Quiroga, permitió una situación
equívoca, alternando las masacres más sanguinarias con otras medidas
de cierta moderación. Hasta primeros de agosto en que permaneció la
Guardia Civil en la capital, el obispo tuvo cierta confianza. Pero
luego fueron trasladados a Madrid y el palacio quedó a merced de los
comunistas.
El
13 de agosto fue obligado por la fuerza a abandonar su morada,
juntamente con su fiel capellán, Julio Melgar, instalándose en casa
de Saturnino Sánchez Izquierdo, quien, por cierto, había de pagar
con la vida tan hidalga hospitalidad.
En
la mañana del 22 de agosto se detuvieron frente a la casa dos automóviles,
de los que bajaron unos milicianos que reclamaron con golpes e
insultos, al obispo. No se hizo esperar monseñor Esténaga y su
capellán, subiendo ambos al coche. Aquella misma tarde fueron
encontrados sus cadáveres acribillados en las cercanías de
Peralvillo del Monte, a orillas del Guadiana y a ocho kilómetros de
Ciudad Real.
© Generalísimo Francisco Franco, 2.005.-