"Journal
du Loiret" 4 de noviembre de 1938.
Hablamos de la guerra que asola a
su país. Es la ocasión para que el General Franco
exprese al Ejército francés, al heroísmo de los
combatientes del 1914 y de sus jefes, sus sentimientos de
admiración y de afecto. Conoce a nuestros generales, la
mayoría de los cuales han sido sus amigos, sabe el valor
de nuestras armas y no vacila en declarar que existe en
nuestro país una fuerza que no ha sido empañada, que
continúa gozando de su prestigio en el mundo, el Ejército
francés mandado por hombres como Camelin, Requin y tantos
otros...
La conversación evoluciona hacia
la actitud del Gobierno francés frente a la España
Nacional. El General Franco guarda para él solo la
amargura que debe sentir por los hechos de los hombres del
Frente Popular, pero por el contrario recalca con evidente
satisfacción la correcta actitud de M. George Bonnet,
Ministro de Negocios Extranjeros.
Súbitamente,
elevando el tono, el General Franco me manifiesta su
sorpresa de que se haya comprendido tan mal en Francia las
causas de la guerra civil española y la voluntad de
salvación de su pueblo.
- Hemos sido -exclama-
un verdadero absceso de fijación para el bolchevismo
mundial. Es aquí donde sus empresas se han estrechado
ante una fuerza invencible. Sobre nuestro suelo en donde
venían a combatir por la causa de la revolución más
sangrienta conocida, han muerto 50.000 hombres de las
brigadas internacionales. ¡Ah! Le ruego que repita a
todos los franceses, a aquellos que tan mal nos conocen, a
aquellos que nos denigran, que si no hubieran caído esos
50.000 hombres, si hubieran triunfado sin lucha, es en
vuestro país en donde actuarían hoy con la misma
violencia y con los mismos métodos de terrorismo y
asesinato. Si no hubiera sido así, sería Francia la que
en la hora presente se vería desgarrada a su vez por la
guerra civil y conocería la ruina de sus libertades y la
carnicería de sus hogares.
El libertador de España
se levanta. Algunas palabras todavía para decirnos su
amor por la paz, para desearla a Francia, para expresarnos
sus votos para con nuestro país, con una convicción
tanto más ardiente cuanto que España está desgarrada,
que sus hogares están ensangrentados y su carne
martirizada.
