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Declaraciones a la Prensa.


 
Declaraciones al representante de la National Catholica Welfare Conference.

Enero de 1938.

Cuando se declaró nula la Constitución de la República por un decreto promulgado por mí en octubre de 1936, toda la legislación anticatólica comprendida en ella, fué repudiada. Sé que los católicos de los Estados Unidos, se han dado cuenta de que estamos luchando en defensa de la Iglesia, nuestra fe y la civilización cristiana; a esto se debe que tengamos su simpatía y su ayuda generosa.

Las maquinaciones del Comunismo internacional en contra de España, me eran bien conocidas. Poseo documentos en los que se designan las iglesias y los edificios más ligados a nuestra historia religiosa, como señalados para la destrucción. También tuve una lista de las personas que se habían de asesinar. El deseo de los rojos era dar fin a todas las tradiciones cristianas en España y privarla de todas las iglesias y facilidades de culto. Había millones de pesetas disponibles para propaganda soviética y los rojos habían organizado grupos de gentes para cumplir sus siniestros propósitos.

Nos obligaron a levantarnos para defender la España histórica y la fe católica, las vidas individuales y la existencia de la nación misma. Desde el principio tuve la convicción de que venceríamos; era imposible que España sucumbiera al Comunismo internacional.

La gente cree que estamos haciendo una guerra como otra cualquiera; pero estamos llevando a cabo también una profunda revolución social, que tiene fundadas sus doctrinas en las enseñanzas de la Iglesia Católica. Habrá menea ricos, pero también menos pobres. El Estado español del futuro, será una verdadera democracia y en él tomarán parte todos los ciudadanos de acuerdo con su profesión y su función específica.

Se han rechazado, en particular, las leyes que prohibían la enseñanza o el trabajo productivo a las órdenes religiosas, o las que las prohibían gozar de sus propiedades o administrar sus propios asuntos. También se han rechazado las leyes que disolvieron la Compañía de Jesús y por las cuales se confiscó su propiedad. Se tomarán medidas para cumplir otros acuerdos cuando formemos Gobierno y empecemos una verdadera legislación. Puesto que tenemos que devolver tantas cosas, entre ellas los hogares y las propiedades de los españoles, devolveremos, como es natural, las iglesias, las casas de Dios, y nos ocuparemos de que el Clero tenga los medios apropiados para ejercitar su tarea espiritual.

El Estado español prestará también atención especial a nuestra expansión misional en todo el mundo, considerándola como una parte muy importante de las actividades civilizadoras y del Imperio espiritual de España.

No será necesaria ninguna universidad católica especial, pues todas las universidades lo serán y tendrán una enseñanza religiosa, especialmente filosófica. La moralidad de la religión, que es la necesidad cultural más grande del hombre, se enseña en los colegios elementales en los primeros. tiempos de la enseñanza secundaria, como si esto fuera solamente una cosa para niños. Toda esa gente, según crece, llega a la conclusión de que estos preceptos son cuentos de hadas, a propósito tan sólo para ser contados a las criaturas.

En los países principales, se estudian en las universidades Teología, Religión e Historia religiosa. Nosotros haremos lo mismo. Nosotros, los españoles de las clases profesionales, no tenemos suficiente cultura religiosa. El punto de vista moral y metafísico de la vida, se adquiere en los años que uno pasa en las universidades. Entonces es cuando el hombre forma su idea sobre el mundo y el hombre y se hace idea de su destino y de sus deberes. Todo esto, en unión con la Historia del Catolicismo español es cultura superior religiosa que no faltará en España a las generaciones del futuro.

Estoy informado de la repercusión mundial que ha tenido la carta colectiva del Episcopado español. Ha vencido la obstinación o la actitud equivocada de algunos católicos extranjeros.

Nuestros prelados, sin embargo, se declararon en nuestro favor desde el principio del Movimiento, pues vieron que defendíamos a nuestros sacerdotes, nuestras iglesias y nuestra religión, contra el bárbaro extranjero y ateo Comunismo que amenazaba destruirlo todo.

Estableceremos un acuerdo con la Santa Sede, en el cual se tratará de todos los puntos referidos anteriormente y algunos más. Tanto en las cosas sociales como en las culturales, nuestro Estado será católico, pues la verdadera España ha sido, es y será católica.


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© Generalísimo Francisco Franco. Noviembre 2.003 - 2.006. - España -

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