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SUGERENCIAS

 

Declaraciones a la Prensa.


 
Declaraciones al enviado especial del periódico Brasileño "Jornal do Brazil".

Enero de 1938.

NUESTRA VICTORIA ES INEVITABLE

La única provisión que puede hacerle, y ella es certísima, es la de nuestra victoria final, infalible, inevitable.

EL ALZAMIENTO DE, ESPAÑA. EL EJERCITO TIENE EL DEBER DE SALVAR A LA PATRIA

- Le ruego no considere al Movimiento Nacional que puso a la nación en armas como una simple sublevación militar; fué la nación, que, sintiendo en peligro los fundamentos de sus garantías tradicionales, se irguió para establecer su defensa contra el crimen. Si hay sublevados, son los rojos, que violaron la Constitución hecha por ellos, que negaron los más elementales derechos del hombre y que entregaron a España al dominio de los pistoleros, estimulando la lucha de clases. y llevando por doquier el desorden y el odio. Nosotros, los militares, nos levantamos con la mayoría del país para poner término, al desorden y salvar a España del hundimiento; no hicimos una sublevación ni somos rebeldes. El Ejército no puede enfrentarse contra un Gobierno o una Constitución, pero tiene el deber di salvar a la Patria cuando ella está, como sucedía en julio de 1936, en peligro de muerte.

LA ÚNICA SOLUCIÓN

- ¿Era inevitable este acto de fuerza?

- Lo era; habían sido agotados todos los medios pacíficos para mostrar al Poder el peligro en que estaba la Patria. La lección de la sublevación de Asturias en 1934, no fué comprendida, y se vino a caer en la convicción de que el Poder mismo era cómplice de los criminales. Nuestra balanza comercial tenía un déficit enorme cuando antes nos había sido favorable; los productos de nuestra tierra estaban depreciados y el desenvolvimiento de nuestra personalidad y de la riqueza nacional sólo encontraban obstáculos. Falsos apóstoles propagaban un Comunismo que ofrecía la tierra a los campesinos, la soberanía al trabajador y la autonomía política a las regiones, sembrando el odio y el exterminio. El porvenir aparecía pavoroso y era preciso reaccionar rápida y enérgicamente para salvar al país del fatal descalabro. Eso es lo que sucedía.

EL ESTADO NUEVO

- En la dura campaña que hemos trabado en victoria, no hemos olvidado la organización nuevo, que va siendo hecho metódicamente.

España se organiza en un amplio concepto totalitario, por medio de instituciones nacionales que aseguran su totalidad, su unidad y su continuidad. El carácter de cada región será respetado, pero sin perjuicio para la unidad nacional, que la queremos absoluta, con una sola lengua, el castellano, y una sola personalidad, la española. También pretendemos restaurar el Municipio revestido de sus tradicionales autoridad y prestigio, y dentro de un amplio espíritu corporativo, la nación manifestará su voluntad por medio de los órganos técnicos y las corporaciones, en vez del caduco sistema de los partidos, y la democracia verbalista y formal del Estado liberal es sustituida por una democracia efectiva, que lleva al pueblo lo que verdaderamente le interesa: verse gobernado con autoridad y garantía de orden en una aspiración de justicia integral, tanto desde el punto de vista moral como económico; libertad moral al servicio de un pueblo patriótico y libertad económica, sin la cual la libertad política sería una burla.

Exigiremos la racional participación de todos los españoles en las cuestiones del Estado, a través de la función familiar, municipal y sindical, y formaremos un poderoso Ejército de tierra, mar y aire, a la altura de nuestras heroicas virtudes. En el capítulo de justicia social suprimiremos absolutamente la lucha de clases, estableciendo la armonía entre el capital y el trabajo; dignificaremos a éste; estableceremos respeto para la producción, mejoraremos las últimas leyes sociales, según las posibilidades de nuestra vida económica, y garantizaremos a todos los españoles el derecho al trabajo, a la instrucción y a la justicia.

EL FUTURO DE ESPAÑA

- Este problema pertenece al futuro; por ahora, unidos, lo que necesitamos es organizar las bases de la Nueva España y exterminar el Comunismo estableciendo la armonía ya unidad de la nación; después de esto, que ha de ser una obra de todos los patriotas, se verá qué régimen definitivo conviene a España; pero una nueva Monarquía tendría que ser muy diferente de la que cayó el 14 de abril de 1931, hasta, por mucho que esto duela a algunos, en la persona que la haya de encarnar; cuando España sea dirigida únicamente por españoles, el Rey, si viniere, tendrá que aparecer como un pacificador, revestido de toda autoridad y simpatía, no pudiendo pertenecer a los vencedores ni a los vencidos.


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