Noviembre
de 1937.
Anulada la Constitución laica la
República por un decreto mío de octubre del año pasado, queda
abolida. toda la legislación anticatólica contenida en ella. Ya
sé que los católicos de los Estados Unidos han comprendido bien
que nuestra guerra es una guerra en defensa de la Iglesia, de
nuestra religión y de la civilización cristiana; por eso nos
acompañan con simpatía y generosidad.
Yo conocía los terribles manejos del
comunismo internacional contra España. Tenía en mi poder
documentos en los cuales se señalaban para la destrucción los
templos y principales lugares sagrados de nuestra historia
religiosa; tenía las listas de las personas que debían ser
asesinadas. Querían acabar con todo lo que en España era tradición
cristiana; hacer de ella una nación sin culto, sin templos y sin
Dios. Corrían los millones para la propaganda soviética y tenían
muy bien organizados grupos de gentes para siniestros fines.
Para defender nuestra España histórica,
nuestros monumentos y la religión católica, las personas y la
misma nación, teníamos necesariamente que sublevarnos. Yo, desde
el principio estaba seguro de que triunfaríamos; España no podía
sucumbir al comunismo internacional.
La gente cree que estamos haciendo una
guerra nada más estamos haciendo también una profunda revolución
en sentido social que se inspira en las enseñanzas de la Iglesia
católica. Habrá menos ricos, pero también habrá menos pobres.
El nuevo Estado español será una verdadera democracia en la cual
todos los ciudadanos participarán en el Gobierno por medio de su
actividad profesional y de su función específica.
- ¿...?
- Puesto que tenemos que restaurar tantas
cosas y entre ellas están los hogares y viviendas de los españoles,
restauraremos especialmente los templos que son casas de Dios, y
cuidaremos de que no falten al Clero los medios económicos
necesarios para su ministerio espiritual.
El Estado español tomará muy a pecho
nuestra expansión misionera en el mundo, como parte importantísima
de la obra civilizadora y del imperio espiritual de España.
No hará falta universidad católica,
porque todas nuestras universidades serán católicas y en ellas
habrá una enseñanza superior religiosa de carácter filosófico.
Como si la enseñanza moral religiosa que
es la mayor necesidad cultural del hombre fuera cosa sólo de niños,
se da solamente en las escuelas elementales y a lo sumo en el
bachillerato. Así muchos llegan de mayores a la conclusión de
que esas enseñanzas son así como cuentos de hadas, cosas de
angelitos, propias de imaginaciones infantiles.
En las grandes universidades de las
principales naciones hay estudios de Teología, de Religión, de
Historia religiosa... Nosotros los tendremos también... Los españoles
de carrera no tenemos suficiente cultura religiosa...
En los años universitarios se forman los
criterios morales y metafísicos que dan un sentido a la vida; el
hombre se hace su ideal del mundo, de la humanidad, de su destino,
de sus deberes...
Todo esto, con la historia del catolicismo
español, es cultura religiosa superior que no debe faltar en las
generaciones de la Nueva España.
- ¿...?
- Ni que decir tiene. En él
especificaremos todos los puntos de que hemos hablado y otros más...
Nuestro Estado ha de ser un Estado católico en lo social y en lo
espiritual; porque católica ha sido, es y será la verdadera España.