Julio de 1937.
Muchos países siguen sin comprender el
sentido de la lucha que la España Nacional está sosteniendo
desde hace un año. En estas circunstancias ha sido para mí
una gran alegría ver cómo el pueblo alemán, cuya liberación
interior y exterior se realizó por el Führer Canciller Adolfo
Hitler, se hizo cargo desde el principio del significado de
nuestro Movimiento, dedicándole una vivísima simpatía.
El firme apoyo moral de la gran nación
alemana, coronado en noviembre: del año anterior con el
reconocimiento del Gobierno Nacional, ha estrechado. los lazos de
amistad que unen a los dos países, despertando un sentimiento de
honda gratitud en todos los que, con razón, se llaman españoles.
No hacen falta muchas palabras para
explicar al pueblo alemán el sentido de nuestra lucha libertadora
y el significado del Movimiento Nacional en España.
Luchamos por librar a nuestro pueblo de
las influencias del marxismo y del comunismo internacionales, que
se introdujeron en nuestro país para hacer de España una
sucursal del bolchevismo moscovita. Queremos salvar por esta lucha
los valores morales, espirituales, religiosos y artísticos
creados por el pueblo español a lo largo de una gloriosa
Historia, y que constituyen la base de nuestra existencia nacional
e individual. Luchamos por la renovación social y política de
nuestro pueblo, por una España única, libre y grande, que volverá
a tener en el mundo la posición que ocupó en las grandes épocas
de su Historia. Y sabemos que este fin sólo podrá alcanzarse si
las masas del pueblo se sienten unidas íntimamente al Estado, si
todos los españoles contribuyen, moral y materialmente, al
resurgimiento de la nación dándose cuenta de la importancia que
para el país tiene su actitud personal, ya que del trabajo que
realice cada uno dentro de la comunidad depende el bienestar del
pueblo.
Lo que la nación alemana ha logrado ya
con su lucha de liberación, constituye, por muchos conceptos, un
modelo que tendremos presente para nuestro propio resurgir. El
primer fin nuestro es llevar a feliz término la guerra civil. Ya
habrían conseguido nuestras banderas la victoria definitiva, de
no haberse inmiscuido en la guerra la Internacional comunista y
marxista y los Gobiernos afectos a ella. A pesar de esta ayuda
prestada al enemigo rojo, no, dudo ni un instante de que pronto
será nuestro el triunfo final. Me doy cuenta de que, una vez
asegurado el éxito militar, nos espera otra tarea no menos
importante que la guerra misma. La victoria ha dé abrirnos el
camino para otros fines, o sea para dar realidad a la Nueva España,
cuya imagen discernimos con toda claridad.
Yo saludo a la nación amiga alemana, movido por la sincera
gratitud que merece su profunda comprensión del Movimiento
Nacional y el firme apoyo moral que con ello presta a la lucha de
la España auténtica. Le aseguro que será profunda y duradera la
gratitud del pueblo español y expreso el vivo deseo y la
esperanza de que la amistad hispanoalemana quede arraigada para
siempre en el corazón de nuestros pueblos, siendo esta amistad y
el intercambio cultural y económico un factor importantísimo, no
sólo para el bienestar de ambos países, sino para la consolidación
de la paz europea.