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SUGERENCIAS

 

Mensajes de fin de Año.


 
31 de diciembre de 1949.

Españoles:

ESTAMOS EN EL CAMINO DE LA VERDAD HISTÓRICA DE ESPAÑA.

En estos momentos de meditación el final de un año que termina y en el umbral de un año que comienza, podemos mirar al pasado con una satisfacción del que contempla recorridas muchas jornadas de trabajo y de esfuerzo con una ejemplar fe y bajo el aliento de una honda ilusión española.

Volvemos la mirada hacía atrás sin amarguras ni rencores; no nos duele la mala fe de los que pretendieron ignorarnos o desconocer la grandeza de nuestra empresa. Sabemos que estamos en el camino de la verdad histórica de España, que por estar tan unida al de nuestra Santa Madre la Iglesia disfruta de la pródiga bendición de Dios. Por eso no sólo no nos inquietaron las injusticias que fuera de nuestras fronteras el mundo realizaba, sino que sentimos la íntima satisfacción de vernos liberes de sus responsabilidades y de sus locuras. Nos entristece, eso sí, el espectáculo del materialismo universal que por doquier se nos ofrece y la falta de fe en los valores eternos que ilumine el pensamiento noble de los pueblos. Nos apenan los crueles e implacables ataques contra el sentido religioso delas naciones y las persecuciones contra los ministros y jerarquías de la fe católica en aquellas zonas del territorio europeo sometidas a la esclavitud del comunismo y justamente tememos al castigo que Dios pueda descargar sobre tanta crueldad y soberbia acumuladas.

Los españoles nos sentimos firmes en nuestra fe, que es sentirnos seguros de nuestro camino. Yerran los que creyeron que intentando retrasar la recuperación y el desenvolvimiento de España pudieran lograr otra cosa que endurecernos y aumentar el desprecio de los españoles por quienes tan mal obran. No aprecian la conducta y la buena voluntad de España hacia los otros en los momentos difíciles y de prueba por que pasaron y no saben valorar cómo en estos años, para ellos tan ásperos de la recuperación, se vieron desasistidos y reducidos a sus propios medios. Una vez más la Historia les enseña que lo que en el mundo alcancen han de debérselo a su trabajo y a sus sacrificios y renunciamientos, en los que escalones más difíciles de subir son siempre los primeros que, con la ayuda de Dios, los tenemos hoy ya casi vencidos.

GRATITUD A LOS SACRIFICIOS OCULTOS.

Yo agradezco en esta solemnidad esos sacrificios ocultos que se han venido ofreciendo en el santuario de nuestros hogares. Las mil renunciaciones de nuestras santas mujeres, modelo de abnegación y de trabajo silencioso, a esas fecundas y ejemplares familias españolas, base de nuestra sociedad cristiana, y a cuantos con el esfuerzo diario realizan la tarea de engrandecer a la Patria. A todos los que, desde el puesto más elevado hasta el más humilde, mantienen viva la ilusión de hacer una España grande para el futuro, va mi saludo más emocionado con el deseo de una limpia felicidad, bien ganada con el sacrificio, para el año que comienza.

Sé que la España auténtica, la eterna, la que triunfó en el Siglo de Oro de nuestra historia, y la que triunfara de nuevo, si la hora difícil de la etapa futura nos lo demandase, está ahí, en esos hogares españoles a los que quiero yo hacer llegar mi voz para que sea el aliento de sus empresas cotidianas y resuene dentro de ellos con eco sincero y cordial.

LA HORA DIFÍCIL

Si en algún momento o sector la cuesta se hiciese dura o la satisfacción tardase, hemos de pensar que estamos viviendo horas difíciles en un mundo combatido todavía por las amarguras y por el oscuro espíritu del rencor, y pensemos en esos otros hogares de Europa y de Asia en que la guerra, en una y otra forma, perdura y en los que, aherrojados bajo la planta extraña, sufren las mayores privaciones y padecimientos, en los que ya la vida es lo que menos, pues ni el santuario de la conciencia ni el honor de las vírgenes se libran de los bárbaros ultrajes. Pero España, al acabar este año de 1949, se considera segura de sí misma, tranquila ante el futuro y hoy más que nunca firme sobre la voluntad de su pueblo, unido por un estrecho afán de crear una vida mejor para todos los españoles. Este ha sido el tesón que al Gobierno  y a mí personalmente nos ha impulsado a trabajar intensamente durante el año que acaba, en todos los órdenes de la vida nacional.

Si consideramos las sequías que en el último año padecimos y la forma en que afectaron a nuestra producción agrícola y ganadera, así como las restricciones eléctricas que padecieron todo, superamos tantas calamidades, hemos de reconocer cuanto a ello ha contribuido la obra de los años transcurridos y las previsiones de nuestro Gobierno, apreciando en todo su valor esa gran obra de solidaridad nacional, que permite en cada momento volcar la ayuda de la nación sobre los sectores afectados.

LA PROYECCIÓN DE ESPAÑA EN EL MUNDO

Al lado de estas batallas cotidianas para la conquista del mayor bienestar para los españoles, sucesos de importancia indiscutibles para el prestigio de España han desfilado durante el año 1949 sobre esta geografía ibérica que, quiérase o no, por designio de la naturaleza, será la clave de la vida del Occidente. El inolvidable viaje a Portugal, en el que portugueses y españoles hemos sellado de corazón a corazón los sentimientos fraternos de los dos pueblos peninsulares, si nos ha conmovido por el cariño y la adhesión hacia España del pueblo lusitano, nos ha admirado con la obra ejemplar de sus gobernantes, que, amparándose en aquel “talento de bien hacer” que fue hace siglos su mejor lema histórico, conducen a su pueblo, paralelamente al nuestro, por la ruta mejor al servicio del honor y de la dignidad nacionales.

Hemos de subrayar la alegría que nos ha deparado la visita del Rey Abdullah de Jordania y la estela de simpatía que su paso despertó en nuestras ciudades, que confirma, una vez más, la creciente comunidad de afectos y vínculos históricos que nos ligan a los pueblos árabes, con hondas raíces de antigua y profunda amistad.

Con los pueblos de América los vínculos son cada día más estrechos, y las personalidades más destacadas de aquellos países salvan el océano para deleitarse en el regazo de la vieja madre, que les devuelve el abrazo de sus juventudes que pasean sus cantos y alegrías entre el entusiasmo de los pueblos de América.

Y en nuestra proyección espiritual, la celebración en Vich del Congreso Internacional de Apologética, con motivo del Centenario de Balmes, dio ocasión a la visita a nuestra madre Patria de la más lucida representación del pensamiento católico y del representante de Su Santidad, cardenal Tedeschini, cuya presencia subrayó la importancia de nuestra aportación espiritual a la causa de la catolicidad en el plano que corresponde a una fe que es el más íntimo y excelso patrimonio de los españoles.

INTENSA LABOR CULTURAL

En el ámbito cultural, hemos dado cauce en el año que acaba a una de las mayores ilusiones de nuestras clases humildes con la ley de creación de los Institutos de Enseñanza Laboral en los medios rurales, que, afrontado por primera vez en nuestro país, dotará a nuestras juventudes campesinas y de los pequeños burgos de una preparación que les capacite para obtener un mayor rendimiento profesional en su actividades, al tiempo que eleva la cultura en estos medios y revaloriza su dignidad humana de españoles.

Igual significación, ofrece la creación, en este año, de treinta mil nuevas escuelas, que proclaman por todo el ámbito de la Patria la grandeza de nuestro ideal educativo y la voluntad de ennoblecimiento intelectual que a todos conmueve.

LA VOLUNTAD CREADORA DEL RÉGIMEN

Frente a la incuria y a la indiferencia de los períodos somnolientos que precedieron a nuestra Cruzada, España ha continuado, durante el año que hoy termina, inyectando su entusiasmo y su fe en aquellos organismos en los que el Régimen concentra su voluntad creadora. Así, durante este tiempo, el Instituto de la Vivienda, el de Colonización, Regiones Devastadas, el Instituto para la Reconstrucción y el Nacional de Industria han continuado su labor denodada, cubriendo el gran vacío que en la nación deja la particular iniciativa. De este modo, frente al inútil e inmoral despojo que las estabilizaciones o socializaciones que ese mundo marxista nos ofrece, que, burocratizando la sociedad, crean un ambiente de inseguridad y matan el estímulo, el Régimen español brinda, con aquellas instituciones, una fórmula de bien hacer en que la nación ve realizado cuanto necesita y la iniciativa privada no le ofrece.

En esta forma hemos cancelado un largo período de apatía y abandono y se han logrado frutos que hace muy pocos años hubiese sido ilusorio imaginar. Ahí están, como ejemplo espléndido de estas conquistas, las centrales térmicas inauguradas durante el año 1949 en León, Galicia y Asturias, que, por la rapidez de su ejecución y por la potencia de sus instalaciones, constituyen una muestra patente de nuestro florecimiento industrial.

Muchísimas son las grandes obras realizadas ya por el estímulo del Estado sobre la iniciativa privada, muchas las mixtas, en que la iniciativa particular, y la del Estado colaboran en empresas varias, e innumeras las realizaciones repartidas por la nación en el año que termina y a las que van a seguir en los meses inmediatos otras todavía de más peso para el resurgir de nuestra economía.

Las obras de pantanos y nuevos regadíos que, vencida su etapa más difícil, anualmente incorporan al acervo nacional miles de hectáreas de riquísimas tierras, a la par que multiplican en forma insospechada nuestras fuentes de energía, son hoy una agradable realidad. La tarea realizada para nuevas traídas o alumbramientos de aguas, parcelaciones de fincas, caminos vecinales y crédito agrícola constituyen una muestra clara de nuestra inquietud por pueblos y lugares, totalmente desconocida en los últimos siglos en la vida de nuestra nación.

LAS ULTIMAS ETAPAS DE LA RECONSTRUCCIÓN

Paralelamente a este esfuerzo, el Estado está ya cubriendo las últimas etapas de la reconstrucción de las zonas de nuestra guerra. Así, muchos pueblos que habían sufrido grandes destrucciones hállanse ya incorporado a la vida normal, con su riqueza urbana rehecha y con sus recursos en plena explotación y rendimiento.

Al lado del bien material que esta obra significa, y en una escala superior en otro orden de valores, importa destacar, como símbolo del sentido espiritual de nuestro tiempo, la reconstrucción de nuevos templos alzados sobre los escombros de las antiguas iglesias derrumbadas por el marxismo, y la elevación de otros, grandes y hermosos, en núcleos de población que carecían de ellos, con los que nuestra generación se hace digna de la España de los mejores tiempos, que supo levantar en nuestra tierra tantas maravillas. La catedral de Segorbe, recientemente reedificada, es un ejemplo próximo de esas espléndidas realizaciones.

Sería imposible hacer un recuento en estos instantes del tesón jamás desalentado y del espíritu de constante superación en que se ha mantenido durante estos últimos doce meses el esfuerzo realista y creador del Estado. La reconstrucción total de la ciudad de Cádiz, la de la villa de Tarancón, casi destruida por una explosión, la protección y ampliación de los pequeños puertos marinero y muchas otras obras públicas que sería prolijo enumerar, son otros tantos jalones de esta tarea fecunda que, con la inauguración de nuevos sanatorios antituberculosos, de las grandes residencias sanatoriales del Seguro de Enfermedad y del Patronato de San Lázaro para los enfermos leprosos, señalan el constante y paternal desvelo de vuestro Gobierno en todos los campos de la vida pública.

LA POBLACIÓN PENAL ESPAÑOLA, INFERIOR A LA DE 1936

Pero lo que con rasgos más notorios simboliza el espíritu de generosa concordia que inspira la actual política de nuestro Régimen, es el reciente y amplísimo indulto concedido a los presos de España, por el que muchos penados que sufrían condena han sido reincorporados en estas Navidades a la dulce  y entrañable intimidad del hogar. Este indulto hace que la población penal española en esta fecha, y pese a la criminalidad que desde fuera de las fronteras se fomenta, sea inferior a la que existía en años anteriores al Movimiento Nacional, no obstante haber aumentado la población de España en cuatro millones de habitantes. El Régimen permanece así fiel a su consigna de conciliación, que mantiene en alto desde el primer día en que mis Ejércitos obtuvieron, con el denuedo de las armas y el sacrificio de los mejores, el laurel inmarcesible de la victoria.

LA PERMANENCIA DEL RÉGIMEN

Y estas obras son, españoles, el símbolo de la continuidad de la política de España, que no está a merced de los vaivenes de las mutaciones exteriores, que no es tampoco un Régimen transitorio que tenga que considerarse como una etapa efímera, sino que cumple una tarea histórica permanente y pertenece ya, por razones de grandeza heroica en la sangre que aquí se ha sacrificado, a los grandes ciclos históricos de la Patria. La sangre de nuestro mártires no puede ser infecunda, y la Cruzada de liberación fue la mejor ejecutoria de la legitimidad de nuestra empresa.

Las clases sociales más numerosas y modestas han sido la preocupación más importante mía y de mi Gobierno; para ellas va el celo de mis colaboradores, el amor más entrañable de los que conmigo comparten la responsabilidad de esta Revolución nacional que entraña nuestro Régimen. Cuando en el mundo un materialismo ateo intenta destruir una civilización nacida al calor del Evangelio, en el extremo del Occidente de Europa otra nación realiza una política social que convierte en realidad los principios de la doctrina eterna de la Iglesia de Cristo, ofreciendo al mundo, al lado de la máxima justicia compatible con el progreso económico, la generosidad, sin límites, de una fe que vierte su caridad donde la justicia no llega. Caridad que es aún más de lo que muchos creen, que necesitamos llevar a todos los actos de nuestra vida, que necesitan practicar los que ejercen puestos de responsabilidad en la vida económica del país, desde el gobernante al último de los productores. Que en estos momentos de meditación al final de un año que termina, miren todos en el fondo de su conciencia si han cumplido ese imperativo de caridad cristiana que exige nuestra hora, si por exceso de egoísmo o lucro han privado a la comunidad o a sus semejantes del trabajo debido o del fruto retenido, del amor que nos debemos por católicos, españoles y participes en esta gran empresa de navegar por los mares tempestuosos de nuestra época.

Ninguna oportunidad mejor que la de estas horas próximas a las conmemoraciones religiosas del nacimiento de Cristo, para pensar en la responsabilidad de los que tienen a su cargo el ejercicio y cumplimiento de la más generosa justicia social. La encarnación del Hijo de Dios en la tierra representa una revolución en el campo del pensamiento y vino a instaurar en las relaciones entre los hombres, por encima de las viejas ideas del mundo antiguo, la ley inmutable del amor, inaugurando una era que habría de tener como luz, para iluminar el camino de los siglos futuros, la antorcha gloriosa del Evangelio.

ESPAÑA, FIRME EN LA CUMBRE DE SU UNIDAD

Españoles: el Año Santo que comienza es también para nosotros un año de amor en que, bajo la protección del Altísimo, unimos nuestras preces a la Cátedra de Roma, representada en la figura augusta del Romano Pontífice, para que el mundo, gracias a las oraciones de todos los católicos de la Cristiandad, pueda cambiar su fisonomía de crueldad y amargura por la de una tierra en donde, de una vez para siempre, florezca la semilla del amor de Jesucristo.

Dios quiere que esto sea así dentro de las jornadas que nos esperan de este Año Santo que comienza. Tened la  seguridad, los españoles de aquí y los esparcidos por el mundo, de que mi corazón está con vosotros y que hoy más que nunca me siento latiendo al unísono de vuestras inquietudes y de vuestros problemas. Que toda empresa necesita de su capitán y que, como tal, conozco a fondo vuestras necesidades y confio, por el esfuerzo aunado de todos, salvar todas las adversidades que la vida nos ofrece y mantener a España firme y erguida en la cumbre de su unidad, de su grandeza y de su libertad.

¡Arriba España!


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© Generalísimo Francisco Franco. Noviembre 2.003 - 2.005. - España -

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