Pronunciado en la nueva Casa Sindical de Puertollano (Ciudad Real), el 6 de junio de 1966.

 

Unas palabras solamente para saludaros y agradeceros vuestros servicios en esta etapa tan importante de la vida de España. La paz y el progreso de España está en la unidad, como la aspiración de todos los trabajadores está en la estabilidad, en la continuidad y en la unidad de los españoles. Quiero haceros esta recomendación porque nadie puede ir más lejos de lo que nosotros vamos. Nosotros no podemos destruir el orden, destruir la estabilidad económica; tenemos que subordinarnos al progreso, no de nuestra generación, sino de todas las generaciones, de nuestros hijos y de nuestros nietos.

¡Arriba España!