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SUGERENCIAS

 

Discursos y mensajes del Jefe del Estado, 1961.


 
Palabras del Caudillo en la inauguración del Monumento a Onésimo Redondo.

Pronunciadas en el Cerro de San Cristóbal, de Valladolid, el 24 de julio de 1961.

Camaradas castellanos y españoles todos aquí reunidos:

Hemos venido a honrar a uno de nuestros héroes uniéndonos a esta concentración de Castilla y tomando parte en el jubileo de aquel gran falangista, de aquel gran conductor, y recordar juntos cómo fue su vida y cómo fue su muerte. Habéis oído al Gobernador y Jefe Provincial del Movimiento el emocionado recuerdo de su gran figura. Habéis escuchado de labios del Ministro de Agricultura las inquietudes de nuestro Movimiento para cumplir los ideales de aquel gran español. Habéis visto al camarada Solís evocar con su verbo brillante todo lo que debemos a nuestros combatientes para forjar la unidad entre los hombres y las tierras de España. Y ahora últimamente vamos a rematar este acto grandioso con una breve oración, en que las palabras serán siempre pobres para reflejar lo que ha sido aquella vida. Cuando España estaba a punto de desintegrarse, cuando en Rusia se hacían planes para dominamos y uncimos al carro de su esclavitud, surgió, como siempre en los momentos críticos, la no conformidad de los españoles; levantándose en tierras de Castilla, esta tierra de horizontes amplios, propios a las grandes empresas, el Movimiento de las JONS, de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista; al tiempo que surgía en otras regiones de España, como Vascongadas o Navarra, el despertar de la Tradición, que se ,revelaba contra los ataques a su .fe. y los nietos recordaron los empeños de sus abuelos para salvar a España que quedaron sin rematar. Y al compás que de todos los hogares de España se alzaban las voces de rebeldía, se rezaba en los conventos y en las iglesias por la salvación de la Patria; en los cuarteles se vencía el freno de la disciplina para salvar a la Patria escarnecida. La rebeldía se encendía por toda la nación ante los ataques a nuestra fe, la des- integración de la Patria y la entrega de la nación a los agentes de Moscú. Pero en España había nacido la Falange, que llevó la ilusión de su canción a todos los rincones, que se fundió en una primera reunión con las JONS de Valladolid, para integrarse más tarde en el Movimiento Nacional; cuando el horrendo crimen fraguado desde el Poder contra una de sus principales cabezas, la de Calvo Sotelo, despertó a España entera con una explosión físicamente española. Que nadie le busque parentescos extranjeros a nuestro Movimiento, que fue eminentemente español, como lo sois vosotros, como fueron los navarros, como lo fueron los gallegos, como lo fueron todos los que se unieron bajo esas banderas, como los que combatieron durante tres años seguidos por la gloria y por la Patria, y como lo son hoy los que nos siguen en este Movimiento incontenible de transformar a España.

Yo os digo hoy aquí, al pie del monumento de Onésimo Redondo, delante de todos estos camaradas, ante el recuerdo de la sangre de nuestros mejores, que haremos todo lo que sea humanamente posible hacer para levantar y redimir a las tierras y los campos de España, para que no se pierda el agua de sus ríos y para alumbrar nuevas corrientes subterráneas; todo lo haremos por aquella España de las ilusiones de Onésimo, que colme vuestros anhelos y aspiraciones y que, como decía Solís, vuestros nietos, vuestros tataranietos y sucesores disfruten de esa Patria grande por la que los mejores dieron su vida y nosotros hicimos todavía muy poco.

¡Arriba España! ¡Onésimo Redondo! ¡Presente!

¡Caídos por Dios y por España! ¡Presentes!


   ATRÁS   



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