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LIBRO FIRMAS

SUGERENCIAS

 

Discursos y mensajes del Jefe del Estado, 1961.


 
Discurso al pueblo de Almería.

Pronunciado desde el balcón del Ayuntamiento de Almería, el 30 de abril de 1961.


Almerienses:

Lo primero de todo, mi más afectuoso saludo a todos los que en esta ciudad y provincia han salido a mi paso con aclamaciones y con vítores demostrándome su adhesión, su fe y su confianza.

Almería durante estos veintidós años ha estado siempre presente en mi pensamiento, porque conocía vuestros muchos problemas, sabía de vuestros sufrimientos y había comprobado vuestro secular abandono.

Nosotros habíamos repetido en nuestra Cruzada que luchábamos por una España mejor, y habríamos traicionado a la memoria de nuestros mejores y defraudado a los españoles si no empleásemos todos los esfuerzos posibles para lograr el resurgimiento de España y la corrección de la miseria y de los abandonos pasados.

Hoy os visito de nuevo para comprobar sobre el terreno la forma en que han sido realizadas mis consignas durante estos cinco años, y he visto con satisfacción surgir el agua de las entrañas de la tierra y verterse por estas tierras secas y ávidas para convertirlas en hermosos vergeles.

Me han rendido cuentas los servicios técnicos de la provincia del estado de cada uno de esos problemas que acaba de enumerar vuestro Alcalde. Para mí los problemas principales son el del abastecimiento de agua y el del alcantarillado, porque son base de la salud y de la mejor sanidad de esta capital.

Nosotros hemos tendido desde el primer momento a encaminar nuestros esfuerzos para salvar al hombre. Por eso una de nuestras primeras leyes fue la del Seguro de Enfermedad, el asegurar a todos los españoles la misma asistencia que pueda tener la persona mejor dotada.

Sería una quimera la igualdad y la fraternidad. entre los hombres, si nosotros dejásemos en la miseria, en el abandono o en la enfermedad a nuestros hombres, sin ofrecerles todos los cuidados que la ciencia moderna permite.

Hay luego otro orden de cosas que implican el resurgir de la Nación, que estamos acometiendo, pero que no podemos realizar a un tiempo porque España no tiene medios ni bienes bastantes para pretenderlo; mas haremos todos los esfuerzos con la tenacidad necesaria para que todos estos problemas sean resueltos, lo mismo que estamos resolviendo los problemas del regadío de vuestra comarca. No son problemas fáciles que se puedan resolver por mi simple voluntad o de un plumazo. La Naturaleza se presenta difícil, las tierras muchas veces son salitrosas y hay que estudiar y preparar las soluciones; unas veces nos encontramos que es el agua, por salitrosa, la que no sirve; otras es la geología la que niega el agua; otras es la tierra la que falla. y todo esto hay que analizarlo y resolverlo; pero tengo la satisfacción de haber comprobado en mi visita que en plazo no muy lejano, continuada y progresivamente, podremos alcanzar en Almería unas 40.000 hectáreas de regadío.

Y seréis pocos los que podáis ponderar debidamente lo que representa esto para esta provincia.

Si comparamos nuestra política de hoy con la de antaño, cuando toda la ilusión de una capital era el que le destinaran un batallón, que representaba al año un ingreso en la provincia de menos de un millón de pesetas, menos del ingreso que corresponde a 200 hectáreas de regadío, comprenderéis lo que significan 40.000 hectáreas de regadío, equivalentes a una producción bruta por encima de 1.500 millones de pesetas volcados sobre la provincia todos los años. Sin embargo, no nos basta con esta transformación de cambiar la miseria en riqueza; paralelamente a su creación procuramos, a través de nuestra acción social, distribuirla con la creación de numerosos propietarios que puedan alcanzar las satisfacciones que ofrece la vida moderna; pero, mientras esto se desarrolla, lo esencial es crear puestos de trabajo en la ciudad y en el campo, hacer que los bienes se multipliquen a través de las exportaciones, del comercio y de la industrialización de los productos.

Y todo esto se encuentra en Almería en franca marcha. Por eso me iré de aquí con la satisfacción de comprobar la bondad de los planes de los técnicos y reconocido a las autoridades que han puesto todo su interés en este gran servicio a Almería y a la Nación.

¡Arriba España!


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