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LIBRO FIRMAS

SUGERENCIAS

 

Discursos y mensajes del Jefe del Estado, 1961.


 
Discurso al pueblo de La Carolina.

Pronunciado desde el balcón del Ayuntamiento de La Carolina, Jaén, el 20 de abril de 1961.


Carolinenses: 

Solamente unas palabras para agradeceros vuestro entusiasmo y adhesión. Cuantas veces he pasado por La Carolina he sentido deseos de detenerme para saludaras. No me pasaban inadvertidas vuestro interés y entusiasmo cuando, inmediatos a la carretera, esperabais horas el paso de mi coche. Hoy ya me tenéis entre vosotros, recibiendo con emoción el cariño de vuestros corazones.

Conozco cuáles son vuestras virtudes cívicas y el abandono secular sufrido por estas tierras de Jaén, que han venido padeciendo tantas generaciones. Cuando un día nosotros nos alzamos para salvar a España, lo hicimos para redimirla para siempre de tantos sufrimientos, causados por aquella política que nos enfrentaba a unos contra otros, y mientras otros países alcanzaban bienestar y progreso, nosotros permanecíamos inertes, nostálgicos de los tiempos pasados.

Esta tierra de La Carolina es un ejemplo. Se formó este conjunto social para atender a la explotación de una riqueza minera existente, de unos veneros de gran riqueza, y una vez extraídos, se encontró La Carolina en su población sin trabajo y sin medios; porque la política que imperaba era la liberal e inoperante, que presidía nuestra decadencia y miseria, sin lucha, en una conformidad suicida que imprimía carácter a todas las empresas de la Nación.

Los pueblos viejos no pueden ya vivir bajo el signo del dejar hacer; los pueblos viejos, los que con su demografía han acumulado necesidades, cargados de historia, necesitan de una dirección, el ponerse en pie y organizarse. Porque hoy la técnica y los avances científicos permiten, con la racionalización, vencer las dificultades y que los pueblos vivan mucho mejor. Pero para ello hacía falta una revolución política que permitiese, si no nos gustaba la España anterior, el poder forjar una España nueva.

Pero hemos de tener en cuenta que hemos de superar abandonos de cerca de un siglo, y para superar ese abandono se requiere tiempo y trabajo; hace falta que permanezcamos unidos; no podemos abandonamos a las luchas intestinas pasadas, a las discusiones estériles y a la pérdida de tiempo; el atraso nos exige eficacia. Y precisamente por ser Jaén una de las provincias más abandonadas de España y aspirar a que ocupe puesto importante en el concierto de nuestras provincias, era necesario acometer con rapidez y eficacia sus problemas, por ser los más difíciles de todos los que nos encontramos, lo que nos imponía el cambiar el sentido de toda la política española.

Los hombres viejos que me escucháis recordaréis a aquellos Gobernadores Civiles y autoridades de antaño, totalmente inoperantes, y los podéis comparar con las autoridades de hoy, con nuestros hombres, estos se. res dinámicos, estos hombres como Arche, que marchan y recorren la provincia para palpar las dificultades y escuchar las peticiones y contrastar las miserias, para atenderlas y elevar a los Poderes Públicos la solución para que resuelvan autoridades más altas.

Pero la política no somos sólo nosotros, es la compenetración de autoridades y pueblo. En vosotros está el respaldo, la afirmación de esta política moderna, de pueblo unido y puesto en pie. Sólo manteniéndonos así podremos cambiar el sentido de España y asegurar a nuestros hijos y nuestros nietos una vida mejor, colocándonos a la cabeza de los principales países europeos.

Yo tengo fe en el pueblo español, tengo fe en vosotros y tengo fe en Dios, y sé que con su protección y vuestro entusiasmo y unidad lograremos la España mejor.

¡Arriba España!


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