23 de diciembre de 1959.

Señor Presidente: 

Venimos a despedirnos, porque en las horas que habéis estado entre nosotros habéis confirmado, en el corazón de los españoles, los sentimientos de admiración que habéis suscitado en ellos. Queremos reiteraros de nuevo nuestra gratitud por haberos detenido en vuestro camino para visitarnos durante estas dos jornadas.

Espero que en el breve tiempo que habéis pasado en Madrid hayáis podido apreciar algo del esfuerzo sincero que España hace por reconstruirse y elevar su nivel de vida, así como para mantenerse unida y en paz. Este esfuerzo es la mejor garantía del éxito de nuestras relaciones y de nuestra fructífera cooperación en busca de la paz justa en el mundo. Dejáis, señor Presidente, un recuerdo inolvidable entre nosotros. El honor y la alegría de haberos albergado nos llena de satisfacción y podéis estar seguro de que os lleváis el respeto, el afecto y la admiración de los españoles. Que Dios os proteja y os ayude en vuestro esfuerzo para llevar a buen término vuestra empresa y que El os conceda un viaje muy feliz.