23 de abril de 1959.

Agradezco esta visita, que me ofrece ocasión de mantener, aunque sea momentáneamente, un contacto con los periodistas españoles, y en que mi buen amigo Manuel Aznar, con una amistad de muchos años, ha querido manifestarme vuestra adhesión con ese entusiasmo y con ese afecto que siempre nos hemos profesado.

Yo tengo una deuda con los periodistas españoles, pues a ellos les debo el que me hayan sacado de mis filas del Ejército para proyectarme sobre la vida española. Cuando mis campañas en Marruecos, siendo un soldado más en aquellas tierras, fueron las plumas de los periodistas españoles las que descubrían al capitán, al comandante o al teniente coronel Franco para llamar sobre él la atención. Yo no era más que un soldado con un gran espíritu de servicio, que me había entregado al servicio de la Patria y a mi profesión de soldado con todo el entusiasmo que he puesto siempre en las tareas; pero aquellas campañas de Marruecos, escuela de energía y de mando, hacían que pudiéramos destacar un grupo de españoles que luego nos vimos, al correr de los años, a la cabeza de los escalafones del Ejército y de las actividades nacionales.

En aquel batallar muchas veces sentí la necesidad del periodismo, y esa necesidad me convirtió a menudo en periodista para defender principios y puntos de vista de interés para la Patria. Por eso comprendo mejor toda la dimensión de vuestra profesión, toda la trascendencia de vuestras actividades, y hoy las contrasto mucho más en estas batallas de la paz, en que tan bien venís sirviéndome y acompañándome en el servicio de la Patria, que por amor a España y a los españoles queremos transformar.

Yo creo que esa transformación de la Patria, que la corrección de injusticias seculares para levantar a nuestra Nación y ponerla a la altura de las demás, son el nexo más grande que debe unir a todos los españoles y a todos los periodistas con los demás sectores de la Nación.

De esta grandeza de la Patria todos han de recibir bienes y beneficios. Y precisamente en la profesión del periodismo. en la actividad periodística de nuestra Nación, en que el nivel intelectual es alto, el nivel material tiene que ser todavía forzosamente bajo, y ello ocurre porque vivimos en una Patria recortada y pobre. Ni la tirada de los periódicos en España, ni la capacidad adquisitiva del 80 por 100 de los españoles son suficientes para que nuestros periódicos puedan tener la difusión que registran en Inglaterra, en Francia, en Norteamérica, en Alemania, en la Argentina o en otros países, porque el nivel de nuestras clases sociales no les permite el recreo de la lectura ni, al mismo tiempo, la adquisición fácil de nuestra Prensa.

De ahí nuestro deseo de transformar la Nación. Si nosotros aumentamos y transformamos la economía de la Nación, si elevamos la economía de muchos sectores hasta ayer míseros, si levantamos el nivel medio de vida de todos los españoles, todo ello ha de repercutir de una manera clara y directa en las actividades de la Prensa, en las tiradas de los periódicos, en los anuncios de los comercios y de las empresas, en toda esta actividad, signo de la riqueza y bienestar, que se traducirá en una elevación de la Prensa y de la cultura en todos los órdenes.

Por todo ello esta gran batalla, que tan generosamente estáis dando, es una batalla en pro de la Patria, de la cultura y también de la Prensa.

Yo os prometo que pondré mi esfuerzo en ayudaros en lo que me sea posible, a Manuel Aznar y a la Junta de la Asociación de la Prensa, para que puedan lograrse en el menor tiempo posible esos objetivos que tienden a beneficiar a los periodistas españoles y sus hogares, que son hoy unos adelantados en el servicio de la Patria.

Muchas gracias a todos.