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LIBRO FIRMAS

SUGERENCIAS

 

Discursos y mensajes del Jefe del Estado, 1959.


 
Discurso al I Congreso Nacional de la Familia Española.

18 de febrero de 1959.

Señores:

Pocas ocasiones más gratas que esta Asamblea, coronación de los Congresos provinciales y de los serios estudios técnicos y trabajos de autorizadas Ponencias que hoy inauguramos, para tratar de la familia española, de sus necesidades y de sus soluciones.

La elevada jerarquía social de los reunidos, el mensaje que con paternal solicitud nuestro bien amado Pontífice, con su bendición apostólica, nos dirige, son claro exponente de la trascendencia de esta reunión, que no necesito encareceros a cuantos os interesáis por el progreso de la familia española.

La mayoría de los males que a la sociedad moderna aquejan, ya lo habéis oído, son debidos en su mayor parte a la debilitación del vínculo familiar. Cuando la institución familiar se debilita, la sociedad padece, y cuando aquélla llega a trance de desintegración, la sociedad entera se anarquiza.

La naturaleza ha hecho de la familia la célula de toda la vida social. Hasta los que más violentamente han pretendido destruir el nexo familiar, como el comunismo, han sido rebasados por la propia naturaleza del vínculo, que acabará, con la ayuda de Dios, por imponérseles.

Palabras más autorizadas que la mía nos han presentado la lección de orden espiritual de nuestro Evangelio. Nuestro Redentor podía haber venido al mundo como su Dios y Creador, con la majestad que indudablemente le correspondía. Sin embargo, quiso darnos el ejemplo sublime de dignificación de la institución familiar con la lección del hogar santificado de Nazaret.

De los males que el liberalismo introdujo en nuestra sociedad no fueron los menores los que afectaron a la institución familiar: el menoscabo de la disciplina y de la autoridad de los padres; el laicismo imprimido a la enseñanza, con desprecio de los derechos divinos; las siembras del odio y del rencor en lugar de la caridad cristiana; el abandono de la juventud y el ejemplo escandaloso de los mayores; la desvinculación del matrimonio
con la extensión de la ley del divorcio; el abandono de la vivienda salubre que permitiera la subsistencia del hogar moral. Todo ello son causas de los males que la sociedad padece: el azote de la delincuencia infantil y la extensión del vicio y de la criminalidad en los grandes núcleos de población. Por ello, si queremos cuidar de la familia, necesitamos considerar las causas que la amenazan, y si queremos conseguir un mundo mejor. hemos de mirar a la familia como su piedra básica.

Un Movimiento que, como el nuestro, aspiraba a redimir a España de sus grandes lacras y padecimientos y crear una España mejor, no podía dejar sin estudio y corrección los males que nos amenazaban, y desde los primeros momentos había de llevar a la legislación y a toda su obra de gobierno su preocupación. por la restauración de la vida familiar, creando el clima favorable para esta hora, en que en todos los ámbitos de España los problemas de la familia se han elevado al primer plano.

Porque nuestro Movimiento desea perfeccionarse constantemente os convoca a los Municipios, a las Diputaciones, a los Sindicatos y a las Cortes, y os llama a este Congreso para que expongáis vuestros pareceres razonados y vuestras aspiraciones legítimas en orden a una mejor ordenación de los intereses familiares. El Gobierno oirá con el mayor interés y simpatía vuestros debates y conclusiones dentro del interés general de la Nación.

Muchas son las necesidades que a la familia se presentan: el lugar físico y salubre que haga posible la vida del hogar; el salario o la retribución proporcionados a los gastos que los hijos entrañan; la parroquia y el sacerdote que atiendan al perfeccionamiento espiritual; las escuelas cristianas y las de formación profesional y superior que, continuando la obra educativa de padres y sacerdotes, proporcionen la instrucción en los grados sucesivos; un ambiente moral de paz, de justicia social y de caridad cristiana que ennoblezca nuestra convivencia.

Si aspiramos a que la familia constituya esa piedra básica de la sociedad moderna en la que todos los españoles se integran, hemos de cuidar de cuanto al mejor desenvolvimiento de la familia cristiana interesa, seguros que de la asociación de las familias y del estudio de sus problemas sólo se derivarán bienes para nuestra Nación, que una vez más habrá señalado al mundo el verdadero camino para la enmienda de la sociedad moderna. Empieza aquél a apercibirse del gran tesoro que la familia significa y a contemplar con envidia a los pueblos que, a través de todas las vicisitudes, han sabido conservar esta bendición de Dios que la familia representa.

Trabajad, pues, con entusiasmo y buena fe, y ojalá que vuestros estudios y proyectos puedan servir de base a importantes disposiciones de nuestra legislación nacional.

Declaro inauguradas las sesiones del I Congreso Nacional de la Familia Española.


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