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LIBRO FIRMAS

SUGERENCIAS

 

Discursos y mensajes del Jefe del Estado, 1957.


 
Discurso en la Diputación Provincial de Orense.

02 de julio de 1957.

Orensanos, gallegos y españoles todos:

Sean mis primeras palabras de gratitud al recibir esta muestra de entusiasmo de vuestros corazones, que viene repitiéndose en todas las estaciones de la línea férrea, en todos estos pequeños y diminutos pueblos, que han abierto su corazón hoy a la ilusión.

Hemos venido a un acto de inauguración que constituye una afirmación rotunda de la eficacia del Movimiento Nacional. Vosotros sabéis que hace ochenta años, a constantes peticiones de los hombres de Galicia, se consiguió este ferrocarril directo que había de unir con Madrid a las provincias gallegas. ¡Ochenta años, señores, en un ferrocarril! ¡Ochenta años plenos de ilusiones y de desilusiones! Bajo la Monarquía se proyectó este ferrocarril, se comenzó bajo la Dictadura, se suspendió y boicoteó durante la República y se realizó bajo nuestro Régimen.

El sueño se ha convertido en realidad que nadie puede discutir. Pero ¿qué es un ferrocarril? Cuando el ferrocarril se concibió, era el único medio con el que poder competir con la carreta, y tras él se dirigían las ilusiones todas de los pueblos; unirse al ferrocarril era renacer a la vida, el único medio que permitía el transporte rápido de los productos y el poder viajar para admirar las bellezas naturales de las regiones alejadas. Hoy, pasados ochenta años. el ferrocarril sigue sirviendo para transportar los productos allí donde hay una importante producción, una riqueza; donde existen grandes masas tiene que acudirse al ferrocarril. Pero los ferrocarriles y los transportes de España se nos vienen quedando chicos. Y al surgir nuevas riquezas mineras, industrias y mayores producciones, los viejos ferrocarriles no pueden ya con todo. Y eso venía sucediendo con los productos todos de esta región. No bastaba ya el antiguo ferrocarril por León, y era indispensable salvar la incuria de los años pasados, realizar el sueño de varias generaciones, y ésta es la realidad que hoy vivimos: la puesta en servicio del ferrocarril más importante para el tráfico de la Nación, que no se interrumpirá ya hasta verle en breve llegar a La Coruña.

Ya tenéis la vía diagonal de Galicia, de vuestras ilusiones, pero ¡cuántas como esta empresa nos esperan todavía! Porque recorriendo estas tierras, esta Galicia cenicienta, que tanto esperó, nos encontramos esa cantidad de pueblos con una vida mísera, muchas veces infrahumana, obligada a un subconsumo, en diferencia irritante con otras regiones más prósperas de nuestra Nación y aún más con otras europeas. Y para redimirnos de eso, para corregir estos males, para hacer que en todos los hogares españoles reine el sol y la alegría, que vuestros hijos sean fuertes e ilustrados, es necesaria la continuidad en el esfuerzo, la fe en la obra de redención, mantener la unidad de los hombres y entre las tierras de España, es necesario que el Movimiento que iniciamos el 18 de Julio no pueda, por nada ni por nadie, ser interrumpido; hay que grabar en el ánimo de las generaciones futuras lo que ellas no conocieron, las vergüenzas de España, los abandonos de España, y que estos abandonos pudieron en estos veinte años ser corregidos en mucha parte porque hubo una unidad entre nosotros, porque existió una política digna de este nombre, porque con los partidos desaparecieron las divisiones y las partidas, porque abominamos de los politicastros y logreros, porque suprimimos la explotación política del hombre y derribamos el viejo tinglado de la farsa política. Hemos vuelto la esperanza y la fe al pueblo, y lo hemos llevado a intervenir en la vida pública, pero no a la antigua usanza de las democracias inorgánicas, con sus caciques y sus amaños, sino con la práctica de una democracia más sincera y directa, yendo los gobernadores civiles a los pueblos y las autoridades de todo orden a entablar diálogos con los españoles, escuchando sus necesidades y abriéndoles el cauce de sus organizaciones naturales: de la familia, el Municipio y el Sindicato para conseguirlas.

Nosotros no negamos la democracia; queremos la democracia real y verdadera, y cuando los problemas son graves y trascendentes hemos establecido la consulta directa a la Nación, como en aquel referéndum que hace unos años hemos sometido a vuestro plebiscito, expresión de la democracia que tanto temen las llamadas democracias inorgánicas.

Pero para que esto subsista, para que todos los problemas de España puedan resolverse es necesario que conservemos la unidad entre los hombres y las tierras de España; el mantener firmes los principios del Movimiento Nacional, que no constituya un partido político, sino una comunión bajo los principios que nos son comunes, con el mejor espíritu de servicio a los sagrados intereses de la Nación. Movimiento abierto a todos los españoles que de buena fe quieran servirlo. Que, como sucede en la Iglesia, constituyamos esa minoría inasequible al desaliento, que con verdadero espíritu de servicio se sacrifica por los demás. Seamos siempre nobles, fieles y leales, y unámonos todos en un solo camino, que es la grandeza de la Patria.

¡Arriba España!


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