10 de
diciembre de 1954.
Gracias por este
entusiasmo con que habéis acogido mi presencia. Yo quisiera poder
estar estos días entre vosotros para seguir de cerca todos los
problemas que afectan a este gran sector de la producción
nacional que constituye la ganadería; pero sé que sus problemas
están en buenas manos, pues la presencia y colaboración del
Ministro de Agricultura, que tanto interés y celo muestra por las
producciones nacionales de la agrícu1tura y de la ganadería, que
viven tan íntimamente unidas, evidentemente compensará con
ventaja el interés que pudiera tener estar entre vosotros.
Las conclusiones a
que lleguéis en vuestros diálogos, en vuestros trabajos y en
vuestros cambios de impresiones sobre los problemas de la ganadería
serán acogidas por mi Gobierno con todo el celo y con todo el
entusiasmo que pone en el aumento, en la multiplicación de la
riqueza nacional y en la justicia entre los hombres y las tierras
de España.
Vosotros sabéis
mejor que yo, porque lo habéis vivido, lo que representó en
todos los órdenes y en el de la ganadería el régimen liberal,
el «dejar hacer». De las lecturas de la historia económica de
nuestra Patria, de aquel consejo de la «Mesta», de aquellas cañadas
reales, de aquella importancia y trascendencia que tenia en la
vida de España la ganadería, la presencia de sus ganados, hemos
pasado, a través del mando liberal, al abandono, cuando no a la
ruina verdadera de nuestras producciones, pues si en algunos
momentos hemos podido ganar en extensión, hemos perdido
enormemente en calidad.
Y en esa política
del «dejar hacer», a que tanto contribuyó el individualismo
español, hemos ido perdiendo la gran batalla de la producción
ganadera, de la mejora de nuestras especies, hasta el extremo de
que muchas veces tenemos que ir a buscar al extranjero los
ejemplares necesarios para el encaste de nuestro ganado por el
abandono en que lo tuvimos.
Asociados
vosotros, los grandes ganaderos, con los pequeños ganaderos, en
la Organización Sindical, participáis en la responsabilidad
grave de esta hora. Los grandes ganaderos, porque sois, los que
tenéis medios suficientes para poder encarrilar la cabaña
nacional en condiciones de facilitar a los más modestos los
ejemplares y las especies que puedan multiplicar y mejorar estas economías
débiles; y el Estado, al poder resolver a través de vosotros y
con vuestra experiencia todas aquellas aspiraciones y necesidades
que hagan que la cabaña nacional gane en calidad y en intensidad
lo que pueda perder en algunos momentos en extensión. Sabéis
mejor que yo que no es nuestro problema tener muchas cabezas, sino
tener mucho peso y mejor calidad. En este
sentido, el Gobierno no regateará medios para ponerlos a
vuestra disposición con vistas a que el resurgimiento de la cabaña
nacional y de todas las actividades de la ganadería sean una,
realidad.
En la unión
vuestra, en el Sindicato, en la elección de los mejores hombres,
en la periódica revisión de vuestra obra está el que esto se
realice, y de tal modo, a la gratitud que os guardamos por vuestra
confianza y por vuestra asistencia podremos unir también la
gratitud por haber hecho a España grande a través de una grande
y potente ganadería.
¡Arriba España!