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Discursos y mensajes del Jefe del Estado.


 
Discurso a los Productores.

18 de julio de 1954.

Camaradas de los Sindicatos y productores reunidos en esta Fiesta del 18 de julio, de Exaltación del Trabajo:

El 18 de julio podemos llamarle la Fiesta de nuestra Liberación. No debe evocar el comienzo de una guerra, sino el alumbramiento de una nueva era. Vosotros sabéis que no hay parto sin dolores, y no podíamos rescatar 1a libertad y la grandeza de nuestra Patria si no era sobre el dolor de nosotros mismos. Por eso no podemos reprochar los que estuvimos en unas filas a los que, arrastrados o equivocados, pudieron figurar en las otras...

Se trataba de la vida y el porvenir de España; lo anterior era el suicidio de la Patria y la ruina progresiva de los españoles; no teníamos opción. En un siglo de continuo deshacer de nuestra Historia y aniquilar nuestra Patria, habíamos llegado al punto de perder nuestro propio carácter de Nación. Era la pérdida completa de la Patria española que no consiste en la tierra o lugar donde nacimos, sino en su contenido, su fe y su Historia, y la vida de los hombres y los hijos todos de España.

Nos alzamos el 18 de julio por una España mejor; nos levantamos contra la decadencia, para contener aquella ola desatada de ambiciones, aquella lucha de clases aniquiladora de todos los valores, destructora de los tesoros espirituales y materiales del pueblo español al que venían hundiendo en el fango y la miseria, y que, pretendiendo defendernos, era la negación de todos los derechos humanos, desde el derecho a tener Dios hasta el de que no nos faltase pan.

Vosotros, los que peináis canas, conocéis cuál ero la realidad de la política española, la gran estafa de la política liberal, la indiferencia ante la explotación del hombre por el hombre; la política de la lucha de clases, la del odio entre hermanos; la política de división, de destrucción de nuestra unidad, el fraccionamiento de la Patria, el aniquilamiento de España para que sobre ella triunfaran las Internacionales y las intrigas extranjeras.

LA ACTUAL REALIDAD ESPAÑOLA

Sobre toda aquella política gárrula de falsas promesas y mentiras, sobre aquella política de partidos y de divisiones, de ambiciones y de egoísmos, flotaba una realidad viva: la de los valores espirituales en trance de perderse, la del trabajo, de la producción y la economía aniquiladas por aquellas luchas, el porvenir de mañana de nuestros hijos y el destino histórico de nuestra Nación. Todo ello demandaba una Revolución salvadora, que, aun derramando nuestra sangre, cercenara los miembros podridos, para poder vivir esta hora de plenitud y de esperanza.

Este es el significado del 18 de julio. De cómo lo hemos hecho, vosotros sois testigos. Y liberada España de aquellos males, sólo dos caminos se nos ofrecían: el de la vuelta al punto de partida, en que las mismas causas producirían análogos efectos, que poco a poco volverían a dar cuenta de nuestros valores espirituales y morales, o el que aquí pregonaban en las tristes calles de Madrid bajo el dominio rojo: el camino del Lenin español, el de Rusia, el de la negación de todos los valores, de todos los derechos humanos. Porque sí, queridos camaradas: Rusia es la expresión de la negación de esos derechos. No hay Nación en el universo en que el hombre, el trabajador, tenga menos derechos, más desamparo y mayores miserias humanas que en la Rusia de los soviets.

Y una prueba fehaciente de esto la tenéis en ese mundo del «telón de acero» rodeado de centinelas y cadenas para que no se despueble, porque si no se despoblaría.

LA REALIDAD MARXISTA

Conforme los años pasan, veis a aquellos antiguos cabecillas ,engañados por la propaganda soviética que, embaucados por la doctrina marxista, se fueron al «paraíso» de los soviets. ¿Y qué encontraron? Dolores y lágrimas, cárceles y campos de concentración; las escenas más espantosas que la imaginación humana pueda sospechar, que hoy ruedan por el mundo en los libros de Hernández, «el Campesino», Rabinet, «el Peruano» y tantos y tantos engañados escapados del «telón de acero», que proclaman ante el mundo la gran estafa del paraíso de los soviets.

Y es que cuando se quiere prescindir de los valores morales y el materialismo se convierte en ley, se vuelve al hombre lobo, y la sociedad desaparece. La sociedad no puede ser ese monstruo estatal dueño y señor de haciendas y de vidas que la Rusia creó y que acaba en un Estado policiaco, en un Estado gendarme, en que ni el sabio, ni el trabajador, ni el dirigente, tienen allí valor; no lo tiene más que la Policía del terror, el Beria de turno, con sus campos de concentración, en que agonizan más de 20 millones de seres. Enorme paraíso de mujeres deshumanizadas, trabajando en las carreteras y en las calles con los compresores de campos de concentración y de trabajo, de estajanovismo -jornadas agotadoras-, de checas y demás invenciones que han hecho de Rusia la cárcel más monstruosa que puede imaginar la humanidad.

ESPAÑA LABRO SU PROPIO CAMINO

Y a aquello, por uno u otro camino, iba directamente España; aquello era el porvenir que se nos reservaba. Por ello hubimos de labrar nuestro propio camino, haciendo compatibles los anhelos y ambiciones naturales de un ser humano, sus mejoras sociales con los sentimientos naturales de nuestra fe, de nuestra Patria y de nuestros hogares. Para ello constituimos un Estado social que realizara las aspiraciones más avanzadas que en orden a la justicia se pueden concebir, dentro de la conservación de aquellos valores espirituales y de las posibilidades que la Nación pueda ofrecernos.

Porque cada nación constituye un gran complejo económico, en el que no es posible hacer lo que se quiera; existen unas leyes económicas y una vida de relación que lo condiciona. La sociedad necesita ser un concierto armónico de cuantos en ella colaboran y trabajan. Y si vosotros, por torpes ideas, por un espíritu de lucha de clases, obraseis contra vuestras

Empresas, labraríais con su destrucción vuestra propia ruina. Por ello es imprescindible que por encima del empresario y de los propios obreros haya un derecho social, un Estado equitativo que interprete ese derecho, que eche sobre sus hombros la responsabilidad de imponer el orden y la cooperación. Vosotros todos sois parte integrante de una Empresa, y en ella estáis tan interesados como pueda estarlo el empresario, que en último extremo se puede ir a otro lado con sus medios. Por eso, al matar la Empresa nos heriríamos a nosotros mismos. No se le puede negar a la Empresa su licita ganancia, el interés mercantil del que funda o crea una Sociedad. Ahora bien; en la Sociedad no hay sólo empresario, sino que hay también técnicos, obreros, capitales humanos, y el Movimiento español que es el que viene dando forma a estos valores, a este equilibrio, abriendo el camino a la conquista del lugar que corresponde al obrero, al capital humano, dentro de la Empresa, que tiene que ser una cosa armónica. Y esto se va logrando a través de nuestra legislación laboral. Por todo ello es importantísima para nosotros la gran obra del Sindicato. El Sindicato ha de ser la rueda más importante de todo este mecanismo, el cauce natural, sin mistificaciones ni explotaciones, para la colaboración de los productores en la vida del Estado, en su legislación, en el progreso de la Patria, en el logro de todos los ideales, en el bienestar y en la alegría, en todo cuanto este 18 de Julio yo deseo para España y para los españoles. ¡Arriba España!


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© Generalísimo Francisco Franco. Noviembre 2.003 - 2.006. - España -

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