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LIBRO FIRMAS

SUGERENCIAS

 

Discursos y mensajes del Jefe del Estado.


 
Palabras en la clausura de la I Asamblea Nacional de Universidades.

16 de julio de 1953.

Después de las palabras tan elocuentes del Ministro de Educación Nacional y de escuchar el relato de temas de tanto interés como los que han ocupado estos días vuestra vigilia, y antes de clausurar esta Asamblea, cúmpleme solamente deciros dos palabras para estimaros en vuestro trabajo y para enfrentaros con vuestra gran responsabilidad en esta hora.

Para nosotros no cabe una España grande con una Universidad pequeña. Que así lo pensamos lo demuestra el que, pese a las dificultades de las horas que hemos pasados en estos últimos años, de la situación en que España había quedado después de nuestra Cruzada y otras dificultades más que el mundo o el desafecto de los de fuera echó sobre nuestra Nación, en la medida de nuestros recursos, hemos venido dotando a la docencia española en general y a la Universidad en particular de los medios que cambiasen la paz y el ambiente en que hasta entonces se habían desenvuelto las instituciones universitarias. Lo que hemos hecho en estas circunstancias demuestra lo que estamos resueltos a hacer. Es decir, que yo os ofrezco todo el apoyo del Gobierno y de Nación española, las dotaciones y los estímulos indispensables para que la Universidad española recobre aquella lozanía Y aquella grandiosidad que tuvo en nuestros siglos de oro.

Vosotros sabéis bien, como hombres que especuláis con la Historia Y la Ciencia, que marcharon siempre paralelas la grandeza de la Nación Y la de la Universidad. Por ello, tal vez los que han pretendido minar aquella grandeza o destruir nuestros caminos, lo primero que han atacado ha sido la Universidad, explotando nuestras pasiones, diferencias o debilidades. Y por eso os pido a vosotros, maestros que formáis las facetas del saber, con los colores de vuestras mucetas y togas, que seáis como los colores del iris, que se funden en esa luz verdadera, incolora y grande, que es la unidad y la gloria que España necesita.

España deposita en vuestra mano la cera virgen de nuestra esplendorosa juventud, entre vuestras manos ha de conformarse, y os digo en esta hora: que cuando llevéis mi saludo a todos los claustros de las Universidades españolas, tan bien representadas por vosotros, les llevéis en correspondencia a vuestra lealtad y a vuestra fe, mi fe y mi confianza en vosotros.

Queda clausurada la Primera Asamblea de Universidades Nacionales.


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