INICIO

LIBRO FIRMAS

SUGERENCIAS

 

Discursos y mensajes del Jefe del Estado.


 
Discurso en Vitoria.

09 de junio de 1953.

Señores y alaveses todos: 

Ante todo mi gratitud por este entusiástico recibimiento, reflejo del sentir de una provincia tan laboriosa y virtuosa, como la de Álava. Si no hubiera esta provincia destacado en los albores del Movimiento empuñando las armas tras aquel glorioso batallón de Flandes, bastarían sus virtudes acendradas, su espíritu de laboriosidad y su gran amor a la Patria Una para que tuviera en nuestro corazón un puesto predilecto.

La obra de este nuevo Gobierno Civil, con esas otras condensadas en ese resumen gráfico que el Gobernador Civil me acaba de entregar, con los nuevos regadíos, las nuevas industrias establecidas, esa laboriosidad de Álava en todas sus manifestaciones, es el canto más hermoso a la paz y a la fecundidad de nuestro Movimiento.

Conforme pasa el tiempo nuestra Cruzada, con el sacrificio de nuestros mejores en la guerra de Liberación, roma dimensiones más grandes al comparar la situación en que el mundo está sumido y la paz y el bienestar que, gracias al esfuerzo y la sangre de aquellos, nosotros disfrutamos.

No podía ser nuestro Movimiento un Movimiento vacío, como tantos que se esterilizan en nuestra Historia; no podíamos esgrimir nuestras armas y mutilar incluso nuestro cuerpo para volver al mismo punto de partida, que nos conduciría a la misma situación catastrófica del año 1936. Hoy, a la vista de esta Hungría cautiva, de la Polonia sacrificada, de tantos pueblos de Europa que sufren el dominio rojo, podemos comprender mejor la dimensión de lo que hubiera sido España si las hordas marxistas hubiesen triunfado en nuestro territorio. La destrucción de una fe, la extirpación de los intelectuales, la violación de la conciencia, la persecución religiosa, la marcha en masa de los mejores ciudadanos al destierro o a la Siberia, las persecuciones más monstruosas que pueda concebir el espíritu humano, todo eso que otros sufren, estaría asentado hoy en nuestro territorio. Por eso al alcanzar la paz, al alcanzar los fecundos frutos de nuestro trabajo, hemos de cantar también el esfuerzo de nuestros mejores, de nuestros combatientes, de nuestras juventudes, de nuestras madres, de todo aquello que entregó a España lo que más amaba por esta hora de paz y plenitud.

POLÍTICA NOBLE

Pero está claro que si nosotros habíamos de variar la dirección de la marcha en que vegetaba un pueblo y evitar que se repitiesen sucesos como los pasados teníamos que construir desde los cimientos, crear una política noble, no la política de los partidos, sino la que persigue sin mistificaciones el bienestar del pueblo y por eso hubimos de construir sobre realidades, partiendo de las organizaciones naturales. Lo primero para nosotros era salvar el hombre, alumbrarle a la fe verdadera, atenderle en su nacimiento, preservarle con la sanidad, cuidarle en su crecimiento, perfeccionarle con la educación. y así se multiplicaron las Maternidades, los establecimientos de puericultura, las nuevas escuelas, los Institutos Laborales, los Colegios Mayores, las Universidades, todo lo que cuida del hombre y de su formación. Pero a este hombre, que vive en sociedad, hay que llenarle el hueco político que tiene en su pensamiento, que no puede satisfacer el viejo sistema de los partidos políticos. Si toda política ha de buscar el bienestar del pueblo, el bien mayor de los administrados, hay que buscarlo en las organizaciones naturales en que el hombre discurre, en el Ayuntamiento, en la Administración provincial, en el Sindicato, en el taller, en todas sus actividades, porque en ellas está la vida del hombre, es su verdad y no su ficción. No han de servir los hombres a los partidos, sino los partidos a los hombres, a sus intereses generales comprendidos en la Patria y al particular de su bienestar. Y ésta es la nueva política que venimos realizando. De cómo sirven a estos intereses lo tenéis en los planes de ordenación económicosocial de nuestras provincias. ¿En qué han consistido éstos? En ir a buscar a ellas, por medio de los Ayuntamientos, de las Diputaciones, de las organizaciones naturales, Hermandades de Labradores, Sindicatos y Corporaciones, de los valores individuales, las ansias todas de los pueblos de España, las aspiraciones de las regiones para traducirlas en los planes del Gobierno con la multiplicación de sus bienes y fuentes de producción y de riqueza, despertando a los pueblos de una ilusión y enrolando a todos en la gran tarea de la mejora y la salvación de la Patria.

Esta es nuestra política en el interior. Pero esta política está presidida por un signo, el signo que caracteriza. a nuestro :tiempo, el que palpita en el corazón de los pueblos, y que por no ser atendidos amenaza a toda la sociedad con las estériles y ruinosas luchas de sus clases sociales. Este factor importantísimo de lo social, de la justicia en la distribución del beneficio, del progreso económico y la seguridad social, campea en toda la política de nuestro Movimiento; mas para ello hemos de ir a la multiplicación de los bienes y de fuentes de producción, para que la realización de ese progreso económico sea una realidad. Y a donde no llega la iniciativa particular llevamos todo el esfuerzo del Estado. Hemos creado los instrumentos para realizando, y con paso seguro, dentro de las dificultades de nuestra Patria, lo vamos realizando como estáis viendo por lo hecho en esta provincia y en todas las demás de España.

NOSOTROS SERVIMOS A LA LIBERTAD, PERO DENTRO DE UN ORDEN

Mas no basta mirar al interior: las Naciones tienen su vida de relación, no viven aisladas, problema generales las acucian; ya no mirando solamente el interior. Todos los males de España en siglo y medio no nos vinieron de nuestro sentir natural: nos han venido del exterior, de las organizaciones internacionales, que llegaron a minar nuestra virtud, nuestra fe, nuestra conciencia y nuestra hermandad. Y por eso tuvimos que enfrentarnos con todo lo malo que de fuera nos vino: con los problemas del comunismo, del sindicalismo anárquico, de la masonería, con todas aquellas organizaciones que, manejadas desde el exterior conspiraban contra la seguridad de la Patria, arruinándola y fomentando nuestra decadencia. No tratábamos de cohibir la verdadera y licita libertad, sino precisamente de salvar esas libertades. Nosotros servimos a la libertad; pero dentro de un orden, libertad dentro de la jerarquía, libertad que no ataque los principios básicos de una nación ni amenace la fe, ni ataque a su unidad.

LA POLÍTICA EXTERIOR ESPAÑOLA

Y como entidad social, como nación, que tiene que vivir una vida de relación, nos hemos planteado el problema de nuestra política exterior. España fue un país creador y director de pueblos, España tuvo un papel en la sociedad europea y mundial, y lo había perdido, y nosotros tratamos de recuperarlo, de volverla al puesto que no debió dejar, de reintegrarla al concierto de lo internacional; pero no como socio transeúnte, ni de segunda fila, sino como socio de número con toldos los derechos, como corresponde a su historia, a su soberanía, a su independencia y a su dignidad. y en este camino la unidad de los hombres de España viene prestando a la Nación un gran servicio. He aquí la clave de los ataques que desde fuera se han hecho al Movimiento Nacional. Los extraños saben muy bien lo que atacan, pues conocen que en ello va la unidad y la fortaleza de España. Si a todo esto sabemos oponer el valladar de nuestra fortaleza, la unidad más estrecha entre los hombres  y las tierras de España, veréis que igual que se ganaron las batallas interiores, se ganarán también todas las batallas exteriores. Nuestra buena voluntad no tiene limites. Estamos dispuestos a convivir con todos los pueblos, a relacionarnos con todas las naciones libres, a establecer con ellas tratados de amistad y de comercio; pero dentro siempre de nuestra dignidad y del respeto a nuestras tradiciones y a nuestras costumbres, a nuestra fe y a nuestras libertades. Y en este camino encontramos el tesoro de los pueblos de América, que si desavenidos un día de nuestra Nación vuelven a ella y la miran como madre o como pedazo de nuestra propia Patria, que hoy vienen. a estrechar nuestros brazos como miembros de la misma familia hispana. Así discurre la política exterior española. No tenemos odios, ni afanes imperialistas; pero conservamos la ilusión de nuestra cultura, la fe de nuestros destinos, la seguridad de realizarlos, aspirando a ser respetados ya que se nos haga justicia.

¡Arriba España!


   ATRÁS   



© Generalísimo Francisco Franco. Noviembre 2.003 - 2.006. - España -

E-mail: generalisimoffranco@hotmail.com