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LIBRO FIRMAS

SUGERENCIAS

 

Discursos y mensajes del Jefe del Estado.


 
Discurso en la Audiencia concedida a los Delegados de Trabajo.

08 de junio de 1953.

Señores:

Es para mi una satisfacción el recibiros, el que hayáis estado reunidos cambiando impresiones sobre los problemas fundamentales del trabajo y de la inspección del trabajo en. España, y al mismo tiempo que os sintáis unidos al Régimen de España, a vuestro jefe directo y a mi, como expresan las palabras del más antiguo de vuestros componentes.

Vosotros, que estáis en contacto con las masas trabajadoras españolas, que celáis en todos los momentos del año las necesidades de esas masas trabajadoras y el cumplimiento de las leyes sociales, que sabéis del avance progresivo de estas leyes y del sentido humano de la vida en esta rama de la vida laboral, comprendéis mejor toda la inquietud de nuestro Régimen y toda la inquietud del Movimiento en esta. tarea grande de dar unidad a los hombres y a las tierras de España.

Vuestra labor fructífera a través de estos años se refleja hoy en la fábrica y en el taller. Es difícil después de una guerra civil como la que nosotros tuvimos poder superar las consecuencias de aquella guerra y las equivocaciones de un pasado. Nosotros no hemos reconvenido jamás a los obreros, a las masas trabajadoras, que en un espíritu de lucha de clases, cuando era licita, ocuparon un puesto valiente de vanguardia en la defensa de sus intereses; pero los que estamos en contacto con la vida española, los que tenemos la responsabilidad de conducir a la Nación, comprendemos que aquella -lucha de clases no solamente era estéril para la Patria y la conducta a su ruina, sino que era también ruinosa y fatal para las. propias clases trabajadoras.

SUSTITUCIÓN DE LA LUCHA DE CLASES

Nosotros. no suprimimos la lucha de clases, como sabéis muy bien, para restablecer el imperio y el poder del dinero, del empresario o de un sector de los que contribuyen a la producción sobre los otros sectores, sino que, al contrario, lo hicimos para hermanar estos sectores, para hacerlos más humanos y establecer un principio de justicia y de derecho que todos hubieran de respetar.

Es difícil la evolución de este derecho. El Derecho social amanece, se puede decir, en nuestro siglo; pero es un Derecho que tiene una filosofía, y sobre ella se asienta y se construye nuestra tarea. Ahora que no basta que exista una justicia, sino que también exista una verdad, y que ambas cosas sean reales, comprendidas por unos y otros; es necesario que la ley tenga ambiente, y por eso es la marcha lenta que llevamos, porque necesitamos ambientar las leyes, necesitamos ir conquistando a las conciencias y necesitamos, al mismo tiempo, que las leyes que vamos promulgando se cumplan estrictamente. Y no se pueden cumplir con olvidos, con aristas, sino con un sentido humano, como venís vosotros interpretando las leyes y haciéndole cumplir. Es necesario, pues, una mano de hierro en guante de terciopelo, pero es necesario que continuéis vuestra obra.

Las clases trabajadoras son económica e intelectualmente débiles, y por ser así necesitan del patronato, de la protección y del amparo en mucha mayor
escala que las otras clases, que tienen sus abogados, sus medios y malicias para poderse defender en la batalla. Todavía quedan y se conservan resabios marxistas y materialistas de la lucha de clases. y hay que ir suprimiendo esos resabios, como digo, con mano dura, pero con guante de terciopelo; es decir, que cada día sea mayor la compenetración entre los sectores de la producción, y llegaremos a esa verdadera armonía y unidad entre los hombres; los empresarios, los ingenieros, todos los técnicos y trabajadores de España. Es necesario también que hagamos comprender, lo mismo a los empresarios que a los trabajadores, que la mejora de la producción es esencial para todos cuantos vivimos en esta piel de toro. No podemos sentirnos indiferentes. Podremos llevar a la justicia a los limites más extremos; pero si somos muchos los que participamos en la vida de España y poco los medios y las producciones que tenemos que repartir, seremos siempre pobres y miserables.

Solamente el rendimiento, el esfuerzo puesto en el servicio del rendimiento y en la distribución equitativa de este rendimiento es: lo que nos puede redimir y hacer la España grande, la España libre y la España una con que soñamos.

Yo os considero, como decía el Ministro, adelantados en esta obra porque, repartidos por todas las provincias, sois el termómetro que marca la temperatura de todos estos problemas sociales tan hondos. Y existe una realidad: un Movimiento que no retrocede en esta marcha y que tiene la confianza puesta en vosotros para que se cumplan las consignas y leyes que sucesivamente iremos dictando.

Por último, me pedís una cosa bien pequeña que, además, constituye un honor para mí. De modo que tendréis lo que me pedís con todo cariño, y aceptaré, en homenaje a todos los trabajadores, esa Medalla del Trabajo porque llevo en estos momentos cuarenta y siete años sirviendo a mi Patria y trabajando. 

¡Arriba España!


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© Generalísimo Francisco Franco. Noviembre 2.003 - 2.006. - España -

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