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LIBRO FIRMAS

SUGERENCIAS

 

Discursos y mensajes del Jefe del Estado.


 
Palabras en el Ayuntamiento de Sevilla.

16 de abril de 1953.

Señor Alcalde de Sevilla y sevillanos que me escucháis:

Solamente unas palabras para agradecer las frases tan amables del Alcalde de esta bella ciudad de Sevilla, que vive tan íntimamente unida a mi corazón y a mi recuerdo. De los sucesos de mi vida, ninguno tan trascendente como el de nuestra Cruzada. ¿Cómo olvidar aquellos días primeros de la Cruzada en que, teniendo el Cuartel General en Sevilla, viví todas aquellas emociones, zozobras, esperanzas e ilusiones, las llamadas de los distintos lugares de España pidiendo que fuéramos hacia ellos? y aquí, en Sevilla, he vivido la ilusión y la esperanza de aquellas juventudes que acudían bajo mi ventana, en aquellos requetés incipientes que recorrían vuestras calles y vuestras avenidas, aquellos niños que venían a cantar al pie de mi residencia para que al final de sus cantos les diera nuestros gritos de guerra; la llegada a vuestra capital de las fuerzas que venían de Marruecos y que recibían el calor de vuestro entusiasmo. Y, en seguida, la peregrinación por las tierras de España, los saltos rápidos de la reconquista de Sur a Norte, lo mismo que un día habían venido las tropas castellanas para hacer la reconquista de Norte a Sur.

Reconquistada y liberada España, no podíamos dejar perennes las causas que habían sumido en la decadencia; soñábamos con una España más grande y más justa, y al enfrentarnos con su resurgimiento había de tener puesto de honor el resurgimiento de Sevilla, de esta capital y de esta provincia. Si España ha de ser en el futuro lo que aspiramos que sea, Sevilla tiene que agigantarse, porque Sevilla ha sido uno de los florones más ricos de la Corona española.

Yo no sé si los sevillanos se darán cuenta de lo que Sevilla representa en el resurgir de España; no sé si vosotros mismos os apercibís de la dimensión que esto ha de tener en el futuro. Es Sevilla, por privilegio de la Naturaleza, por decisión de Dios, el único puerto interior que tiene España, el camino corto para penetrar en nuestras mesetas; con las caudalosas aguas de su río, que si ayer podían ir tormentosas y salidas de cauce, mañana estarán afianzadas por los numerosos pantanos de su cuenca, y las aguas que un día fueron medio de ruina y de duelo serán oro que por las venas liquidas de las acequias irán a enriquecer las vegas, a regar los campos. y de las doscientas y pico hectáreas de regadío saldrán centenares de miles de toneladas de productos, que se transformarán en nuevas fábricas y a través del puerto, en constante ir y venir de barcos, irán a buscar su ulterior destino, sin cortar la riqueza que a su alrededor se crea y las numerosas industrias auxiliares que necesita. Es decir, que Sevilla va a ser el emporio de riqueza del futuro y que hay que prepararse para organizar esta Sevilla. En esto no podemos quedarnos atrasados; tenemos que señalarnos metas, ya que si así no lo hacemos nos sorprenderán los acontecimientos y podemos encontramos un día con el envileci miento de los productos, con el congestionamiento de los mercados, si faltan medios de transformación y vuestro río o vuestra dársena no son capaces de satisfacer las exigencias de los barcos que tienen que venir, moriremos ahogados en nuestra propia riqueza por no haberla sabido conducir.

Esto supone grandes obligaciones para Sevilla y grandes preocupaciones para los sevillanos. En estos días vendrá aquí mi Gobierno y vamos a ponemos en contacto con todos vuestros problemas, a estudiarlos y a ayudaros, a ver si en un plazo corto podemos ver en marcha la Sevilla nueva, la Sevilla imperial, haciendo volver los tiempos en que la Sevilla unida al mar constituía la cabeza de nuestras rutas imperiales.


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