09 de agosto de 1951.

Al comienzo de su información, destaca la señorita Higgins que España, país al que califica como el más reciente aliado en potencia de los Estados Unidos, repelerá enérgicamente todo ataque comunista. Dice que el General Franco añadió:

«Es lógico que prefiramos que la defensa tenga lugar lo más lejos posible de nuestras fronteras.»

Subraya, que concretamente le dijo:

«En España no hay derrotismo ni neutralismo. No somos tan locos como para creer que los comunistas soviéticos, una vez iniciado el ataque, nos harán el favor de detenerse en los Pirineos. El espíritu de resistir es lo que hace un Ejército. Tenemos este espíritu desde el más alto oficial al más modesto soldado y nos defenderemos con la ayuda norteamericana o sin ella. Pero, naturalmente, lo haríamos mejor con buen material.»

Refiriéndose a las conversaciones mantenidas con el almirante Sherman sobre un posible pacto bilateral entre España y Norteamérica, la periodista preguntó al General Franco sobre las condiciones que se establecerían en dicho convenio, a lo que el Jefe del Estado español respondió:

«Yo creo que América va a encontramos a más de la mitad del camino.»

Y añadió:

«En caso de guerra no hay limitaciones.»

La señorita Higgins añade por su cuenta que estas conversaciones señalan un cambio de la actitud norteamericana, después del periodo de aislamiento internacional de España, recordando que a la terminación de la segunda Guerra Mundial, las Naciones Unidas declaraban un boicot diplomático contra España en la esperanza de derrotar a su Gobierno, y que el General Franco consiguió, en opinión de los observadores extranjeros, canalizar esta hostilidad y convertirla en un aglutinante del tradicional espíritu de independencia español. En todo caso -añade- ha ganado el primer asalto.

Por lo que respecta a los recientes cambios interiores del Gobierno español, la respuesta del General Franco fué terminante. Dijo que periódicamente se procedía a reorganizar el Gobierno a fin de amoldarse más ajustadamente a las necesidades y deseos del país.

«Puede usted estar segura -añadió- que los cambios no han sido hechos para complacer a ningún país extranjero. Nuestra meta es la libertad económica -añadió el Generalísimo-.»

«En esta materia, la intervención no se realiza por puro afán de intervención. Todos los viernes, en los Consejos de Ministros, se discute la posibilidad de aumentar el margen de libertad económica.»

- El punto de vista del general es que, con la ayuda económica americana y subsiguiente aumento del nivel de vida, sería posible para España reducir la intervención en materia económica. El Generalísimo añadió que es injusto calificar a España de Estado policía. Hoy en día hay en España menos gente en la cárcel que en cualquier época de la Monarquía o de la República.

La señorita Higgins añade una descripción del palacio de El Pardo y del despacho que ocupa el General Franco, «cuya gran mesa aparece llena de papeles y libros. Es evidente que lee mucho y está muy informado En efecto, el Generalísimo pasó varios minutos recordándome libros que tratan sobre gran variedad de temas».