01 de
enero de 1938.
Este primer día
del nuevo año, bajo el signo de la victoria que en tierra
aragonesa acompaña a nuestras tropas, mi recuerdo se dirige a los
que vivieron bajo el cerco de Teruel días intensos de heroísmo y
sacrificio; a los que en su socorro, corriendo sobre los campos
cubiertos de nieve, vencieron y destrozaron a las fuerzas rojas; a
los que en parapeto inclemente y silencioso, viven estos días
familiares; a los que atrás lloran la falta de seres queridos y a
los que en el campo rojo esperan su liberación de nuestras
fuerzas, a todos acompaño y acompaña instante tras instante mi
espíritu en esos días históricos en que forjamos nuestra España
Imperial.
Un año para
nosotros colmado de victorias, de derrotas y fracasos para
nuestros enemigos; un Ejército en el Norte, vencido, despedazado
y cautivo; fantásticos cinturones de hierro rotos y derrumbados
por el empuje heroico de nuestras tropas; ingentes y fabulosos
reductos asturianos reducidos por nuestras columnas victoriosas;
cuatro nuevas provincias redimidas del terror rojo; nuevas
comarcas incorporadas al orden y a la paz; ricas zonas mineras e
industriales que completan nuestra ya envidiable economía. Pan'
para todos. Naciones extranjeras que entreabren los ojos a la luz
de nuestra verdad, esto fue para España el año que terminó
ayer.
Lo que yo ahora os
ofrezco no es sólo el fin de una guerra con la victoria cercana y
definitiva, son las victorias de la paz, que han de irse
produciendo con una exactitud perfecta; victoria del trigo que
ganamos para nuestros campesinos, victoria de la carne que redimirá
a nuestras clases ganaderas, victoria para los trabajadores del
mar que estamos ganando contra todos los que pretendan oponerse a
la implantación de los principios del nuevo Estados ya luchando
contra la Patria, ya regateando el pan o negando la justicia; pero
que nadie interprete estas palabras en el sentido frágil, de que
vayamos a vivir días cómodos, despreocupados. Hay larga tarea
para todos después que las armas cedan su puesto a los arados,
hay trabajo largo y penoso tras el cual alumbra el destino de la
Nueva España cuya gloria y cuyo Imperio no se forjó tampoco en
los días fáciles del pasado, sino en los de trabajo y
sacrificio, cuando nuestros caudillos y nuestros pensadores
trabajaban en vigilia tensa y con austeridad ejemplar.
¡Españoles
todos! Tened la seguridad de que este nuevo año que hoy empieza,
nos congregará a su fin en nuestros hogares junto a las grandes
tareas que den a nuestra España la gloria, la potencia y el rango
que nos. otros queremos para ella.
¡Combatientes! No
está lejos el día en que cambiéis el fusil por el libro o la
herramienta, para colaborar con quienes ya
planean afanosamente la gran obra que ha de hacer que España
sea ya siempre Una, Grande y Libre.
¡ARRIBA ESPAÑA!
¡VIVA ESPAÑA!